Comentario de Textos

Lectura y comentario de
"La cosa freudiana"

Disponible también en formato PDF
Michel Sauval - La relación de exclusión

Cuarta Parte (x)

Algunas preguntas previas

- Gustavo : Quería preguntarte acerca de la elección forzada en la alienación. Mas precisamente acerca del ejemplo de "la bolsa o la vida". No entiendo como se aplica ahí la operación de reunión, y en qué sentido se trata de una elección forzada.

- Michel : Tratemos de ordenar logicamente las cosas, y así se van a entender. De paso esto nos va a permitir ir pasando del estilo Heideggeriano con que trabajamos la vez pasada a un estilo mas lógico.

La bolsa es un elemento común de dos conjuntos : la bolsa y la vida.

El conjunto bolsa tiene un solo elemento : la bolsa (amen del conjunto vacío, que es parte de todo conjunto, y que va a ser el operador secreto en todo esto).

El conjunto vida tiene mas de un elemento : al menos la bolsa y la vida (y los demás elementos que pudiera haber en el conjunto vida)

Cuando digo "la bolsa o la vida", lo que no se percibe es que estoy jugando con las confusiones entre el conjunto y sus elementos. Cuando digo que "elijo" la vida (ya vamos a ver qué quiere decir elegir), y que por eso me queda la vida "menos" la bolsa, lo que estoy diciendo es que :

- "elijo" ––> el "elemento" vida (puesto que la opción está planteada entre elementos : el elemento vida vs el elemento bolsa)

- y me queda ––> el "conjunto" vida, con un "elemento" menos : la bolsa.

El elemento vida que elijo, en tanto elemento, puede consistir también en el conjunto de los elementos del conjunto vida, menos el elemento bolsa.

Esto es precisamente lo que pasa al nivel del significante. Cada vez que se me plantea la relación S1 - S2, lo que no tengo que olvidar es que cada uno de ellos puede valer como elemento, y además, uno de ellos, y aquí está la cuestión, solo uno de ellos, vale también como conjunto.

Es lo que está implicado en la definición misma del significante, tal como está explicada en "Subversión del sujeto.. ", si no me equivoco (y no creo equivocarme dada la cantidad de veces que he pasado por ahí) en la página 799 de los Escritos 2.

La definición del significante que todos conocemos es que un significante representa al sujeto para otro significante.

Como se percataran esta es una definición de las que se dice que son circulares. La palabra significante figura allí dos veces. La cuestión es : ¿se trata del mismo significante? Lacan lo explica muy claramente en esa página de los escritos. Palabras mas, palabras menos, dice que este significante (S2), es decir el segundo, es el significante por el cual "todos" los otros significantes (S1) representan al sujeto, y que, logicamente, a falta de ese significante, todos los otros (los S1) no representan nada.

Es decir que si escribimos la definición del significante como que "S1 representa al sujeto para S2", esto implica que S1 puede valer como el conjunto de todos los significantes que representan al sujeto.

A ese conjunto le "falta" el significante S2, que no obstante ser un significante no pertenece al conjunto S1 por cuanto no está definido por "representar al sujeto" sino por ser aquél "para" el cual cualquiera de los significantes de S1 puede representar al sujeto.

Como ven, la definición introduce una diferencia semántica se podría decir, mas bien lógica, entre S1 y S2.

S1 y S2 no son simétricos. Si uno representa al sujeto el otro no. Si uno es aquél para el cual es representado un sujeto, el otro no.

En el texto de "Subversión ..", Lacan ubica el conjunto del lado de S1, para plantear al S2 como ese significante en mas que, respecto de esa batería de significantes, que en cuanto tal, y por eso mismo, está completa ( y que para nuestro ejemplo seria el conjunto de los significantes S1 que podrían representar al sujeto), solo es el trazo del circulo (que presentaría a esa batería como completa en la medida en que la "cerraría"), sin poder nunca contarse en ella ( en la batería de significantes).

(Veremos mas adelante que esta es exactamente la definición que se da en el Parménides, del Otro, en la penúltima hipótesis)

El S2 no puede contarse entre los S1 (puesto que no responde a la definición que los agrupa), pero es el que posibilita que se pueda "hacer" conjunto de los S1. De lo contrario, es decir, a falta de ese significante, como dice Lacan, todos los otros no representan nada, la definición misma del significante desaparece.

En realidad esto también vale, logicamente, si colocamos a S2 como el conjunto de todos los significantes para los cuales S1 (en este caso como significante aislado) representa al sujeto. En cuyo caso S1 es el significante que falta en el conjunto de los S2.

Esta es la única dificultad que hay para darse cuenta de que lo que dice Lacan en el S XI sobre la alienación es lo que se deduce logicamente de su definición del significante, y por eso retoma esta definición cuando trata de la alienación, en "Posición del Icc", en la página 819 de los Escritos II.

Esa definición contempla las dos funciones lógicas del significante : como elemento y como conjunto.

Lo interesante de esto es que este desdoblamiento solo es puesto de manifiesto por la introducción del sujeto; y esto es lo que conduce a la incompletud de la batería de significantes inicial, la que, por ella misma, era completa. Lo que falta .. es el sujeto !!

La definición del significante que da Lacan es una definición hecha para contemplar la paradoja que se deduce de esta dualidad del significante; paradoja que se conoce como la paradoja de Russel.

Volvamos entonces al ejemplo de "la bolsa o la vida". No nos perdamos.

Lo que está en juego en la alienación es la relación del sujeto con el campo del Otro.

Una de las cosas que en general no se entiende de la alienación es el carácter forzado de la elección.

