Psicoanálisis y Ciencia

Freud y Lacan

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Michel Sauval - Algunos efectos de la digitalización de la cultura

1 - Introducción

En esta ocasión vamos a abordar un tema recurrente e importante: el de las relaciones entre Freud y Lacan.

Al respecto son comunes dos tipos de reduccionismo: o bien la amalgama freudolacaniana donde cada término freudiano es equiparado a, o sustituido por, otro, lacaniano (la werverfung es forclusión, el wunsch es deseo, etc., es decir, Freud es sustituido metafóricamente por Lacan), o bien la posición que rechaza en bloque las articulaciones entre Lacan y Freud, como si la intervención de Lacan se produjera en un lugar diferente o externo al de Freud.

La primera posición, de un modo u otro, implica una sustitución metafórica de Freud por Lacan, y por lo tanto, el descarte del primero. En la segunda posición, en cambio, el descartado es Lacan.

La referencia que nosotros vamos a seguir es el libro de Jean Allouch, "Freud y después Lacan" (Edelp) (1) para quien "es a título de una sustitución metonímica que hay que marcar la articulación de Lacan con Freud. (...) Lacan no es ni un epígono de Freud ni un herético respecto del psicoanálisis. Desplazando a Freud, Lacan constituye el objeto del psicoanálisis como no menos metonímico que el de la pulsión y el del fantasma". (2)

Esto implica dos cosas: por un lado, hay una diferencia entre Freud y Lacan que es importante poder precisar, y por el otro, la "sustitución", al no ser "metafórica", no implica una inconmensurabilidad entre uno y otro, sino "una vecindad, una conexión".

Convendrá entonces partir de algunas de las diferencias entre Freud y Lacan para luego considerar las articulaciones que se pueden establecer.

Entre los muchos puntos que se podrían tomar, vamos a coincidir con Allouch en la elección de dos de ellos, bastante conocidos, pero no siempre asumidos en su dimensión de novedad. Nos referimos al estadio del espejo y al ternario RSI.

El primero de ellos fue presentado antes de la segunda guerra mundial. No quedan rastros de la exposición de Lacan en el Congreso de Marienbad de 1936 aparte del título de la misma y la referencia en los Escritos (página 917 de la edición en francés, página 897 del segundo tomo de la edición en español de siglo XXI), en lo que constituye la primera versión escrita que tenemos de este texto (ya con otro título), fechada en 1949, donde Lacan recuerda: "El estadio del espejo... Hicimos la comunicación en la segunda sesión científica, el 3 de agosto a las 15 h. 40..."

El segundo fue presentado el 8 de julio de 1953 (ya hacía dos meses del "Discurso de Roma", de decir, de "Función y campo ....", donde no consta ninguna referencia explícita a este ternario), en ocasión de la primera reunión científica de la nueva SFP (Sociedad Francesa de Psicoanálisis), y dos días después de recibir la carta de Eissler (entonces secretario general de la IPA) que tomaba nota de la dimisión de Lacan de la SPP (Sociedad Psicoanalítica de Paris), implicando con ello que quedaba fuera de la IPA.

A semejanza de lo que ocurriera con la presentación del estadio del espejo en el congreso de Marienbad, Lacan jamás publico esta conferencia de 1953 sobre los tres registros.

Allouch subraya estos detalles para apoyar su hipótesis de que "Lacan medía, al menos parcialmente, hasta qué punto el injerto de su RSI en el campo freudiano daría lugar a reacciones de rechazo".(3)

En efecto, ya en ocasión de la introducción del estadio del espejo, había hecho la experiencia de que "atentar", en esa época, contra lo que el consideraba el "prejuicio paralelista" en la concepción freudiana del narcisismo, "habría tal vez equivalido a excluirse de la comunicabilidad científica" (4) según lo comenta el propio Lacan en "Los complejos familiares ...", texto que tampoco fue incluido en los Escritos ni reeditado hasta 1984, es decir, después de su muerte, y donde insistía en subrayar, respecto de la teoría del narcisismo, que "Freud permanece cerrado (...) a la noción de autonomía de las formas".(5)

En síntesis, el estadio del espejo plantea un teoría del narcisismo diferente de la de Freud: por un lado el yo se propone como una imagen y no como un objeto (hizo falta desarrollar, varios años después, todo el esquema óptico, para poder articular esta dimensión de imagen con la de objeto); por el otro, la identificación narcisista como constitutiva de la realidad se contrapone al circuito libidinal entre los objetos y el yo.

