Michel Sauval - Psicoanalista Jacques Lacan, Seminario "La angustia", Lectura y comentarios de Michel Sauval

Notas y comentarios
Sesión del 15 de mayo de 1963

Separtición

El objeto a, funcionando como resto de la dialéctica entre el sujeto y el Otro en el campo del deseo, está por definirse en otros niveles además de los objetos de la teoría freudiana - oral, anal y fálico. Por ejemplo, el deseo vinculado a la imagen, que "es función de cierto corte sobrevenido en el campo del ojo" (1),

Como vimos, el deseo está vinculado a la función del corte y se sostiene y anima en su relación con la función del resto. La no coincidencia del lugar de la falta - a la que está ligada la satisfacción - con la función del deseo - en tanto estructurado por el fantasma, por la vacilación del sujeto en su relación con el objeto parcial - es lo que crea la angustia. Por eso, Lacan buscará localizar, en cada etapa de la estructuración del deseo, lo que llamará "el punto de angustia" (2), puesto que la vía de la angustia es la única que permite aclarar la función del objeto en relación al deseo

Lacan señala que el resultado que ha tenido para la teoría psicoanalítica el impasse, el obstáculo en que concluye la experiencia de Freud sobre el complejo de castración, ha sido un reflujo, una regresión, a buscar el último resorte de la pulsión, su funcionamiento más radical, en el nivel oral. La pulsión oral podría considerarse cronológicamente original, pero aún falta justificar que también sea estructuralmente original, si es a ella que quisieramos reconducir "la etiología de todos los tropiezos de los que nos ocupamos" (3) y explicar su funcionamiento actual como un modo metafórico de abordar lo que pasa a nivel del objeto fálico. Metáfora que ha permitido elidir lo que jamás fue resuelto por Freud en último término respecto del funcionamiento del complejo de castración, es decir, permitir hablar de ello sin encontrarse con el impasse. Pero si la metáfora es justa, cabe precisar porqué es sólo metáfora.

Lacan ya había buscado precisar la función del corte del objeto, el lugar de la satisfacción y del de la angustia. El paso que quiere dar ahora es la articulación entre el a funcionando como - - es decir, el complejo de castración - y el nivel visual o espacial, donde mejor se puede apreciar qué significa "el engaño del deseo". Y es para hacer funcionar ese pasaje que Lacan retorna al análisis de la pulsión oral, "para precisar bien donde está, en ese nivel, el corte" (4) .

El acto original del que depende la supervivencia biológica del sujeto en el orden de los mamíferos es la succión. En los labios encontramos funcionando lo esencial de la estructura de la erogeneidad, la función del borde. Los labios, encarnación misma de un corte, también nos evocan lo que hay al nivel de la articulación significante, el nivel de los fonemas, en particular los más cercanos al corte, los elementos consonánticos, que "se modulan esencialmente a nivel de los labios" (5). Los labios son también el lugar donde simbolicamente puede ser retomada la función del corte bajo la forma de rituales, o el elemento, al nivel de ritos de iniciación, que podrá ser atravesado, triturado de mil maneras. Y detrás de los labios, están los dientes y la mordida, a lo que habitualmente se asocia la temática agresiva, y también el aislamiento fantasmático de la extremidad del seno, el pezón.

Placenta y mama

Ya en la sesión del 6 de marzo, cuando abordó el tema de la caducidad y estatuto real de ciertos objetos, como la placenta (ver notas y comentarios), Lacan adelantó que toda la dialéctica del destete, de la separación, debería ser retomada en función de la separación primordial, la del nacimiento.

El corte no está condicionado por la agresión sobre el cuerpo materno. El corte es interior a la unidad individual, primordial, tal como se presenta al nivel del nacimiento, donde el corte se hace entre lo que devendrá "el individuo lanzado al mundo exterior" y sus "envolturas". Estas envolturas son parte de él mismo ya que, en tanto elementos del huevo, son homogéneas con lo que se produjo durante el desarrollo ovular, son prolongaciones directas de su ectodermo y de su endodermo. "La separación se hace en el interior de la unidad que es el huevo" (5).

Lo que especifica el desarrollo del huevo en la casi totalidad de los mamíferos, es una placenta especial, que se llama chorio-alantoidea, es decir, un tipo de placenta en que el huevo, en su posición intrauterina, se presenta en una relación semi parasitaria del organismo de la madre. En los marsupiales (canguros, comadrejas, etc.), la placenta es chorio-vitelina. Y los monotremas (ornitorrinco, equidna, etc.), aunque mamíferos, tienen huevos sin relación placentaria con el organismo materno. La mama existe, tanto para los monotremas como los marsupiales y los placentarios.