En el ejemplo de la bolsa o la vida lo único que "fuerza", por así decir, la elección , es el "sentido común", la suposición de que uno siempre va a elegir la vida, sea mochada de lo que sea. Pero esa es la posición del esclavo. Si tomamos la dialéctica hegeliana : ¿porqué no podría elegir la bolsa, a riesgo de perder la vida?, diría el amo.

Por eso conviene reducir el ejemplo al nivel lógico de la articulación entre dos significantes S1 y S2. Así podremos ver como juega la ambigüedad del significante en tanto elemento y en tanto conjunto.

S1 es el significante que representa al sujeto para ... S2, ... S3, ... S4, ... S5, etc.

S1 no tiene otro estatuto mas que el de ser aquello que representa al sujeto "para....". En este "para" radica el meollo de la alienación, pues al articular S1 a S2, el sujeto no tiene otra opción mas que comenzar a deslizarse por la cadena, sin encontrar, delante de él, podríamos decir, otra cosa que un nuevo "para...". Es así que Lacan puede decir, en el Seminario XI, que el significante S2, en tanto que el significante ubicado después del "para ..." , es el Vorstellung Reprasentantz, el representante de la representación, el significante de la represión primaria. Cada vez que creemos atraparlo no hacemos mas que "pasar", lo que sea que hayamos atrapado, a la izquierda de nuestra fórmula, transformándolo en uno mas de los S1 desde el cual representar al sujeto "para..." otro significante S2 !!!!!.. que sigue "faltando" !!!!!

Es lo que ocurre, en cierto sentido, en el transcurso de un análisis : cada punto de verdad alcanzado, por así decirlo, se transforma rápidamente en un nuevo punto de partida para un "nuevo desarrollo de verdad", como diría el Lacan de "Intervenciones sobre la Transferencia"

La clave de este asunto es que el punto de partida, mas precisamente, todo punto de partida, siempre, y desde antes, ya es del campo del Otro. Que es lo mismo que decir que todos los elementos pertenecen a un solo conjunto, respecto del cual, o mejor dicho, en el cual, el sujeto solo puede venir a inscribirse como falta.

La elección es forzada porque la pertenencia de S1 al campo del sujeto vale el tiempo del pretérito imperfecto, como dice Lacan en "Posición del inconsciente".

"El significante, produciéndose en el lugar del Otro todavía no ubicado, hace surgir allí al sujeto del ser que no tiene todavía la palabra, pero al precio de coagularlo. Lo que allí había listo a hablar - ... - lo que había allí, desaparece por no ser ya mas que un significante". (pag. 819 de los Escritos 2)

La elección es forzada en cuanto que a nivel del significante, podríamos decir que no importa cual elija, el resultado siempre es comenzar a deslizarse por la cadena, pues cualquiera sea el término que elija detrás de ese aparecerá nuevamente el "para ..." de la definición.

"Elegir" no tiene mas sentido que ordenar el par S1 - S2.

Cuando Lacan en el Seminario XI señala que, en la alienación, la elección forzada es la del "sentido", está diciendo esto mismo.

Para ordenar las cosas, como lo hace Miller en su Seminario 1-2-3-4, podemos escribirlo así :

¿Y qué es lo que se pierde?

Lo que se pierde es el ser. ¿Pero qué ser? El ser significante que se podría haber tenido/sido si el significante no fuera mas que algo que representa al sujeto "para ...".

El ser de esa instantaneidad que es el momento en que el significante hace surgir al sujeto. El ser que se podría ser si el significante pudiese nombrar al ser. "Lo que había allí", y que "desaparece por no ser ya mas que un significante".

Es interesante percibir que esta definición del significante, en la que se funda la alienación, en la medida en que descarta toda simetría entre las dos posiciones que tiene el término significante en ella (en la definición), anticipa sobre el "no hay relación sexual".

Lo vamos a ver mas claramente cuando tengamos en consideración la estructura del discurso, pero todas estas cosas que estamos diciendo están indicando la imposibilidad estructural de un punto de acuerdo, de un punto de reunión, de un punto de simetría, entre analista y analizante. En el dispositivo analítico siempre habrá un solo sujeto : el que es representado por el significante para otro significante.

Lo cual abre la pregunta, no solo de cual es la posición del analista, sino ¿a qué nos referimos cuando usamos esa palabra, si con ella no designamos a un sujeto?? Veremos que si el analista es lo que debe ser, lo que designamos cuando usamos esa palabra es a un objeto.

Y estos comentarios no dejan de tener importancia cuando analizamos una expresión como "el analista actuará (agira) ...". ¿ A qué nos referimos cuando usamos la palabra analista, allí??

Esto indica ya suficientemente que el dispositivo analítico no es el lugar de la realización de un pacto simbólico entre dos sujetos simétricos (cosa que la experiencia histórica ya nos debería haber enseñado : tanto en la guerra como en los pactos, no hay iguales; un pacto es siempre una imposición de condiciones).

Bien, pero comencemos con la clase de hoy. Dentro de un rato seguiremos con estas cuestiones.

 

El esquema Lambda y lo real

Ahora vamos a retomar algunas consideraciones sobre el esquema Lambda.

A este esquema siempre se lo toma, básicamente, a partir de la relación entre Imaginario y Simbólico. Este ordenamiento de los registros, a su vez, ubica a lo real como algo externo al dispositivo analítico. Es mas, es un hecho, ese registro no figura en el esquema Lambda.

Por otra parte, generalmente, cuando se piensa el tema de la muerte, en esta época de la enseñanza de Lacan, se lo piensa a partir de la famosa expresión : "el símbolo es el asesinato de la cosa".

Planteadas así las cosas, las relaciones entre lo real y lo simbólico, quedan organizadas de un modo especial, en particular, según una secuencia :

- primero tendríamos un cierto real previo a lo simbólico, un primer mundo o existencia presimbólica, presubjetiva.

