Michel Sauval - Psicoanalista Jacques Lacan, Seminario "La angustia", Lectura y comentarios de Michel Sauval

¿Inhibición, Síntoma o Angustia?

Flora Salem

Jornadas Aniversario "30 años de Escuela (1974-2004)".
Escuela Freudiana de Buenos Aires
1, 2, 3 y 4 de Julio de 2004.
http://www.efba.org/texto-detalle.asp?IdArticulo=845

Dice Lacan en su texto Función y campo de la palabra en psicoanálisis "La técnica psicoanalítica no puede ser comprendida, ni por consiguiente correctamente aplicada si se desconocen los conceptos que la fundan". Este aforismo orienta sobre el sentido de la teoría en la dirección de la cura, esto es la necesariedad de apropiarse de los conceptos para sostener la práctica. De los muchas teorizaciones de las que nos servimos en un análisis, me propongo, partir de un caso clínico, para dar cuenta de los conceptos de inhibición, síntoma y angustia, intentando situar diferentes matices de cada uno de ellos, que conllevan diferentes intervenciones por parte del analista.

C. acude a la consulta a los 60 años. El motivo de la misma es que se sentía muy angustiada e imposibilitada de hacer las cosas que habitualmente hacia, dar clase, escribir trabajos científicos, participar en congresos y jornadas profesionales. Cuando exponía en forma oral solía quedarse con la mente en blanco y no podía continuar, otras veces se escuchaba diciendo cosas que no tenían relación entre si. También tenia dificultades en la expresión escrita, cuando armaba un texto, al releerlo le parecía que el desarrollo del trabajo no tenia ninguna lógica. Hacia varios años que estaba medicada con ansiolíticos, pero sus dificultades continuaban y decide hacer la consulta conmigo.

C. era titular de una cátedra y jefa de departamento de una importante universidad, su trabajo e investigaciones se relacionan con el reconocimiento de terrenos y su posterior mapeo. Los cargos que tenía los había ganado por concurso, había publicado muchos trabajos, tanto en nuestro país como en el exterior, y se había ganado el reconocimiento, respeto y estima de sus maestros, colegas y alumnos. En el momento de la consulta no se sentía merecedora del afecto y el reconocimiento que le proferían.

Había nacido en el norte de Italia, siendo la mayor de dos hermanos. Acerca de su nacimiento relata que su madre solía contarle de su desilusión por haber tenido una hija mujer, y de que a causa de una doble circular de cordón casi muere en el parto, mientras contaba esto jugueteaba con un echarpe que hacia una doble vuelta sobre su cuello. Como nos hace ver, aun no se había liberado del cordón.

Cuando tenia 3 años, su padre debe ir a la guerra y muere en la estepa rusa defendiendo al régimen de Musolini a pesar de ser demócrata. La muerte del padre de C. produce una profunda depresión en la madre de ella a raíz de la cual deja de ocuparse de sus hijos, situación que perdura hasta que su suegra la convoca ocuparse de ellos. Lo hace, y decide aceptar el llamado de su padre y emigrar a la Argentina. Para salir de Europa debieron transitar gran parte de la misma a pie, pasando parte del tiempo en campos de refugiados, finalmente llegan a nuestro país cuando C. tenia siete años instalándose en casa de su abuelo materno. Los cuatro convivieron allí hasta la muerte del abuelo. La adaptación no fue fácil, a pesar de que su inteligencia le posibilitó aprender a hablar y escribir castellano rápidamente. Siempre se sintió extraña, al principio por no entender el idioma, pero luego por no poder apropiarse de lo usos y costumbres y cultura de nuestro país. Al respecto solía explicarme que los nacidos al norte de Italia eran gente muy fina y muy culta, por haber recibido la influencia centro europea, esto es las luces germánicas anteriores al advenimiento del fascismo, de ahí que hablasen varios idiomas, escuchasen ópera, y en lo político sean demócratas. Sus padres pertenecían a un grupo de alpinos, libre pensadores amantes y respetuosos de sus raíces. El modo en que solía relatar esto transmitía un estilo cierta degradación para con las otras culturas.

Su madre y su abuelo procuraron a C. y su hermano una educación basada en estos principios centro europeos. Fue una excelente alumna tanto en las ciencias como en las artes, le apasionaba comprender el porqué de las cosas, por lo cual deseaba ser científica. Hizo la escuela secundaria nacional y la de Bellas Artes. Gozaba con el contacto con la naturaleza. Es a partir de esto elige una carrera universitaria, creando una especialidad dentro de la misma, que le posibilitó el trabajo en el campo y especialmente en Patagonia. En sesión solía contar como sentía los colores en la piel, y como la reconfortaba el viento y la aridez del sur, de estos goces decía que eran estupideces. Fue un hito importante en su análisis legitimarle su derecho a gozar con lo que quisiera.