Esta teoría lacaniana buscaba responder a los impasses en los que se encontraba el psicoanálisis para dar cuenta de la psicosis, con lo cual, como señala Allouch, "Lacan transformaba una crisis del psicoanálisis en su relación con la psiquiatría (...) en crisis en el psicoanálisis".(6)

En cuanto al ternario RSI, constituirá el fundamento de toda la operación del "retorno a Freud". Operación que será lanzada en Viena ("La cosa freudiana"), poco después de que, como lo señaláramos, la IPA se negara, explícitamente, a reconocer a la SFP como sociedad adherente.

El paso que va de Freud a Lacan es asociado por Allouch, en términos epistemológicos, a las diferencias que, respecto del término paradigma, encontramos entre los dos libros principales de T. Kuhn: "La estructura de las revoluciones científicas" y "La tensión esencial".

En el primero de ellos el sentido de paradigma remite a una matriz formal ordenadora de una disciplina en un momento dado. En el segundo, Kuhn tempera sus posiciones y considera también lo que llama el sentido gramatical del término paradigma, entendiéndose por tal, entonces, el caso, "al cual se le asigna valor canónico, que sirve para resolver problemas formalmente parecidos a los que él plantea".(7)

La secuencia Freud Lacan recorre estas distinciones, pero en sentido inverso. Con Lacan se introduce el ternario RSI como un nuevo paradigma en psicoanálisis "allí donde no se disponía mas que de ‘un método’ de abordaje de las diversas manifestaciones de la locura".(8)

Lacan mismo plantea que la modalidad de su lectura de Freud puede entenderse como un llevar el caso al paradigma: "no es de hechos acumulados de donde puede surgir una luz, sino de un hecho bien relatado con todas sus correlaciones, es decir con las que, a falta de comprender el hecho, justamente se olvidan" (9) (subrayado mío). Según Allouch: "Lacan leyó el significante en el paradigma de Freud, en los casos de Freud y no en la teoría freudiana ya que precisamente la noción de representación [que tantos problemas plantea en la teoría freudiana] amalgama, y así vuelve indistinto, lo que depende del simbólico y lo que depende del imaginario".(10)

El "retorno a Freud", iniciado en 1953, no es sin estas distancias, sin este desplazamiento. "No se deja a Freud, no se lo prolonga ni tampoco se lo interpreta: aquí se lo desplaza".(11)

Veamos mas en detalle la cuestión del método en Freud.

2 - El paradigma freudiano: el caso

En su contribución a la historia del movimiento analítico, Freud relata (12) que a partir de 1902 comenzaron a agruparse en torno a él médicos jóvenes "con el propósito expreso de aprender, ejercer y difundir el psicoanálisis". Estos jóvenes aprendices asistían a las conferencias que dictaba en la Universidad y luego comenzaron a reunirse en su casa. La iniciativa de estas reuniones habría partido de Stekel, uno de estos primeros "discípulos", quien se había analizado con Freud y "había experimentado en su persona el saludable efecto" de la terapia analítica.

Estas reuniones instituyeron la "Sociedad psicológica de los miércoles" (las reuniones eran los miércoles en la casa de Freud) que luego daría lugar a la fundación formal de la "Sociedad Psicoanalítica de Viena", en 1908 (con 22 miembros).

Freud señala que podía considerarse satisfecho: "en conjunto, por la riqueza y diversidad de talentos que incluía [dicho grupo], difícilmente saliera desmerecido de una comparación con el elenco de un maestro clínico, cualquiera que fuese". Es decir, era un grupo tan capaz como cualquier otro de recibir una formación, desarrollar una investigación clínica, y constituir un saber.
Freud agrega: "creo que hice todo para poner al alcance de los otros lo que sabía y había averiguado por mi experiencia" (
13) (subrayado MS).

Sin embargo (oh! sorpresa) este esfuerzo habría de revelarse, al menos en parte, impotente, pues en 1914 (cierto que al calor de las recientes escisiones de Adler y Jung) Freud no duda en afirmar que "todavía hoy, cuando hace mucho he dejado de ser el único psicoanalista, nadie puede saber mejor que yo lo que el psicoanálisis es, en qué se distingue de otros modos de explorar la vida anímica, y qué debe correr bajo su nombre y qué sería mejor llamar de otra manera" (14) (subrayado MS).

¿Que ha ocurrido?

Es evidente que Freud no se dirige solamente a Adler y Jung (en tanto aquellos que habrían intentado "discutirle" la propiedad de la denominación "psicoanálisis" y la naturaleza de lo que debía entenderse por tal). Se trata mas bien de una constatación de hecho de los problemas, en general, ligados a la transmisión del psicoanálisis.

Respecto de este pobre balance, Freud resalta dos dificultades que, al tiempo que ya constituían un mal presagio, definirían la que terminaría siendo su posición respecto de la institución psicoanalítica: "enajenado interiormente".

La primera dificultad fue la falta de "una armonía amistosa" entre aquellos empeñados en esa difícil tarea. La segunda dificultad la constituyeron "las disputas por la prioridad a que las condiciones del trabajo en común daban sobrada ocasión" (15).