- luego tenemos la simbolización de lo real, de ese real previo, por la acción del significante.

- y finalmente, tenemos un real simbolizado, mas, eventualmente, un resto de real no simbolizado que en tanto tal seria externo al dispositivo

Podríamos escribir las cosas así :

Supongo que esto no dejará de sonarles como medio Kanteano.

Los símbolos, los significantes, serian como las categorías, los aprioris, que ordenan y determinan nuestra percepción o inclusión en el "mundo", el "mundo" mismo.

Y lo absolutamente real o propio de la cosa, el "noumeno", seria ese real como resto del proceso de simbolización .

Toda la operación Kanteana apunta a despatologizar y "universalizar" la condición humana vía lo simbólico. Para Kant no puede haber cosas sino en un mundo estructurado por el espacio, el tiempo, la causalidad, etc. Y finalmente, el noumeno, lo propio de la cosa, ese supuesto limite hacia donde tiende el conocimiento en su aproximación asintótica, carece de toda incidencia o efectividad sobre ese mundo estructurado.

La idea de un ordenamiento de los registros como la que indiqué no deja de ser acorde con ese intento de Kant, que consiste básicamente en quitarle importancia, valor o efectividad a ese resto. Pero si algo descubrió el psicoanálisis es la eficiencia de ese núcleo traumático.

No estoy diciendo que un ordenamiento de los registros como el indicado, no sea algo que haya sido propuesto por el propio Lacan. Está lleno de lugares, en los comienzos de su enseñanza, donde podemos leer cosas como esta de la página 474 del Seminario II : "la simbolización de lo real tiende a ser equivalente al universo".

Lo que estoy haciendo es, por un lado, señalar que junto a párrafos como estos hay otros que dicen algo diferente, y por el otro, mostrar a donde nos conducen las lógicas allí imbricadas.

En particular, qué ocurre cuando la relación que se instituye como principal es la relación entre lo Simbólico y lo Imaginario, ya que, de hecho, en general, todo el comienzo de la enseñanza de Lacan se lee poniendo el acento en la diferencia entre estos dos registros.

En esta diferenciación lo I es lo que "traba" a lo S. Lo I es el pseudo ser que complementa la falta en ser que introduce lo S, en tanto que la estructura de este registro es puramente relacional. (No puedo ser hijo si no es en relación a ciertos padres, no puedo ser marido si no es en relación a esposa, etc.)

Esta estructura puramente relacional estaría como "empastada" por lo I, que le impone la inercia de cierta objetivación.

Esta es la cantinela, que supongo les suena mas conocida, con la que comienza toda "Introducción a la enseñanza de Lacan" (sobre todo las universitarias).

Pero eso nos lleva hacia una posición neokanteana.

No podríamos sin embargo decir que eso está "mal", que "no es lo que dice Lacan".

Ya lo señalamos, los únicos registros que están propiamente planteados y articulados en ese esquema, son los registros imaginario y simbólico. Lo real no figura en ese esquema, está fuera del mismo.

 

Cuestiones de interpretación

Pero si nos fijamos con mas cuidado, vamos a encontrar que hay muchos párrafos en Lacan que presentan las cosas de otro modo. En particular, los párrafos que hemos leído del escrito "La cosa freudiana". Lo interesante de muchos de estos párrafos es que anticipan futuros desarrollos de su enseñanza.

Estos anticipos son, en general, y justamente por ser anticipos, mas retóricos, y menos estructurados logicamente. Pero eso no los hace menos importantes, puesto que, de alguna manera, si mas adelante llegó adonde llegó es porque partió de cierta manera y no de otra.

Y, por paradójico que esto parezca, lo que importa de donde partió es lo no desarrollado de ese comienzo, lo dicho a medias entre esos primeros dichos.

Tanto respecto de Lacan, como respecto de Freud, lo que llamamos "desviaciones", por lo menos las que vale la pena tener en cuenta como tales, no son mas que intentos por seguir, hasta sus últimas consecuencias, ciertos planteamientos hechos por los propios Freud o Lacan, según el caso.

Por ejemplo, el esquema Lambda se presta a desviaciones ....."evangélicas", por así llamarlas, para retomar la misma adjetivación que usó, años después, el propio Lacan, para caracterizar a ciertos desarrollos de esa época.

Podríamos caracterizar a estas desviaciones "evangélicas" como las que resultan de desarrollar consecuentemente, es decir, hasta sus últimas consecuencias, la idea, por ejemplo, de que el real que importa es el real simbolizado, y que ese resto no simbolizado, en tanto externo, no es "eficiente", está fuera del dispositivo.

Ahora bien, la pregunta que me parece que es la que importa respecto de las "desviaciones", tanto respecto de Freud como de Lacan, es la siguiente :

¿Porque no fue el propio Lacan (o Freud, según el caso) el que se "desvió"?

Por supuesto .... porque sino no se trataría de una desviación, puesto que esta queda definida respecto del camino seguido por Lacan, o Freud, según de que desviaciones hablemos.

Por eso la pregunta mas precisa es : ¿porque no siguió, Lacan, por ese camino por el que siguieron los "desviados" ?, ¿porqué tomó por otro camino ?? (que es lo que hace que los otros sean unos "desviados").

En realidad, en este modo de plantear las cosas hay una trampa : suponer que hay caminos diferentes.

Porque dicho así esto implicaría decir que Lacan se equivocó al principio, y se corrigió luego. Lo cual no deja de ser cierto : muchas veces Lacan se corrige a si mismo en términos de haberse equivocado. Pero lo que quiero subrayar es que si las cosas se piensan de este modo, la lógica misma de ese modo de pensar las cosas establece al "inicio" en un estatuto de error. Y luego, por recurrencia, a cada momento subsiguiente, en el estatuto de corrección insuficiente, o aún mas, incorrecta.

