Michel Sauval - Psicoanalista Jacques Lacan, Seminario "La angustia", Lectura y comentarios de Michel Sauval

Notas y comentarios
Sesión del 14 de noviembre de 1962

La angustia del analista

Uno de los efectos de la divulgación del psicoanálisis, y de la enseñanza de Lacan en particular, es la circulación de frases desprendidas de su contexto, que así devienen clichés usados como aforismos o como "guía práctica".
Algunos de estos clichés remiten a las relaciones del analista con la angustia (propia y/o del paciente). Por ejemplo, uno de ellos pondera la virtud o acierto que supondría que los jóvenes analistas sientan alguna angustia "en sus primeras relaciones con el enfermo en el diván", referencia que encontramos en esta sesión (en la página 13 de Paidos).
Aprovechemos la ocasión, entonces, para precisar su contexto.

La cita remite al comentario que le hiciera a Lacan uno de sus allegados señalándole su "sorpresa" por la elección de la angustia como tema del seminario de ese año, ya "que no le parecía que diera para tanto". A lo que Lacan, no sin cierta ironía, señala que "la angustia no parece ser aquello que los asfixia" (a los analistas) pero que "sin embargo, decir que debería no sería excesivo", ya que está "en la lógica de las cosas, es decir, de la relación que tienen ustedes con su paciente. Sentir la angustia que el sujeto puede soportar los pone en todo momento a prueba".
Como se ve, ubicando el contexto, no hay mas virtuosidad ni buenos augurios en la angustia que pueda sentir un analista que la que se desprende de la ironía con la que Lacan busca sacudir la comodidad o necedad de aquellos que, como su allegado "sorprendido" por la elección del tema del seminario, desconozcan la "lógica" de la relación con el paciente.

Ahora bien, ¿cuál es esa "lógica"?, y ¿cuál es la estrategia o conducta en la que acostumbrarían "refugiarse" los analistas?
La primer pregunta que plantea Lacan es la siguiente: "Esta angustia que ustedes saben, al parecer, regular tan bien en ustedes, ¿es la misma que la del paciente?"
Para abordar la cuestión conviene comenzar precisando un problema de "traducción", ya que Paidos ha eliminado algunos términos del texto francés. La versión Seuil (coincidente en este punto con la estenotipia) dice: "Cette angoisse que vous savez, semble-t-il, si bien régler et tamponner en vous qu’elle vous guide, est-ce la même que celle du patient ?" (subrayo lo que Paidos eliminó), cuya traducción sería: "Esta angustia que ustedes saben, al parecer, regular tan bien y taponar en ustedes, que los guía, ¿es la misma que la del paciente?"(
1)
¿Porqué Paidos quitó "taponar" ("tamponner") y "que los guía" ("qu’elle vous guide")? ¿Qué pretende aportar con esta "corrección"?

Repasemos las preguntas planteadas en torno a la "comunicación de la angustia": ¿En qué consistiría "taponar" la angustia? ¿Cómo "guía" la angustia al analista? ¿Es esa angustia la "misma" que la del paciente?

El problema es reformulado en la página 15 en los siguientes términos: "¿a quien ponen ustedes a salvo? (qui ménagez-vous?)", con ese "taponamiento" y "regulación" de la angustia. A lo que Lacan responde: "Al otro sin duda, pero también a ustedes mismos. Estos dos poner a salvo, (ménagements) no porque se recubran debemos dejar que queden confundidos. Esta es incluso una de las metas que se les propondrán al final del discurso de este año" (subrayado en Paidos) (2).
El "poner a salvo" es la traducción que propone Paidos tanto para el verbo "ménager" - cuyo significado es "Utiliser avec réserve, modération; économiser, épargner" ("utilizar con reserva, moderación; economizar, ahorrar") - como para el sustantivo "ménagement" - cuyo significado es "Art de bien diriger, de bien conduire quelque chose; Attitude, manière d'agir avec beaucoup d'égards, de réserve envers quelqu'un" ("arte de dirigir bien, de conducir bien algo; actitud, manera de actuar con mucho cuidado y reserva para con alguien") (
3)

Si ahora relacionamos estos fragmentos de texto de las páginas 13 y 15 (de Paidos), el "poner a salvo" ("ménagement") se correspondería con la "regulación" y "taponamiento" de la angustia. Con lo cual, volvemos a las preguntas de hace poco.

Para precisar estos problemas quizás resulte útil acudir a la sesión del 14 de junio de 1961, del seminario sobre la transferencia (sesión titulada "La angustia en su relación con el deseo", en la edición Paidos), donde Lacan ya ha trabajado la relación entre la posible angustia del analista y la posición del deseante.