Como suele ocurrir a menudo con el texto freudiano, estas referencias pueden parecer triviales y muy poco esclarecedoras del problema en juego. Sin embargo, 90 años después, ¿no asistimos acaso a dificultades similares (acusaciones de plagio, infatuadas pretensiones de "innovación", un campo minado de reyertas y peleas personales, etc.)?

La aparente trivialidad de estas referencias radica quizás en el hecho de que este tipo de dificultades, fenomenológicamente, parece hacerse presente cualquier tipo de agrupamiento humano. Pero el punto es que en esos otros campos, estas situaciones, por mas conflictos y problemas que puedan generar, no operan en el sentido de un obstáculo insalvable para "poner al alcance de los otros" cierto saber. En cambio, para el caso que nos ocupa, es justamente en relación al problema de la transmisión que Freud hace la asociación, señalando que "las dificultades que ofrece la instrucción en el ejercicio del psicoanálisis, particularmente grandes y culpables de muchas de las disensiones actuales [está escribiendo en 1914] ya se hicieron sentir en aquella Asociación Psicoanalítica de Viena de carácter privado" (16) (subrayado mío)

Freud dice que las "disputas por la prioridad" habrían sido favorecidas, en parte, por que no se atrevió a "exponer una técnica todavía inacabada y una teoría en continua formación con la autoridad que probablemente habría ahorrado a los demás muchos extravíos y aun desviaciones definitivas" (17) (subrayado mío).

¿En qué sentido habría que interpretar aquí "autoridad"?

Freud da la pista al señalar que esa falta de "autoridad" no responde tanto a sus particularidades subjetivas como al carácter "inacabado" de la técnica y la "continua formación" de la teoría. El problema de la "autoridad" entonces es estructural. Su carencia responde al carácter "abierto" de la propia enseñanza. El problema de la "autoridad", entonces, se hubiera resuelto si el "saber" que Freud intentaba poner "al alcance de todos" hubiese podido presentarse como una teoría completa y a una técnica específica.

Da cuenta, justamente, del problema de lo que está en juego en la transmisión del psicoanálisis, la intervención de Freud en el primer congreso internacional al que hacíamos referencia anteriormente, el de Salzburgo, en 1908. Allí, donde cualquiera hubiera esperado una exposición pormenorizada de la teoría y la técnica (reitero: el primer congreso internacional que reúne a todos los interesados en el psicoanálisis), ¿qué hace Freud?: presenta un caso clínico, presenta el caso del hombre de las ratas. Y para ello, necesita casi 8 horas de exposición (un caso que, por otra parte, venía a complicar, o contradecir, gran parte de los desarrollos teóricos previos).

La enseñanza de Freud, entonces, no es la enseñanza de una teoría o una técnica, sino la enseñanza de los casos.

Pero, ¿qué es lo que enseña un caso?, sobre todo teniendo en cuenta algo también señalado por Freud, que cada caso debe tomarse como si fuera el "primero".

¿Qué enseña un caso que, al tiempo que se plantea a si mismo como "primero", no alcanza, no puede, constituir al siguiente como "segundo"?

Menudo problema este del psicoanálisis, el de "una práctica subordinada por vocación a lo más particular del sujeto". Sobre todo cuando el meollo de la formación de los analistas y de la transmisión del psicoanálisis se encuentra en ese punto, como lo señala Lacan al recordarnos que "cuando Freud pone en ello el acento hasta el punto de decir que la ciencia analítica debe volver a ponerse en tela de juicio en el análisis de cada caso (v. "El hombre de los lobos", passim; toda la discusión del caso se desarrolla sobre este principio), muestra suficientemente al analizado la vía de su formación" (18).

Si la enseñanza de Freud es la enseñanza del caso, si "en la reconstitución completa de la historia del sujeto está el elemento esencial, constitutivo, estructural, del progreso analítico" (19), entonces lo que Freud nos lega, antes que una teoría, es un método (que de ninguna manera puede reducirse a una técnica), como él mismo lo ha planteado, a menudo, en esos términos Uno de sus textos se titula "El método psicoanalítico de Freud").

En efecto, un método permite delimitar una práctica como "una", puesto que "una práctica no necesita estar esclarecida para operar" (20). "El psicoanálisis no es nada sino un artificio del que Freud dio los constituyentes (...) el mantenimiento puramente formal de estos constituyentes basta para la eficacia de su estructura de conjunto" (21).

Lo que Freud enseña con los casos es su descubrimiento del inconsciente. Pero el inconsciente, no como objeto, sino como relación original con el saber.