En su infancia y adolescencia tuvo pocas amigas y su único noviazgo fue a los cuarenta años. Desde chica había decidido no tener hijos, porque era muy difícil criarlos, además ella prefería la libertad del campo. De la relación con su madre decía que peleaban mucho, pero que ella era la única que comprendía su sensibilidad. De su abuelo recordaba actitudes de degradación por no ser femenina como el quería que sea.

Desde las primeras entrevistas relato un sueño, que se repitió en distintos momentos de su vida: "ella se encontraba en una habitación, donde el piso y las paredes se veían esfumadas, como si no existieran, solo se veía claramente la puerta". Así se sentía ella, sin límites, sin sostenes, ni referentes. Este sueño me indica en qué posición se encontraba ella, y que mi posición para estos momentos del tratamiento debía ser crear con ella suelo y paredes que le sirvieran de marco.

¿Que había sucedido? ¿Como había llegado a esta situación? C. habia tenido cuatro operaciones de columna a causa de un quiste en el sacro, y le costó mucho rehabilitarse de los dolores y trastornos de locomoción que había padecido. A raíz de estos problemas de salud, no pudo presentar las conclusiones de un trabajo de investigación que venia realizando, y se sentía una ladrona porque ya había cobrado los honorarios. Y a partir de esto se profería toda serie de reproches, decía haber hecho todo mal, que su vida no tenia sentido y se sentía muy desgraciada por no tener la valentía de tirarse por la ventana. En lo formal aun estaba a tiempo de presentar las conclusiones de su investigación, pero decía que no tenia elementos para lograrlo. En estas circunstancia la angustia la desbordaba, sentía que era su ruina personal y laboral, pero ni siquiera intentaba escribir una línea del trabajo.

Su actitud hacia mi era de extrema amabilidad, siempre llegaba a horario y si alguna vez se demoraba unos minutos se deshacía en disculpas. Decía que para los argentinos esto era habitual, pero para ella faltar o llegar tarde era una falta de respeto. En general, en algún momento de la sesión, y sea cual fuese el tema que estuviésemos hablando, comenzaba a decir que no servía para nada, sea porque no comprendía algo, y cuando lograba comprenderlo porque no lo había entendido antes, y que así no valía la pena seguir y que lo mejor que podía hacer era tirarse por la ventana. Frente a estas quejas, reproches y amenazas, la única intervención que resultaba eficaz era decir "pará, así no se puede". Para mi sorpresa abandonaba la queja y seguía el trabajo analítico. En muchos momentos pensé que se quejaba para que yo la pare, y me pareció necesario jugar este juego en lo real de la escena transferencial.

No era la primera vez que C. se sentía con la mente en blanco, y con sensaciones de perdida del interés y del sentido de la vida. Este estado era muy similar al que había padecido en tiempos de la guerra de Malvinas. Para esta época C. habia dirigido un equipo de trabajo en Patagonia con el cual tuvo grandes dificultades, que provocaron la disolución del grupo antes de finalizado el trabajo. Por otro lado, forma por primera vez una pareja, con la cual es muy feliz, pero que se interrumpe porque el decide vivir en el exterior y ella no se anima a acompañarlo.

C. decía que estar en guerra la enfermó. A mi entender la guerra significaba para ella la muerte de su padre, y el abandono de su madre. El trabajo en análisis le posibilita dimensionar lo traumático que debía haber sido para ella, niña de tres años, perder a su padre, y soportar el desinterés de su madre. Como su sueño lo delata, era quedar sin piso ni paredes. El trabajo en transferencia intentaba acercar alguna letra, acerca de las ideas, sensaciones y sentimientos que ella, una niña, debió haber sentido, tanto por la muerte de su padre, el abandono de su madre, como en la travesía a pie por Europa en tiempos de la segunda guerra mundial. Me ocupé especialmente de provocar en C. una mirada amable hacia esta niñita sola que era ella. De este modo pudo identificar, que si bien su madre había sido muy solicita cubriendo sus necesidades, y acompañándola en sus estudios, no así en lo afectivo, y que era ella la que seguía atada a su madre. Se va abriendo la pregunta acerca del porque C. sostenía esta atadura.

Esta actitud materna se reflejaba especialmente, en la falta de investimento de su yo corporal. C. jamás logró verse bonita, era enfermiza, padecía problemas de vista, enfermedades de la piel, terribles dolores menstruales, de mas grande sufría de problemas gástricos, hipertensión, contracturas Cada vez que se enfermaba, sea un resfrío o a una indigestión, se asustaba mucho. El modo en que presentaba los padeceres a causa de su cuerpo me llevó a formular la hipótesis de la existencia de un déficit en la constitución del un imaginario corporal a partir del cual poder verse bella, fuerte y valiosa. A mi entender estas son las heridas de guerra de C., heridas en la constitución narcisista. Al respecto dice C. del discurso materno, ella deseaba un varón, luego se deprimió y nos abandono. Estos decires ubican el déficit en el primer tiempo de alienación. C., por ser mujer no logra representar el falo imaginario de su madre, no logra constituirse en su falta. El abandono materno a causa de la depresión reeditaría este déficit en los primeros tiempos de alienación. La ausencia de perspectiva en la mirada materna abona el terreno a la constitución de un ideal del yo extremadamente rígido por lo cual, cuando tiene dificultades laborales o de lazo social, y no puede responder al ideal de perfección, o se enamora y no es el varoncito que deseaba su madre, el superyo se hace mas cruel y exigente y la lleva a identificarse a un desecho que debe tirarse por la ventana.