En síntesis, cada momento anterior no seria mas que el error subsanado en el subsiguiente. Como ven, con esta lógica, el momento mas importante es el último.

Y esto es lo que conduce a ese razonamiento vulgar, pero absolutamente lógico, de aquél que al ver los 24 tomos de las Obras completas de Freud pide el último pensando que allí está lo "mejor", como si se tratara de la última versión de un programa de computadora.

La lógica que intento seguir, por el contrario, es la de que el último Lacan tiene que estar, de algún modo, en el primer Lacan. El camino del final debe ser de alguna manera el mismo del principio.

Esto es lo que decía el propio Lacan respecto de Freud.

En ese sentido, las "desviaciones" consisten básicamente en "quedarse" en ciertos desarrollos, que podríamos llamar "complementarios", sin percibir cual es el eje, sin percibir cual es "el" camino, por decirlo de algún modo, que estructura todo el recorrido.

Las desviaciones no serian mas que una incomprensión obstinada de lo que podríamos decir es el nudo del asunto.

En otros términos, las relaciones entre lo que seria la ortodoxia y sus desviaciones no serian metaforizables por la imagen de "diferentes caminos", sino mas bien por la de una autopista central y una serie de ramales adyacente, colaterales.

Estas son las cosas que señala el propio Lacan respecto de las desviaciones de los postfreudianos, como por ejemplo en la página 316 de los Escritos 1, cuando dice que "una coherencia exterior persiste en estas desviaciones de la experiencia analítica que enmarca su eje, con el mismo rigor con que las esquirlas de un proyectil, al dispersarse, conservan su trayectoria ideal en el centro de gravedad del surtidor (de la gerbe) que trazan".

Lo que estoy tratando de hacer con estas lecturas es ubicar las coordenadas de ese "surtidor", como una manera de precisar las coordenadas de la "acción analítica".

En ese sentido es que estamos subrayando otros aspectos o sentidos, en relación a lo que sería el valor o la función de la "muerte".

Lo real de la muerte

Bien, volviendo a las lecturas que estamos haciendo, digamos que en vez de estar subrayando la diferencia imaginario-simbólico, lo que estamos haciendo es unificar estos dos registros para contraponerlos al registro de lo real. Es decir que estamos trabajando con una oposición :

real - vs - imaginario/simbólico.

Esto nos permite leer el estadio del espejo, que supuestamente nos presenta una articulación entre real vs imaginario, traducido en un real vs simbólico, pensando a la imagen como simbólico.

Esta operación es indicada por el propio Lacan en la página 476 del Seminario II, donde dice que " en el hombre, lo nuevo (respecto de la etología animal) es que algo se encuentra ya lo bastante abierto, imperceptiblemente desordenado en la coaptación imaginaria, como para que pueda insertarse la utilización simbólica de la imagen. En él (en el hombre) hay que suponer cierta hiancia biológica, la que intento definir cuando hablo del estadio del espejo".

En otras palabras, esa hiancia biológica conduce a un funcionamiento simbólico de lo imaginario.

Y unos renglones mas abajo, dice :

"el ser humano tiene una relación especial con la imagen que le es propia (es decir la del espejo) : relación de hiancia, de tensión alienante. Ahí se inserta la posibilidad del orden de la presencia y de la ausencia, es decir, del orden simbólico (es decir, "la utilización simbólica de la imagen"). La tensión entre lo simbólico y lo real está ahí subyacente. Es substancial, ...es un upokeimenon." (subrayados míos)

Como ven es perfectamente válido considerar la tensión alienante que caracteriza a la relación del hombre con la imagen, como una tensión entre lo real y lo simbólico. No porque sean lo mismo sino porque la segunda "está ahí subyacente". Es mas, "es substancial", es la substancia subyacente (aunque hay que ver en detalle qué entender ahí por substancia).

¿Como se plantea entonces la cuestión de la muerte en el estadio del espejo a partir de esta "tensión entre lo simbólico y lo real"??

Podemos seguir los pasos de la "lógica de la simbolización" que mencionábamos mas arriba. En ese caso tendríamos, en un primer tiempo un hecho de biología : la prematuración como falta de mielinización de ciertas partes del sistema nervioso. Esto es algo presubjetivo, y podríamos asociarlo a aquél real previo a la simbolización.

En un segundo tiempo tendríamos una identificación a la imagen : de la insuficiencia a la anticipación. Aquí es donde se iniciaría el proceso de la "simbolización" que conduciría a la constitución del sujeto

Así las cosas, la causalidad psíquica es la causalidad de la Imago, de las identificaciones, y la prematuración biológica, la ruptura con lo natural, queda como un resto, insimbolizable por cierto, pero sobre todo ineficiente, externo.

Ahora bien, si pensamos esta identificación a la imagen desde este repliegue sobre, o equivalencia de, lo imaginario con lo simbólico, desde esa "utilización simbólica de la imagen", podemos decir otras cosas:

Para empezar, que la causalidad de la Imago la podemos pensar como la causalidad significante. Pero también, que el real de la prematuración no deja de aparecer como una causa, sino "primera", si eficaz.

La hiancia que introduce la prematuración establece una distancia, una ruptura, entre el Umwelt y el Innenwelt, cuyo valor lógico es plantear la dimensión de la otredad.

La imagen ya no es propia, y por lo tanto no realiza la unidad, porque una hiancia la hace, desde el comienzo, otra.

La imagen, sea la propia o la del semejante, pertenece, lógicamente, al campo del Otro.

Esa imagen no puede brindar ser, básicamente, porque es otra respecto a ese supuesto ser. Solo puede brindar un punto de representación ... "para ...".