El siguiente fragmento del caso Katharina podría ilustrarlo claramente: "Estaba demasiado oscuro -le dice Katharina a Freud- como para ver algo; ambos estaban vestidos. ¡Ah! Si yo supiera lo que me disgustó! Yo tampoco sabía nada - agrega Freud-, pero la invité a contarme lo que se le pasaba por la cabeza, pues estaba seguro de que ella pensaría justamente en aquello que yo necesitaba para explicar el caso" (subrayado mío). La interpretación de los sueños también es un claro ejemplo de ello. Freud nos recuerda que la misma "es análoga de comienzo a fin al desciframiento de una escritura figurativa de la antigüedad como los jeroglíficos egipcios".

Al explicar el principio de la "atención libremente flotante", en sus consejos al médico para el tratamiento psicoanalítico, Freud señala que "tan pronto como uno tensa adrede su atención hasta cierto nivel empieza también a escoger entre el material ofrecido; uno fija un fragmento con particular relieve, elimina en cambio otro, y en esa selección obedece a sus propias expectativas o inclinaciones. Pero eso, justamente, es ilícito (...) No se debe olvidar que las más de las veces uno tiene que escuchar cosas cuyo significado sólo con posterioridad discernirá. Como se ve, el precepto de fijarse en todo por igual es el correspondiente necesario de lo que se exige al analizado, a saber: que refiera todo cuanto se le ocurra, sin crítica ni selección previas" (22) (subrayado mío). En síntesis: "el análisis no puede encontrar su medida sino en las vías de una docta ignorancia" (23).

Es interesante señalar también que Freud, previniendo en cierta medida la reducción de estos "consejos" al nivel de la técnica, al comenzar ese texto se ve "obligado a decir expresamente que esta técnica ha resultado la única adecuada para mi individualidad" (subrayado mío) y que no se atreve a poner en entredicho que "una personalidad médica de muy diversa constitución pueda ser esforzada a preferir otra actitud frente a los enfermos y a las tareas por solucionar" (24) (subrayado mío).

En esta posición, evidentemente, no se trata solamente de una simple cuestión de modestia, sino de una cuestión estructural. Lo que Freud subraya es que lo esencial no radica en la aplicación de una técnica que pudiera considerarse neutra y de aplicación universal, sino en las "tareas por solucionar", frente a las cuales, lo que importa es la "actitud" que se adopte.

En síntesis, aquellas "disputas por la prioridad" a las que Freud atribuía parte de los problemas en el desarrollo del psicoanálisis, antes que dar cuenta de un cuidado por la "propiedad intelectual", mas bien dan cuenta de los efectos de esta situación problemática en la que cada cual, cada vez, debe "reinventar" el psicoanálisis (en el mismo sentido en que cada caso debe ser tomado como el "primero") sin que por ello quede eliminada la invención en sí, es decir, la referencia al inventor del psicoanálisis.

Por eso Freud agrega, en ese mismo texto que venimos comentando, que "quien como analista haya desdeñado la precaución del análisis propio, no solo se verá castigado por su incapacidad para aprender de sus enfermos mas allá de cierto límite, sino que también correrá un riesgo mas serio, que puede llegar a convertirse en un peligro para otros. Con facilidad caerá en la tentación de proyectar sobre la ciencia, como teoría de validez universal, lo que en una sorda percepción de sí mismo discierna sobre las propiedades de su persona propia, arrojará el descrédito sobre el método psicoanalítico e inducirá a error a los inexpertos" (25) (subrayado mío).

 

3 – Lacan y el "Campo Freudiano"

La "cosa freudiana" es la referencia que da título al escrito en que se transcribe la conferencia de 1953 en Viena, con la que Lacan inicia su "retorno a Freud", retorno al "sentido primero que Freud preservaba en él [en el movimiento psicoanalítico] por su sola presencia y que se trata aquí de explicitar" (26).

Lacan ubica el "lugar" de Freud subrayando que su nombre propio es indispensable para delimitar el campo de la práctica del psicoanálisis. "Cosa freudiana", "campo freudiano", "escuela freudiana", son las principales referencias con las cuales Lacan "cita", "pone en su lugar" a Freud. "Decir 'campo freudiano', 'cosa freudiana', 'escuela freudiana', implica entonces reconocer que el nombre mismo de psicoanálisis no puede venir a sustituirse, como término de referencia, a aquél elegido por indexar el camino abierto por su inventor. El campo no es 'psicoanalítico', permanece 'freudiano'" (27).

Esta constante referencia al nombre de Freud no responde, entonces, a una mera cuestión de "respeto", "cortesía", o cosas similares, sino a razones estructurales. Razones que convendrá precisar pues las mismas van cambiando a lo largo de la enseñanza de Lacan.