Según la célebre expresión de Freud, el yo es el genuino "almácigo" (4) de la angustia. En términos del álgebra lacaniana, esto implica que la señal de angustia se produce "en algún lugar que puede ocupar i(a), el yo en cuanto imagen del otro, el yo, fundamentalmente, como función de desconocimiento" (5).
Por esa razón, la angustia a la que están abiertos los sujetos no es únicamente interna al sujeto. Si la angustia es una señal, ello significa que puede provenir de otro: "lo propio del neurótico es ser a este respecto (...) un vaso comunicante. La angustia a la que se enfrenta vuestro neurótico, la angustia como energía, es una angustia que él está muy acostumbrado a ir a recoger a montones, a derecha e izquierda, en uno u otro de los A mayúscula con los que se enfrenta. Es tan válida y útil para él como la de su propia cosecha. Si no lo tienen ustedes en cuenta en la economía de un análisis, cometerán grandes errores. En muchos casos tendrán que romperse la cabeza para saber de dónde viene, en determinada ocasión, cierto pequeño resurgimiento de angustia, cuando menos se lo esperan" (
6).

"Lo que implica esta advertencia es que su angustia, la de ustedes, no debe intervenir. El análisis debe ser aséptico en lo que a su angustia se refiere". En efecto, la angustia del analista es lo que podría aparecer cuando el sujeto "va a buscar la vía de su deseo en el Otro que ustedes son para él" (7). ¿En qué debe consistir, entonces, la "abstinencia" del análisis, la "versagung" (denegación) del análisis?
"La fecunda Versagung del análisis, ¿no es esto, que el analista le rehúsa al sujeto su angustia, la suya, del analista, y deja desnudo el lugar adonde es llamado como otro para dar la señal de angustia?" (
8).

¿Que implica esto?
Recordemos que, aunque la angustia se produzca tópicamente en el lugar definido por i(a), la señal de angustia tiene un vínculo absolutamente necesario con el objeto del deseo. En términos del álgebra del fantasma, la angustia se produce cuando el investimiento de a se traslada al $. Ahora bien, en el fantasma, el lugar donde el sujeto podría captarse en cuanto tal como deseante, siempre está reservado y, por eso mismo, está habitualmente ocupado (no forzosamente, pero si las más de las veces) por su homólogo del piso inferior del grafo, i(a).
El analista es quien debería "sostener el lugar del puro deseante, es decir, abstraerse, escamotearse él mismo en la relación con el otro, de cualquier suposición de ser deseable" (
9). Rehusar su angustia forma parte de esta operación de dejar desnudo el lugar donde es llamado como i(a).

Aquí es donde Lacan hace una de las sugerencias que, como señalábamos al comienzo de este comentario, ha pasado a formar parte de las "guias prácticas" del analista.
Si la angustia es "una relación de sostén respecto al deseo, allí donde el objeto falta", invirtiendo los términos, el deseo "es un remedio para la angustia". Por lo tanto, "el apoyo que se encuentra en el deseo, por incómodo que sea, con toda su retahila de culpabilidad, es de todas formas algo mucho más cómodo de sostener que la posición de angustia, de tal forma que, en suma, para alguien un poco astuto y experimentado - me refiero al analista - es conveniente tener siempre a mano algún deseo bien provisto, para no exponerse a poner en juego en el análisis un qauntum de angustia que no sería oportuno ni bienvenido" (
10) (he subrayado la frase que se ha transformado en "guía práctica")

En la sesión del 27 de febrero de 1963, en este seminario sobre la angustia, la angustia del analista aparece en el análisis de un caso de histeria

Notas

(1) No se porqué Rodriguez Ponte propone traducir "tamponner" por "enjugar". En una nota a pie de página señala que Irene Agoff "opta por otro sentido de tamponner: taponar", como si el "enjugar" que él propone fuera, "obviamente", uno de los sentidos posibles y alternativos. Sin embargo, esos sentidos son muy distintos.
"Enjugar" (d
el latin exsucare, dejar sin jugo) quiere decir "Quitar la humedad superficial de algo absorbiéndola con un paño, una esponja, etc.".
"Tamponner" ("Boucher, fermer à l'aide d'un tampon") quiere decir lo mismo que en castellano "taponar" ("Cerrar con tapón un orificio cualquiera")
¿Cómo se le ocurrió a Rodriguez Ponte esta traducción? No lo se.

(2) El texto de la estenotipia es: "¿qui ménagez-vous? L'autre, sans doute, mais aussi bien vous-mêmes et ces deux ménagements pour se recouvrir ne doivent pas être laissés confondus. C'est même là une des visées qui à la fin de ce discours vous seront proposées".

(3) A semejanza de Paidos, Rodríguez Ponte también utiliza una sola expresión para traducir tanto el verbo "ménager" como el sustantivo "ménagement", pero él propone esta otra expresión: "poner en juego", cuya semántica es mas bien opuesta, ya que "poner en juego" implica arriesgar, exponer. Lo que peca Paidos de exceso en cuanto a resguardo y cuidado, Rodriguez Ponte lo multiplica en un sentido completamente opuesto. Me parece que si nos tuviéramos que atener a alguna de estas dos traducciones, la de Paidos es mucho mas coherente con los sentidos de "ménager" y "ménagement"

(4) Almácigo: Lugar donde se siembran y crían los vegetales que luego han de trasplantarse.

(5) Jacques Lacan, El Seminario, Libro VIII, "La transferencia", Editorial Paidos, página 404

(6) Idem, páginas 407/8

(7) Idem, página 408

(8) Idem, página 410

(9) Idem, página 410

(10) Idem, páginas 411/12

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