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Michel Sauval - Psicoanalista Jacques Lacan, Seminario "La angustia", Lectura y comentarios de Michel Sauval

Notas y comentarios
Sesión del 28 de noviembre de 1962

El mundo y la escena

El punto de partida para esta reflexión de Lacan, es el último capítulo del libro "El pensamiento salvaje", de Claude Lévi-Strauss (1), titulado "Historia y dialéctica", donde critica la idea sartreana de la primacía del conocimiento dialéctico, progresivo, cambiante (razón dialéctica) en contraposición al conocimiento estable, sistemático y analítico (razón analítica), ya que su análisis de las sociedades primitivas lo lleva a dar la primacía al segundo, en términos en una legalidad simbólica operando más allá de la consciencia de los actores.

La posición de Lacan, respecto de Lévi-Strauss, es de alianza y crítica.
La alianza viene por el costado del estructuralismo. Es decir, no hay una historia que sea equivalente a los hechos. La historia está contada. Siempre partimos de una base que es el lenguaje, y no hay identidad entre lo que se relata y las cosas de esos relatos. Pero, paradójicamente, esto es lo que también le critica Lacan a Lévi-Strauss cuando este llega al punto de hacer equivaler la estructura simbólica con la materialidad del cerebro. En efecto, de última, para Lévi-Strauss, no habría nada específicamente humano pues las leyes del simbolismo serían las leyes de la materia. Con lo cual, termina representando un duplicado del materialismo vulgar del siglo XVIII (
2)

Lacan se apoya en este debate para asociar ese funcionamiento de estructura con el inconsciente freudiano en términos de "eine anderer Schauplatz, otra escena", en tanto "modo constituyente (...) de nuestra razón" (3). Y en el camino de discernir la estructura de dicha razón propone tres tiempos.

En el primer tiempo "hay el mundo". ¿En qué consiste ese "mundo"? Lo esencial de ese "mundo", es que está perdido, ya que no hay subjetividad asociada. Con lo cual, lo primero que verdaderamente tenemos es la escena primera, que es el segundo tiempo. Esa escena se construye con fragmentos, y todavía no vale como historia. Es el escenario, el marco por donde ver la "realidad", el escenario donde montar las escenas y la historia. "Todas las cosas del mundo entran en escena de acuerdo con las leyes del significante, leyes que no podemos de ningún modo considerar en principio homogéneas a las del mundo" (4).

Podemos asociar estos tiempos del "mundo" y la "escena" a los tiempos del estadio del espejo. El primer mundo material es equivalente al real biológico del recién nacido, donde no contamos con ninguna subjetividad. Esta subjetividad recién surge a partir de la imagen. El valor morfogénico de la imagen ubica la subjetividad como efecto de esta imagen. Las identificaciones imaginarias y simbólicas de esta imagen conforman esa primera escena, a partir de la cual pueden montarse otras escenas.

Resumiento, entonces: "primer tiempo, el mundo. Segundo tiempo, la escena a la que hacemos que suba este mundo. La escena es la dimensión de la historia. La historia tiene siempre un carácter de puesta en escena" (5)

Una vez que la escena prevalece, "lo que ocurre es que el mundo entero se sube a ella", y recién a partir de ahí podemos llegar a preguntarnos cuanto le debe eso que llamamos "mundo" al comienzo, "a lo que le viene de vuelta de dicha escena" (6). ¿Que es lo que le viene? Los restos de los mundos que se han ido sucediendo.

Finalmente, llegamos así al tercer tiempo, el de la escena sobre la escena, que ejemplificará con la referencia a Hamlet (ver notas y comentarios).

Notas

(1) Claude Lévi-Strauss, "El pensamiento salvaje", Fondo de Cultura Económica, México 1964 (disponible aquí)

(2) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, página 43

(3) Idem, página 42/3

(4) Idem, páginas 43

(5) Idem, páginas 43/4

(6) Idem, página 44

 

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