Allouch subraya que Lacan introdujo esta noción de campo en la primera sesión de su seminario en la ENS, "el día mismo en que labró acta públicamente de su excomunión" (28)

En realidad podemos encontrar varias referencias previas, en Lacan, respecto de la cuestión del campo y su relación con Freud.
En el caso de su seminario, estas referencias no ubican este campo como directamente freudiano. Se trata del "campo analítico" (
29), o bien del "campo de la experiencia freudiana" (30) (aquí tenemos la mediación de la "experiencia", es la experiencia la que es freudiana, y el campo se constituye a partir de esa experiencia), o bien de la "originalidad del campo que Freud descubre y que llama inconsciente" (31), o bien del "campo enigmático" constituido por la "pulsión de muerte" (32), etc.

En términos similares se refiere también en "La cosa freudiana": "el campo que Freud experimentó" (33).

La referencia "campo freudiano", en cambio, aparece tal cual en "Observaciones sobre el Informe de Daniel Lagache" (34) y en "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo" (35).

En el primer caso Lacan subraya que "el vector manifiestamente constituyente del campo freudiano de la experiencia" es el deseo. En el segundo, el "campo freudiano" se determina a partir del inconsciente, en tanto "cadena de significantes que en algún sitio (en otro escenario, escribe él) se repite e insiste para interferir en los cortes que le ofrece el discurso efectivo y la cogitación que él informa" (36), en oposición al rasgo de la conciencia a partir del cual se definen todas las prácticas psicológicas.

Podríamos decir que el común denominador de estas referencias es que este campo se constituye a partir de una experiencia marcada por la dimensión del deseo o el inconsciente. El nombre de Freud se adosa en tanto descubridor del mismo.

¿Cuál es el cambio respecto de esta noción que se produce en el seminario de Lacan a partir de su mudanza a la ENS?

En 1964, luego de su excomunión, para Lacan, la cuestión de la relación entre el psicoanálisis y la IPA es un punto inevitable. El mismo subraya que para esa "nueva etapa" de su enseñanza, "el lugar desde donde vuelvo a abordar este problema [el de ¿qué es el psicoanálisis?] ha cambiado; ya no es un lugar que está del todo dentro, y no se sabe si está fuera" (37).

Dentro o fuera de qué?

La IPA acababa de decretar a su enseñanza como "nula en todo lo tocante a la habilitación de un psicoanalista". Para la IPA, entonces, está claro: Lacan está fuera, fuera de la IPA, y por lo tanto, fuera del psicoanálisis.

Pero volviendo a Lacan, dentro o fuera de qué? Para Lacan no estaba menos claro que él, no solo estaba fuera de la IP, sino que era imposible todo regreso a la misma puesto que compara su caso a la excomunión de Spinoza en 1656, al que también se le aplicó "el chammata que consiste en añadir la condición de la imposibilidad del regreso" (38). Por lo tanto no se trata dentro o fuera de la IPA.
Lacan señala que "no se trata de un juego metafórico", pues "no solo las resonancias que evoca, sino también la estructura que entraña este hecho, introducen algo que hace al principio de nuestra interrogación en lo tocante a la praxis analítica".
No se trata de una reducción del problema a la simple acusación de que la comunidad analítica fuera una Iglesia (punto, por otra parte, de estricta actualidad respecto de los postlacanianos)
Para Lacan "se trata de saber qué puede, qué debe esperarse del psicoanálisis, y que ha de ratificarse como freno y aún como fracaso (...) ¿cuáles son los fundamentos, en el sentido lato del término, del psicoanálisis? Lo cual quiere decir: ¿qué lo funda como praxis?" (
39).

Praxis es el término mas amplio para designar "una acción concertada por el hombre, sea cual fuera, que le da la posibilidad de tratar lo real mediante lo simbólico"

¿Alcanza esto para definir al psicoanálisis como una ciencia? No

Lo que una praxis delimita, justamente, es un campo. Ahora bien, el campo definido por la praxis analítica no puede asociarse a una ciencia, pues análogamente a la alquimia, donde "la pureza del alma del operador era como tal, y explícitamente, un elemento esencial del asunto", en "la Gran Obra Analítica", no podemos dejar de lado "la presencia del analista: punto central que pongo en tela de juicio, a saber, ¿cuál es el deseo del analista?" (40).
"Proclamar ‘cosa’ o ‘campo’ lo que nos viene de Freud equivale a privar a la IPA de un cierto número de determinaciones que ella sostiene (y que la sostienen) como institución; en especial esta, que no es la menos importante, la que querría presentar al psicoanálisis evidentemente, como una ciencia" (
41).

El "campo freudiano" pasa a ser la referencia que permite delimitar al psicoanálisis como una "praxis", una praxis que, por las limitaciones mismas que la definición de praxis implica, exige, el agregado del nombre propio, ya no solo de su descubridor, sino de su inventor, sino de su creador.