Lo que Lacan busca ilustrar con estas referencias biológicas es que la mama se presenta como algo intermediario, que el corte debe ubicarse entre la mama y el organismo materno.
La relación entre el infante y la mama es homóloga a la relación parasitaria que ilustra la placenta. Es decir, el infante y la mama están del mismo lado, y la mama es algo adosado, implantado sobre la madre. Y esto es lo que le permite a la mama "funcionar estructuralmente al nivel del objeto a" (6).
Ese objeto a es algo de lo que el niño es separado de un modo interno a la esfera de su propia existencia. El lazo de la pulsión oral se hace en relación a ese objeto amboceptor. Es lo que habitualmente designamos como objeto parcial, el seno de la madre.

Punto de angustia y punto del deseo

El punto de angustia, por su parte, se encuentra más allá de esta esfera de existencia, al nivel de la madre. La angustia de la falta de la madre es la angustia del agotamiento del seno.
El punto de angustia no se confunde con el lugar de la relación al objeto del deseo.

El objeto a es un objeto separado, no del organismo de la madre, sino del organismo del niño. La relación de falta en relación a la madre se encuentra más allá del lugar donde se juega la distinción del objeto parcial que funciona en la relación de deseo. Tenemos así distinguidos dos puntos originales en la organización mamífera: la relación con la mama, que seguirá siendo estructurante para el sostén de la relación con el deseo, y se convertirá ulteriormente en objeto fantasmático, y por el otro lado, la situación en el Otro, a nivel de la madre, del "punto de angustia como siendo aquel donde el sujeto tiene relación con la falta de aquello a lo que está suspendido" (7).

Claro que la relación con el objeto es un poco más compleja. Basta recordar la existencia, en la función de la succión, junto a los labios, de la lengua, que alimenta las homologías con la función fálica y su disimetría singular: por un lado, en la succión, juega el rol esencial de generar la aspiración y sostener el vacio, y por otro lado, es lo que, saliendo fuera, ofrece la posibilidad de una eversión de lo que seria el más profundo secreto del interior, como un guante del revés.

Que el punto de angustia se ubica más allá del lugar donde se asegura el fantasma en su relación esencial con el objeto parcial, es lo que aparece en la prolongación del fantasma que se expresa en la imagen de la función del vampirismo. Aunque el niño en ningún momento es con sus dientes que va a buscar su alimento, la imágen del vampiro, por mítica que sea, revela, por el aura de angustia que lo rodea, la verdad de esa relación más allá, "la dimensión de una posibilidad de la falta realizada más allá de lo que la angustia encubre de temores virtuales, el agotamiento del seno" (8).
Eso es lo que permite distinguir el punto de angustia del punto de deseo, lo que nos muestra que, a nivel de la pulsión oral el punto de angustia está a nivel del Otro.

Lacan retoma la fórmula usada por Freud, "la anatomía es el destino" (9), para señalar su posible pertinencia en la medida en que se le de al término "anatomía" su sentido estricto y etimológico, es decir: "ana-tomia" (10), la función del corte.

E inventa el término "separtición", para designar la partición en el interior, que se encuentra, desde el origen, y desde el nivel de la pulsión oral, inscripto en lo que será estructuración del deseo.

Notas

(1) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Edición Paidós, página 249

(2) Idem, página 250

(3) Idem

(4) Idem, página 251

(5) Idem, página 252

(6) Idem, página 253

(7) traducción de la estenotipia.
Página 255 de la edición Paidós

(8) traducción de la estenotipia.
Página 256 de la edición Paidós

(9) Freud parafrasea esta cita de Napoleón, en "Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa" (Obras Completas, Tomo XI, Editorial Amorrortu), y en "El sepultamiento del complejo de Edipo" (Obras Completas, Tomo XIX, Editorial Amorrortu), en referencia a la diferencia sexual.

(10) "anatomia", deriva del latín "anatomia", y del griego. ἀνατομία [anatomía]; derivado del verbo ἀνατέμνειν [anatémnein], ‘cortar’ o ‘separar’, compuesto de ἀνά [aná], ‘hacia arriba’​ y τέμνειν [témnein], ‘cortar’

Vover al índice de notas y comentarios de la sesión del 15 de mayo de 1963