De a poco el trabajo de análisis le posibilita situar la crueldad de su abuelo y tías cuando ella no respondía al ideal de mujer de la familia, y la crueldad de su madre siendo indiferente a estos abusos. Es a partir de esto que va logrando establecer lazos sociales y de trabajo con sus colegas. De a poco logra encontrarse con sus semejantes sin sentir una angustia arrasadora que llegaba a provocarle no poder comprender lo que se estaba hablando.

A medida que se va situando en el análisis la angustia automática provocada por la crueldad del superyo tenia menos dificultades para dar clase, presentar ponencias en jornadas de su especialidad y realizar algunos trabajos de campo, en el interior del país. Luego de cada viaje dedicaba varias sesiones a relatar las dificultades que había tenido, con sus pares, y amenazaba con abandonar el análisis, porque todo seguía igual. A mi entender estos reclamos sitúan el amor de transferencia, haberla dejado ir, era señal de falta de amor y cuidado.

Reaparecen episodios en los que queda con la mente en blanco dando clase, sus asociaciones la llevan a la estepa rusa, lugar donde estaba enterrado su padre, ella había viajado a ver la tumba, las señas habían desaparecido, por lo cual toda la blanca estepa indicaba la sepultura. Por esta vía logra servirse del padre. Comienza así, un nuevo tiempo en el que puede reconocer en ella rasgos paternos por ejemplo, el amor por la montaña y la naturaleza y la afición por la fotografía.

Hasta aquí el caso clínico y algunas de las operaciones, que posibilitaron algunos avances.

A partir de lo expuesto, ¿cómo pensar la sintomatología que lleva a C. al análisis? Se trata de una inhibición que, como dice Lacan, no afecta a una función sino a un sujeto. Al respecto dira "estar impedido es un síntoma e inhibido un síntoma puesto en el museo….del lado de la etimología, de ella me sirvo cuando me sirve, también impedicare quiere decir, tomado en la trampa….en la trampa del narcisismo. Reza el mandato superyoco". Asi como tu padre debes ser, así como tu padre no debes ser" Este mandato si no es proferido desde una vertiente amorosa, que lo vacíe de severidad y rigor, ocasiona como en el presente caso, la constitución de un superyo identificado a la crueldad de la que fue objeto el infans respondiendo con severidad y crueldad cada vez que las conductas del sujeto no se correspondan con el ideal. Esta es la trampa del narcisismo propuesta por Lacan. Solo el yo que responde a la imagen especular es digno de amor, el resto es desechable. La ausencia de una mirada materna que pudiera biendecir aquello que no se reflejaba en el espejo de su deseo, somete al hijo a profundos estados de angustia de características automáticas si no se corresponde con el yo ideal, en función de que el sujeto queda identificado al desecho. En este caso la inhibición seria secundaria a un proceso de características melancólicas, y se correspondería con conductas cuyo fin es evitar un estado angustioso, proferido por el hostigamiento del superyo. Otras veces la inhibición se relacionaría con síntomas neuróticos y en tanto tal, significantes. El historial de C. nos posibilita situar como un mismo síntoma, en este caso la mente en blanco a la hora de hablar, es primero un síntoma puesto en el museo, para luego pasar hacer un síntoma en transferencia. Como síntoma en el museo, propongo que el analista debe operar por la vía de la construcción, en función de que el analizante no tiene a su disposición los significantes que le posibilitarían la resolución de la inhibición. Como síntoma en transferencia es la vía interpretativa la que operara para la disolución de la inhibición. A mi entender este pasaje de síntoma en el museo a síntoma en transferencia fue posibilitado por algunas intervenciones en lo real que realice tales como decir "pará" a los excesos, conducta que fue sentida por la paciente como cuidados.

Es la angustia la que indica la dirección de la cura, entendiendo que no todas las angustias denotan lo mismo. Algunas señalan al objeto, en sus diferentes especies. Otras de naturaleza automática son indice de conmoción de la estructura narcisista. Diferenciar de el tipo de angustia posibilitaría implementar diferentes tipos de intervenciones del analista. Las mismas estarían destinadas a lograr un pase de la angustia automática a la angustia señal.

Es en función de estas premisas que propongo delimitar en el caso por caso las especificidades de cada inhibición y síntoma que presente el sujeto, siendo la angustia la que señaliza si realizar intervenciones en lo real, lo imaginario y simbolico en función de la conmoción de la estructuración narcisista de cada uno de los momentos del análisis.

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