Esto porque lo que diferencia esta praxis de otras es la función del "deseo del analista". El psicoanálisis tiene un "pecado original (...): el deseo del propio Freud, o sea el hecho de que algo, en Freud, nunca fue analizado (...) Si queremos que el análisis se sostenga en pie es esencial remontarse a este origen". "El campo freudiano de la práctica analítica (sigue) dependiendo de cierto deseo original, que desempeña siempre un papel ambiguo pero prevaleciente, en la transmisión del psicoanálisis" (42).

Pero, ¿acaso podríamos hablar también de un campo kleiniano? ¿Incluso de un "campo lacaniano" (el propio Lacan no se ahorró esa sugerencia en la sesión del 11 de febrero de 1970 del seminario "El envés del psicoanálisis")?.

No es al mismo título, en todo caso, como podría pensarse.

Mas adelante, en el seminario "Los fundamentos del psicoanálisis", abordando el problema de la transferencia Lacan subraya la incidencia que al respecto tiene el deseo del analista: "La contribución que cada uno aporta al resorte de la transferencia, ¿no es, aparte de Freud, algo donde su deseo es perfectamente legible'? Yo les analizaría a Abraham simplemente a partir de su teoría de los objetos parciales. No hay en el asunto solamente lo que el analista quiere hacer de su paciente. También hay lo que el analista quiere que su paciente haga de él, Abraham, digámoslo, quería ser una madre completa.
Además, también podré entretenerme señalando los márgenes de la teoría de Ferenczi, con una célebre canción de Georgius -Yo soy ‘hijo-padre’.
Nünberg también tiene sus intenciones, y en su artículo verdaderamente notable sobre "Amor y Transferencia", se muestra en una posición de árbitro de las potencias de vida y muerte en la que no podemos dejar de ver la aspiración a una posición divina
" (
43) (subrayado mío).

"...en las fluctuaciones en la historia del psicoanálisis, del compromiso del deseo de cada analista, hemos llegado a añadir tal pequeño detalle, tal observación complementaria, tal adición o refinamiento de incidencia que nos permite calificar la presencia, al nivel del deseo, de cada uno de los analistas. Es ahí que Freud dejó esta banda, como él dice, que le sigue" (44).

En ese "aparte de Freud", se indica una posición diferente de cada uno de sus seguidores respecto de Freud. El campo freudiano es el que se abre con la invención del psicoanálisis, el que queda constituido a partir de la causa freudiana, es decir, el deseo de Freud en posición de objeto, en posición de causa.

Campo freudiano implica sobre todo un vacío.
¿Cómo definir la pertenencia o no a dicho campo? Sobre todo cuando, no estando ya Freud, todo depende de lo que se dice que Freud ha dicho. Así fue como durante mucho tiempo Freud fue un rehén de la IPA, el lugar donde se decía lo que Freud había dicho.
Al abrir ese campo, vaciando de criterio positivo la pertenencia, se le demanda a cada uno que se produzca allí, sumándose a ese "pueblo de únicos" que mencionaba Valery y que Lacan cita en su tesis (
45) para subrayar el cuestionamiento al binario médico/enfermo poniendo de relieve que uno y otro "no están hechos de un temple esencialmente diferente" (46).

En la sesión del 15 de abril del seminario sobre "Los fundamentos del psicoanálisis" Lacan señala: "Paradójicamente, la diferencia que asegura la más segura subsistencia del campo de Freud es que el campo freudiano es un campo que, por su naturaleza, se pierde. Aquí es donde la presencia del psicoanalista es irreductible, como testigo, de esa pérdida" (47) (subrayado mío).

Todas estas cuestiones tienen particular importancia a la hora de los problemas institucionales, pues, como señala Allouch, "sin disponer todavía de un abordaje bien conceptualizado de esos dos términos, escuela y campo, no podemos dejar de preguntarnos desde ahora si no es que Lacan habría creado (¿sin saberlo?) la posibilidad de una escuela lacaniana poniendo de relieve un ‘campo freudiano" (48).

Los términos "campo freudiano" y "campo lacaniano" han terminado siendo usados e inscriptos como marcas registradas (49) (a veces disputadas) por algunas instituciones

Volviendo a la relación Freud-Lacan, el problema se ordena en torno a la articulación del caso freudiano con los tres registros lacanianos, teniendo presente que a partir de 1953, y por mas de 20 años, "la teriaca lacaniana real simbólico e imaginario habrá sido eso a partir de lo cual Lacan barría la casi totalidad del dominio de aplicación del campo freudiano" (50).

En ese sentido, y como ya lo señalamos, si bien puede pensarse que Lacan implica un cambio de paradigma en el interior de una disciplina constituida, también debe percibirse que es la introducción del RSI la que, por un efecto de apres coup, constituye como tiempo previo, y por lo tanto como paradigma previo o paradigma constitutivo de una disciplina, al método de Freud.