Esa imagen, en tanto del otro, remite a otras imágenes, revela su condición de otra. Es lo que se expresa en el artículo sobre el estadio del espejo como formador del yo como esa serie infinita de récolements/remiendos del yo.

La muerte está en lo imaginario en el sentido de que el imaginario que vale para el hombre es un I ordenado por lo simbólico. El real biológico de la prematuración se inscribe en la subjetividad a partir de la tensión entre lo real y lo simbólico. Y en ese sentido lo real no es algo externo.

El real biológico de la prematuración se inscribe en la subjetividad como una hiancia que instaura una Otredad.

Y esta hiancia, que causa el intento de superarla, en esa serie infinita de reemparchamientos, en ese deslizamiento alienante, imposibilita, por estructura, toda síntesis final.

Con la muerte pensada a partir de la fórmula de que "el símbolo es el asesinato de la cosa", no deja de infiltrarse esa idea hegeliana de que la "simbolización" podría recuperar el ser de la cosa en la dimensión del lenguaje. Eso es el saber absoluto de Hegel : la recuperación del ser de la cosa al nivel del saber, es decir de lo simbólico, incluida la superación de la hiancia que existía entre ambos, la superación de la negatividad del proceso, la superación de esa "muerte" de la cosa.

Lo que ahora subrayamos es que esa hiancia de la prematuración biológica no es algo superable por lo simbólico. Es imposible alcanzar la pacífica satisfacción del sabio hegeliano del saber absoluto.

Esta "insuperabilidad" se debe a la heterogeneidad de los registros, a esa "tensión entre lo real y lo simbólico" que contradice toda idea de que lo real sea racional, en el sentido de que sea totalmente simbolizable.

La Otredad no hace Uno o Totalidad.

Como dice Lacan en la página 474 del Seminario II , el A, el Otro, "es el Otro radical, el de la octava o novena hipótesis del Parménides, que es también el polo real de la relación subjetiva y al que Freud vincula la relación con el instinto de muerte"(subrayados míos).

En cierto sentido podríamos decir que ahí está anticipada la idea de un conjunto abierto puesto que esa es la hipótesis del Parménides que remite a un conjunto no cerrado, a la lógica del no-todo. Ya lo vamos a retomar.

En síntesis, lo que parecía que solo seria el resto insignificante e inoperante, de un proceso de simbolización, se muestra como causa de ese mismo trabajo de simbolización.

Este es el modo en que se presenta la doble causalidad psicoanalítica en el Lacan del estadio del espejo.

Por supuesto habrá que esperar muchos años para poder formalizar las cosas de modo de dar a lo real ese estatuto de causa, como ocurrirá a partir del Seminario X con el objeto a.

Podríamos decir que es con las "Estructuras elementales de parentesco" aparecidas en 1949 que la teoría lacaneana pega un vuelto marcado pasando de un acento puesto en lo imaginario a un acento puesto en lo simbólico.

El escrito "El mito individual del neurótico" transforma los complejos imaginarios en mitos y agrega a la estructura ternaria de dichos complejos, un cuarto elemento : la muerte.

Pero lo interesante de esto es que este cuarto término viene a jugar una función especial, pues no es homogéneo a los otros tres. En "El mito individual del neurótico", tal como se lo explica el propio Lacan a Lévi-Strauss, "traté, casi de inmediato, y, me animo a decirlo, con pleno éxito, de aplicar la grilla a los síntomas de la neurosis obsesiva; y especialmente al admirable análisis que Freud nos brindó del "hombre de las ratas"....Llegué a formalizar el caso según la fórmula dada por Claude Lévi-Strauss, por la cual un a asociado, primero, a un b, mientras que un c es asociado a un d, se encuentra, en una segunda generación , cambiando con él de partenaire, pero no sin que subsista un residuo irreductible bajo la forma de la negativización de uno de los cuatro términos, que se impone como correlativa a la transformación del grupo: en lo cual se lee el signo de una especie de imposibilidad de la total resolución del problema del mito"(subrayados míos)

Esta cita está tomada del libro de E. Roudinesco sobre Lacan, en la página 285, la que fue tomada del Bulletin de la Société Française de Philosophie, número 3, de 1956, del artículo "Intervention sur Claude Lévi-Strauss".

Según E.R. aquí Lacan confiesa que lo que utilizó en su análisis del hombre de las ratas en "El mito individual del neurótico" es el sistema de grilla utilizado por L.-S. en la descripción de los sistemas Crow-Omaha según los cuales los descendientes de un matrimonio contraído por un clan A en un clan B no pueden contraer un matrimonio análogo durante un cierto número de generaciones.

Así, el hombre de las ratas le permitía a Lacan, mostrar como se transmitía de generación en generación, bajo la forma de especificación negativa, la imposibilidad de contraer alianzas análogas a las precedentemente contraídas. La estructura significante se repite pero los elementos cambian en su combinación.

Pero lo que importa de todo esto, y que es lo que ya Lacan le señalaba a L.-S. en esa época, es que esta repetición no es sin pagar el precio de una neurosis!! En el seno de la repetición anida un elemento heterogéneo que testimonia de "una especie de imposibilidad de la total resolución del problema del mito".

Bien, pero todo esto es para retomar nuestra lectura de los párrafos de ...

 

"La acción analítica"

"El analista actuará sobre las resistencias significativas que lastran, frenan y desvían a la palabra aportando él mismo al cuarteto el signo primordial de la exclusión que connota el 'o bien - o bien'

de la presencia o de la ausencia, que desentraña formalmente la muerte incluida en la Bildung narcisista".

 

El analista actuará "sobre"...

".. el analista actuará sobre las resistencias significativas que lastran, frenan y devana la palabra ..."