Finalmente, a partir de 1975, Lacan problematiza su propio ternario, es decir, establece una relación de crisis con sus propios planteos.

En realidad, durante estos 20 años un problema interno al ternario no dejó nunca de desarrollarse: ¿qué es lo que subsume cada uno de los tres registros? Esta problemática es la que marcará los últimos años de la enseñanza de Lacan en torno al tema de los nudos.

Notas

(1) J. Allouch, "Freud et puis Lacan" (ELP); en particular el capítulo "Freud desplazado" (también publicado en el primer número de la revista "Littoral" que se edita en Córdoba, Argentina).

(2) J. Allouch, "Freud y después Lacan", Edelp, página 27

(3) Idem, página 95)

(4) J. Lacan, Escritos I, página 168

(5) J. Lacan, Los complejos familiares

(6) J. Allouch, "Freud y después Lacan", Edelp, página 99

(7) Idem, página 101

(8) Idem

(9) J. Lacan, "Repuesta al comentario de Jean Hyppolite sobre la Verneinung de Freud", Escritos 1, página

(10) J. Allouch, "Freud y después Lacan", Edelp, página 29

(11) Idem

(12) S. Freud, "Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico", Obras Completas, Ed. Amorrortu, Tomo XIV, página 7

(13) Idem, página 24

(14) Idem, página 7

(15) Idem, página 24

(16) Idem, página 25

(17) Idem

(18) J. Lacan, "Variantes de la cura tipo", Escritos I, Ed. Siglo XXI, página 344

(19) J. Lacan, Seminario I "Los escritos técnicos...", sesión del 13 de enero de 1954

(20) J. Lacan, "Television", Ed. Seuil, página 17

(21) J. Lacan, "El psicoanálisis y su enseñanza", Escritos I, Siglo XXI, página 420

(22) S. Freud, "Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico", Obras Completas, Ed. Amorrortu, Tomo XII, página 114

(23) J. Lacan, "Variantes de la cura tipo", Escritos I, Ed. Siglo XXI, página 348

(24) S. Freud, "Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico", Obras Completas, Ed. Amorrortu, Tomo XII, página 111

(25 ) S. Freud, "Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico", Obras Completas, Ed. Amorrortu, Tomo XII, página 116

(26) J. Lacan, "La cosa freudiana", Escritos I, Ed. Siglo XXI, página 386

(27) J. Allouch, "Freud y después Lacan", Edelp, página 77

(28) Idem, página 73/4

(29) En la sesión del 2 de febrero de 1955 (Seminario II, "El yo en la teoría de Freud"), refiriéndose a lo que serían 4 esquemas en Freud: la psicología para neurólogos (inédita para ese entonces), la interpretación de los sueños, la libido y el mas allá del principio de placer, Lacan plantea que: "Aunque vinculados a funciones completamente diferentes, estos esquemas presentan algo semejante en su forma. En efecto, se trata siempre de un esquema del campo analítico. Al comienzo, Freud lo llama aparato psíquico, pero ya verán los progresos que realiza, que son los de su concepción respecto a lo que podemos llamar el ser humano" (subrayados MS).

(30) En la sesión del 19 de mayo del 55 Lacan contrapone a la relación de objeto "El campo de la experiencia freudiana (que) se establece en un registro de relaciones muy diferente. El deseo es una relación de ser a falta" (subrayado MS).

(31) En la primera sesión del seminario VI "El deseo y su interpretación" (sesión del 12 de noviembre de 1958), haciendo referencia al esquema (¿) Lacan señala: "Al nivel de la segunda y tercera etapas del esquema, les dije que tenemos un uso más consciente del saber, quiero decirles que el sujeto sabe hablar y habla. Es lo que hace cuando llama al otro, y por tanto es allí donde se encuentra la originalidad del campo que Freud descubre y que llama lo inconsciente, es decir, ese algo que pone siempre al sujeto a cierta distancia de su ser, lo que hace que precisamente ese ser no se le junte jamás, y que por eso es necesario que no pueda hacer otra cosa que alcanzar su ser en esa metonimia del ser en el sujeto que es el deseo" (subrayado MS).

(32) En el seminario VII sobre "La ética", en la sesión del 18 de mayo de 1960 dice: " el fantasma, es un no-toquen-lo-bello; el fantasma puede estar en la estructura de ese campo enigmático cuyo primer margen, lo conocemos, es el que nos impide entrar en el principio de placer, es el margen del dolor. Es menester que nos interroguemos sobre lo que constituye ese campo: Freud ha dicho pulsión de muerte" (subrayado MS).

(33) En la cosa freudiana: "¿Acaso les revelaré algo nuevo si les digo que esos textos a los que consagro desde hace cuatro años un seminario de dos horas todos los miércoles de noviembre a julio, sin haber puesto en obra hasta ahora más de una cuarta parte, suponiendo que mi comentario implique la totalidad, nos han dado, a mí como a los que me siguen, la sorpresa de verdaderos descubrimientos? estos van desde conceptos que han permanecido inexplotados hasta detalles clínicos abandonados al hallazgo de nuestra exploración, y que dan testimonio de cómo el campo que Freud experimentó rebasaba las avenidas que se encargó de disponer en él para nosotros, y hasta qué punto su observación, que produce a veces la impresión de ser exhaustiva, estaba poco sometida a lo que tenía que demostrar." (subrayado MS)

(34) En "Observación sobre el Informe de D. Lagache": "Nos detendremos en el mismo punto que Daniel Lagache para hacer el balance de nuestra divergencia. Está en la función misma que él da a la intersubjetividad. Pues ésta se define para él en una relación con el otro del semejante, relación simétrica en su principio, como se ve en el hecho de que Daniel Lagache formula que por el otro el sujeto aprende a tratarse como un objeto. Para nosotros, el sujeto tiene que surgir del dato de los significantes que lo recubren en un Otro que es su lugar trascendental: por lo cual se constituye en una existencia donde es posible el vector manifiestamente constituyente del campo freudiano de la experiencia: a saber lo que él llama el deseo" (subrayado MS). J. Lacan, Escritos II, Ed. Siglo XXI, página 635

(35) En "Subversión del sujeto...": "En nuestro sesgo para situar a Freud, nada pues que se ordene por la astrología judiciaria en que está sumida la psicología. Nada que proceda de la calidad, o incluso de lo intensivo, ni de ninguna fenomenología con la que pueda tranquilizarse el idealismo. En el campo freudiano, a pesar de las palabras, la conciencia es un rasgo tan caduco para fundar el inconsciente sobre su negación (ese inconsciente data de santo Tomás) como es inadecuado el afecto para desempeñar el papel del sujeto protopático, puesto que es un servicio que no tiene allí titular" (subrayado MS). J. Lacan, Escritos II, Siglo XXI, páginas 778/9

(36) J. Lacan, "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo", Escritos II, Siglo XXI, página 779

(37) J. Lacan, Seminario "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis", Ed. Paidos, página 11

(38) Idem, página 12

(39) Idem, página 14

(40) Idem, página 17

(41) J Allouch, "Freud y después Lacan", Edelp, página 74

(42) J. Lacan, Seminario XI "Los fundamentos del psicoanálisis", sesión del 15 de enero de 1964

(43) J. Lacan, Seminario "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis", Ed. Paidos, página 165

(44) Idem, páginas 165/6

(45) J. Lacan, "De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad", Ed. Siglo XXI, en la nota a pie de página número 29 de la página 252: "Las profesiones delirantes... Doy ese nombre a todos aquellos oficios cuyo principal instrumento es la opinión que uno tiene de sí mismo, y cuya materia prima es la opinión que los demás tienen de uno. Las personas que los ejercen, condenadas a una eterna candidatura, están afligidas siempre, necesariamente, de cierto delirio de grandeza, atravesados y atormentados sin descanso por cierto delirio de persecución. En este pueblo de únicos reina la ley de hacer lo que nadie ha hecho nunca, y lo que nadie hará nunca. Tal es cuando menos la ley de los mejores, es decir, de aquellos que tienen el ánimo de querer declaradamente algo absurdo. No viven más que para obtener y hacer duradera la ilusión de estar solos, pues la superioridad no es sino una soledad situada en los límites actuales de una especie. Cada uno de ellos funda su existencia sobre la inexistencia de los demás, pero a los cuales hay que arrancarles su consentimiento de que no existen... Observad bien que no estoy haciendo otra cosa que deducir lo que se halla envuelto en lo que se ve. Si lo dudáis haceos la siguiente pregunta: ¿a qué tiende una labor que absolutamente no puede ser realizada más que por un individuo determinado, y que depende de la particularidad de los hombres?" (subrayados MS).

(46) J. Allouch, "Freud y después Lacan", EDELP, página 80

(47) J. Lacan, Seminario "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis", E. Paidos, página 133

(48) J. Allouch, "Freud y después Lacan", EDELP, página 75

(49) "Campo Freudiano" es una denominación monopolizada por la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), y "Campo Lacaniano" es una denominación que se disputan algunos grupos de los llamados "lacanoamericanos" y la Internacional de Foros surgida de la escisión de la AMP del 98 encabezada por C. Soler.

(50) J. Allouch, "Freud y después Lacan", EDELP, página 103

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