La acción del analista recae sobre algo : las resistencias significativas, las cuales "lastran, frenan y desvían a la palabra".

Se trata por lo tanto de resistencias al acto, puesto que la palabra es acto. Y se trata de resistencias de tipo significativas : la significación como resistencia al acto, según el modo del lastre, el freno y la desviación.

Tenemos planteada de esa manera la relación entre lo que debe advenir ( un acto) y lo que frena, lo que, podríamos incluso decir, ocupa su lugar.

Lastrar significa : cargar, rellenar, un navío de lastre. Lastre significa : peso con el que se carga un navío para bajar su centro de gravedad y así asegurar su estabilidad (es decir, que no se pueda inclinar tan fácilmente para estribor o babor, que esté mas hundido en el agua y así esté mas estable en la misma). También significa los pesos que los aeronautas llevan para reglar la ascensión del aerostato.

La dimensión de lastre es importante para subrayar el aspecto interno, propio, de las resistencias a la palabra.

Las resistencias ocupan el lugar de la palabra, de alguna manera, impiden que esta advenga donde debe advenir.

El analista debe actuar sobre ciertas cosas que ocupan el lugar que requiere el acto de la palabra. Y el único modo de poder actuar sobre esas resistencias es haciendo recaer la exclusión sobre su yo. Su yo, en la relación imaginaria con el yo del analizante, es esas resistencias significativas. No olvidemos que a esa altura de su enseñanza, para Lacan la única resistencia es la resistencia del analista.

Como se dan cuenta, que el yo del analista desaparezca, que la cura no sea de yo a yo, no tiene nada que ver con lo que ya ha devenido una moralina psicoanalítica de la neutralidad : "¿cómo??, ¿vos haces .. ..P.S.I.C.O.T.E.R.A.P.I.A.??????!!!

¿Estás "educando" a tu paciente??!!

¿sos un desviacionista.??!!." etc., etc.

Se trata de un problema de lógica (cosa que habitualmente se olvida en las dificultades de la diferenciación entre ética y moral).

Este párrafo de "La cosa freudiana" sobre la acción analítica nos indica una operatoria que se articula con la estructura definida en el párrafo anterior.

En ese párrafo veíamos que el lazo social se constituía por esta imbricación entre los registros imaginario y simbólico que hace de recubrimiento a este agujero entre la condición humana y, por decirlo así, la naturaleza, a "ese punto de juntura de la naturaleza con la cultura - como dice Lacan al final del Estadio del espejo - que la antropología de nuestros días escruta obstinadamente". Sutura que implica "ese nudo de servidumbre imaginaria" que el psicoanálisis ha reconocido.

Lo que esa imbricación de lo simbólico y lo imaginario, que es también una imbricación de los sujetos, esconde, es la muerte particular de cada uno de ellos.

¿Como la encubre?? Universalizándola, socializándola. Tarea tan vana como imposible, esta de intentar homogeneizar lo inconmensurable.

La operación de reunión del primer párrafo encuentra su justa "medida" a partir de la acción analítica planteada en el párrafo siguiente. El analista interviene en este juego de la "desaparición" de uno de los pares de a-a', de un modo particular.

Lo que no está al alcance( a la portée ) de todo el mundo es lo que allí está escamoteado, suturado.

El analista ofrece la exclusión de su propio yo, para que así pueda desenvolverse la dialéctica de la alienación en la que se constituyó el sujeto.

Aportar el signo primordial de la exclusión es, en este nivel, aportar la exclusión de su propio yo, es decir aportar la esencia de la falta de ser de todo yo, la dimensión mortal que todo narcisismo recubre.

Lo mismo veremos mas adelante si pensamos las cosas al nivel del Otro.

Cada sujeto se constituyó como objeto causa del deseo del Otro, lo que significa como objeto particular y contingente de un deseo de un Otro particular.

No hay un otro donde finalmente puedan reecontrarse analista y analizante. El punto en que el deseo del paciente se realiza como deseo del Otro es un punto particular e inconmensurable a toda transmisión.

Pero para que esto advenga, para que esa "realización" tenga lugar es necesaria una operación que consiste en que el analista haga recaer la exclusión sobre su propia particularidad.

Ese es el punto en que el hacer del analista es inconmensurable respecto de todos los haceres.

Porque ese Otro particular en que se constituyó el sujeto como objeto causa del deseo del Otro, o en los términos de "la cosa freudiana", esa Bedeutung mortal particular, no es algo que pueda ser socializado, no tiene un valor de intercambio, no sirve para nada "general", solo le "sirve" al analizante como punto de recuperación de goce.

 

Este es el problema lógico de como articular la necesariedad y la contingencia, planteada por Lacan, en esta época ,como las dificultades para articular la lógica simbólica y la dialéctica, siendo el nudo de esta articulación un "símbolo" que, si me permiten la expresión, podriamos decir, será el que inventará 10 años después con el nombre de objeto a .

El asunto es como pensar un necesariedad que se instala a partir de una contingencia.

La constitución de un sujeto no deja de fundarse en una contingencia inatrapable por ningún discurso.

Esto no quiere decir que no sea transmisible una enseñanza sobre esa estructura. Pero hay un punto en que no todo el goce se hace significante.

Es necesaria esa heterogeneidad en el seno mismo del discurso para que el mismo se sostenga como tal. Lo vamos a ver mejor cuando abordemos la estructura de los discursos.

En ese sentido, la operatoria analítica no deja de tener un costado universalizante. En todo caso no deja de ofrecerle la misma "solución" a TODOS sus pacientes : hablad !!!

En un punto, el analista es matema, podríamos decir. Pero esto no significa que se erija la consigna "hable!!" en valor o solución universal, sino que ella consiste en el ofrecimiento de un lugar especial para hablar, el ofrecimiento de una dimensión especial del "hablar"; es un ofrecimiento de "portar la palabra"; y la condición para que el hablar vaya por esa vía especial, el requisito para que ese lugar exista, es que la exclusión recaiga sobre la particularidad del analista.

Entiéndase bien, particularidad en relación a su condición de sujeto.

Pues hay otra dimensión de la particularidad del analista, que hace a su "presencia", que por el contrario, es ineludible, es el soporte material (como dice Lacan la "moterialité") donde se soporta esta realización del deseo del paciente como deseo del Otro. Como Tiresias, el analista también debe tener mamas. Ahí está el nudo de la función del deseo del psicoanalista.

Por eso conviene que distingamos ahora entre ..

 

La relación ...y .. el signo

Habíamos visto, en el párrafo de la página 601, que lo que estructura la relación dual es la relación de exclusión. Esto implica que lo que llamamos "relación de exclusión" es la estructura misma del vel alienante.

¿Que articulación debemos establecer entre la "relación" de exclusión (de las páginas 601 y 602) y el "signo primordial" de la exclusión ( de la página 602)?.

La primera es el 'o bien - o bien'. El segundo es un signo, es decir, lo que representa algo para alguien; y para el caso, primordial, es decir el primero, el fundamental, para el sujeto.

Es el signo faltante en el aparato algorítmico de la lógica moderna, es el signo, que no hay, de la muerte, es la significación/Bedeutung, es la palabra última, si la hubiera, tal como Lacan presenta a la fórmula de la trimetilamina del sueño de Freud de la inyección de Irma.

La relación de exclusión es ese 'o bien - o bien', que implementado a nivel imaginario se plantea como un 'o tu - o yo' en torno al cual se juega la existencia del uno o del otro.

El vel que se pone en juego es un vel exclusivo : o existe uno o existe el otro.

Es en ese sentido que la relación de exclusión estructura la relación dual del yo a yo.

Y en esa relación de exclusión es donde aparece la significación decisiva de esa alienación constituyente del Urbild del yo. En otros términos, esta significación decisiva aparece entre el 'o bien' y el 'o bien', entre el a y el a', entre uno y otro.

Ese Urbild es la imagen primordial, el S1 de los significantes.

 

Es por hacer jugar esta relación del vel alienante a nivel imaginario en términos de exclusión , que en el lazo social las relaciones entre a y a' no son las que corresponden a dos objetos, sino el terreno de "la confrontación de los sujetos". Esto es lo que lleva a la reducción de uno de los pares a-a'.

Lo particular de esta constitución del lazo social, es que queda escamoteada la significación decisiva de esa estructura, ese punto exterior al lenguaje que testimonia la palabra.

Todo este esquema sutura esta significación mortal primordial, por vía de la guerra de "la confrontación de los sujetos".

Esta sutura incluye la mediación que lo simbólico permite respecto de la tensión imaginaria. En ese sentido, todo el esquema Lambda es una sutura de lo real del sujeto, que es la única forma del sujeto, puesto que este, en tanto efecto de significación, es "una respuesta de lo real" !!.

Pero como dice Lacan, mucho antes de el atolondradicho, en "Variantes....", esta mediación de la palabra solo es posible por suponerse en la relación imaginaria misma la presencia de un tercer término : la realidad mortal, el instinto de muerte. En la misma estructura dual, está incluido un tercer elemento, la muerte, que juega en reserva, como ausente, convocando, en su lugar, como a su lugarteniente, a un cuarto elemento : la mediación de la palabra, es decir la realización simbólica de la imagen.

Es decir que el grado de pacificación que aporta esa mediación depende del grado en que dicha mediación "desentrañe, formalmente, a la muerte incluida en la Bildung narcisista". La mediación de la palabra está en el lugar de la muerte que no está.

La acción analítica no consiste, entonces, en lograr una mediación mas adecuada que la que normalmente se realiza por la vía de los intercambios sociales, sino en aportar aquello de cuyo lugarteniente, semblante, la palabra, el significante, hace oficio.

Es por eso que el agente de todo discurso no puede ser sino un semblante.

La dialéctica imaginario/simbólico encubre, sutura, esta realidad mortal, está significación decisiva. El asunto es cómo hacer aparecer, en el lugar mismo del punto donde se estructura esa sutura, es decir, en el lugar de la relación de exclusión, en tanto la que estructura la relación dual de yo a yo, esa Bedeutung, esa significación que tiene relación con lo real.

La alienación imaginario/simbólica es una de las dimensiones de la causalidad psíquica, pero por detrás juega una segunda causa real : la muerte. Tal como lo señalábamos la vez pasada, reencontramos así la lógica de la doble causalidad propia del psicoanálisis.

El carácter decisivo, entonces, de esa significación/Bedeutung a la que nos estamos refiriendo radica en este aspecto causal, que se expresa en el carácter obligado, forzado, de la elección en juego.

 

"... que connota ..."

La connotación del 'o bien o bien', por parte del signo primordial de la exclusión, va a desentrañar formalmente, es decir hacer pasar a lo simbólico, la muerte incluida en la Bildung narcisista, es decir algo que está en el seno de lo imaginario.

La diferencia entre connotar y denotar se puede asociar a la diferencia entre Sinn y Bedeutung, que trajimos cuando trabajamos el párrafo de la página 601 en relación a la "significación decisiva...." que estamos retomando ahora.

Esta diferencia ha cambiado a lo largo del tiempo. Comienza, según el Ferrater Mora con la distinción establecida por Occam entre nombres connotativos y nombres absolutos. Los primeros son los que significan algo de un modo principal y algo de un modo secundario, y los segundos son los que no contemplan esa diferencia y significan todo del mismo modo.

En la lógica moderna suele equipararse connotación a intención y comprensión y denotación a extensión. En otras palabras, en la connotación describo las cualidades o atributos de algo, para el caso de los elementos de un conjunto. En cambio en la denotación los refiero directamente. En la denotación no cualifico a los elementos, los digo. Y en la connotación doy los atributos de los elementos.

Estas equiparaciones no son equivalentes a las distinciones de los lógicos medievales. No voy a desarrollar ahora en qué consisten los desarrollos de Occam sobre los nombres ( desarrollos que forman parte de toda la teoría nominalista y del debate de esta corriente de pensamiento con los realistas). No obstante lo señalo porque lo retomaremos mas adelante, cuando tengamos que tratar mas a fondo ciertas cuestiones en relación al/los nombre/s.

Por ahora nos quedamos con estas referencias de la lógica moderna.

En términos de J.S. Mill la connotación es la nota o conjunto de notas que determinan el objeto al cual un nombre, término o .....símbolo.!!! ... se aplican ... (estoy leyendo párrafos del FM) .. y la denotación es el objeto u objetos a los cuales el nombre, término o símbolo se aplican. De ahí la asociación con el distingo de Frege entre sentido y referencia, la primera remitiendo al encadenamiento de las significaciones y la segunda a la relación con lo real.

Esto no quiere decir que en la connotación soy mas general o "evasivo", y en la denotación mas preciso o "concreto". En realidad, como dice FM : "un término denota tanto mas cuanto menos connota, y connota cuanto menos denota". Así, "hombre" denota mas que "argentino", y este último connota mas que el primero. Pero también denota mas decir "la mesa, las sillas y la lampara" que decir "los muebles de la pieza".

El acceso al referente no puede ser directo. El analista aporta un signo que no puede significar algo para alguien.

¿Porqué??

Porque esa significación mortal no tiene mas consistencia que la que adquiere de la alienación imaginaria; no existe sino es en relación a la tensión en juego en el par a-a'.

Entonces, la única manera de aportar ese sentido mortal, de hacerlo advenir, es haciendo jugar esa dupla a-a', haciendo jugar la dialéctica allí presente. La muerte adviene al ser desentrañada formalmente de esa relación imaginaria. La muerte es el tercer elemento inherente ala relación imaginaria, condición para que la mediación de la palabra sea posible, tenga, por así decir, sentido.

El analista no puede nombrar la muerte. En términos de Occam, y como lo veremos después, no puede nombrar "en forma absoluta" a la muerte.

Solo puede connotarla por las vías del 'o bien o bien'. Esto significa que la muerte no es el punto donde finalmente analizante y analista podrían entenderse, decir lo mismo. El símbolo primordial, la subjetivación de la muerte, es algo particular, contingente, de cada sujeto. El Estadio del espejo tiene un costado general y un costado particular o contingente, al igual que lo que ocurre con el Otro simbólico.

La estructura es general : es la estructura del "atenerse al otro para hacerse idéntico a si mismo". Pero el otro, de cada sujeto, es tan particular y contingente como ese sujeto mismo.

La imagen/anticipación en la que se precipita desde la insuficiencia, es contingente, particular. Por lo tanto, la muerte incluida en la relación imaginaria es particular a cada sujeto.

Y esa muerte particular, contingente, del paciente, es inconmensurable con la muerte del analista o de cualquier otro sujeto. Ese signo que podría nombrarla y univerzalizarla, representarla ante el universo de los símbolos, solo juega como la presencia insoportable de una ausencia.

La muerte en juego en el dispositivo analítico es la subjetivación que hizo ese paciente del real de la prematuración, esa significación decisiva, mortal, de la imagen, del juego de espejos de lo imaginario.

Lo importante justamente es esa subjetivación de la muerte.

A esta altura de la enseñanza de Lacan, lo real es este hecho biológico de la prematuración. Pero ese hecho biológico tenemos que pensarlo de la misma manera que la diferencia biológica de los sexos. Lo que importa no es la diferencia biológica en sí sino su subjetivación, como se inscribe el sexo en esa subjetividad.

Esto es lo mismo. Si hablamos de una significación/Bedeutung decisiva es justamente porque esa muerte adviene, no como un dato del saber biológico, sino como algo "que da todo su sentido a la existencia".

Y el modo en que se subjetiva la muerte está esencialmente articulado a la imagen primera en la que el sujeto, no solo se aliena, sino a partir de la cual se constituye como sujeto.

"Pero para el sujeto la realidad de su propia muerte no es ningún objeto imaginable, y el analista, no mas que cualquier otro, nada puede saber de ella, sino que es un ser prometido a la muerte".(Escritos I, página 336)

No hay un saber universal sobre la muerte. El analista solo puede saber de su propia muerte, de su propio "ser-para-la-muerte". No puede saber sobre el ser para la muerte del paciente.

Por eso su hacer no consiste en nombrar/denotar la muerte, sino en permitir que advenga esa Bedeutung decisiva en la existencia del paciente.

Lo que debe revelársele al analizante es su propia Bedeutung mortal. Y a ella solo se puede llegar por la vía de "los juegos seriales de la palabra", es decir por las vías de la connotación.

Por eso la acción analítica se define por aportar un signo particular, un signo que no denota sino que connota el 'o bien o bien' que actúa sobre las resistencias significativas, es decir, consiste en hacer jugar la dialéctica de la relación a-a' en la que se constituyó el sujeto para que de esa relación particular, para que de esa serie, para que de esa "cuadratura inagotable", pueda ser desentrañada la muerte, la Bedeutung mortal de su propia constitución particular y contingente.

Notas

(x) Este comentario de fragmentos del texto "La cosa freudiana" fue realizada a lo largo de 4 clases, entre abril y junio de 1994

Volver al sumario de Comentario de Textos