Michel Sauval - Psicoanalista Jacques Lacan, Seminario "Lógica del fantasma", Lectura y comentarios de Michel Sauval

Sesión del 22 de febrero de 1967
"De la sublimación al acto sexual"

Notas de lectura y comentarios
La ubicación de las citas es indicada con paginación de la edición Paidós

Acto sexual

1 - Sublimación y "Befriedigung"

La repetición y la satisfacción, “Befriedigung”, son los componentes fundamentales de la sublimación.
Como vimos, la compulsión de repetición no solo engloba la vida bajo el término del principio de placer sino que no devolverá al dominio de lo inanimado nada de su material más que "a su manera", que consiste en volver a pasar por “los caminos que ha edificado” (169). La satisfacción tiene por esencia que estos caminos sean recorridos. El análisis de la sublimación servirá para comprender "esta satisfacción fundamental, que es la que Freud articula, como una opacidad subjetiva, como satisfacción de la repetición" (170).

En el seminario XI Lacan señalaba lo problemático de la noción de satisfacción y que "el único alcance de la pulsión para nosotros es poner en tela de juicio este asunto de la satisfacción" (1), puesto que la misma no es algo evidente e inmediato, como lo ponen de manifiesto los pacientes, para quienes "todo lo que ellos son, lo que viven, aún sus síntomas, tiene que ver con la satisfacción", pero donde "satisfacen a algo que sin duda va en contra de lo que podría satisfacerlos, lo satisfacen en el sentido de que cumplen con lo que ese algo exige". Es decir, para esa satisfacción, "penan demasiado" (2). La meta de la pulsión "no es otra cosa que ese regreso a su forma de circuito" (3).

2 - Los dos extremos de la cadena

Uno de los destinos que Freud postula para las pulsiones es la sublimación, en la cual la satisfacción es con meta inhibida (zielgehemmt). Ziel (meta) es la satisfacción, “que solo puede alcanzarse cancelando el estado de estimulación en la fuente de la pulsión(4) . Pero “aunque para la pulsión lo absolutamente decisivo es su origen en la fuente somática, dentro de la vida anímica no nos es conocida de otro modo que por sus metas(5).
Es decir, el empalme somático de la pulsión, no es algo accesible. Si bien esa “cancelación del estado de estimulación”, considerado por Freud como “meta última”, permanezca invariable, “los caminos que llevan a ella pueden ser diversos(6). Por eso, “para una pulsión se presentan múltiples metas más próximas o intermediarias”, y la experiencia permite también hablar de pulsiones “de meta inhibida” en el caso de “procesos a los que se permite avanzar un trecho en el sentido de la satisfacción pulsional, pero después experimentan una inhibición o una desviación”.

¿Qué implica esta inhibición “gehemmt” con relación a la meta “ziel”, la pulsión y la satisfacción?

Lacan retoma la relación que presentó entre “aim” (el trayecto, el camino a recorrer) y “goal” (alcanzar la meta, marcar el punto) para precisar el “circuito” pulsional(7) , asociándola a los términos alemanes “Zweck” (propósito) y “Ziel” (meta), para subrayar que no está dicho que la "Zweckmäßigkeit" (8) (que significa conveniencia, funcionalidad, utilidad, oportunidad) "sexual", es decir, la funcionalidad o utilidad sexual, esté, de alguna manera "gehemmt", “inhibida”, en la sublimación. En la “zielgehemmt” (sublimación) no está inhibida la “zweckmäßigkeit” sexual. El supuesto “objeto” de la pretendida “pulsión genital” puede ser retirado sin que, en la sublimación, la “pulsión sexual” pierda su capacidad de satisfacción (befriedigung), satisfacción que se realiza "sin transformación, desplazamiento, represión, alibi, reacción o defensa" (171). Esos son los dos “extremos de la cadena(9) que sostiene Freud para orientarse en lo tocante a la sublimación: por un lado la "zielgehemmt", la inhibición de la satisfacción respecto del objeto, y por el otro, que esa satisfacción se realiza "sin transformación, desplazamiento, represión, alibi, reacción o defensa".

No nos sorprenderá que Lacan caracterice el planteo de Hartman (10) de “sexualización de las funciones del ego” como un “discurso de mentiras” (171).
Hartmann presenta la sublimación como idéntica y no desplazada con relación a lo que se sigue llamando “pulsión sexual” y como ligada a las funciones del yo, postuladas como autónomas, es decir, provenientes de una fuente instintiva (de donde proviene la coloración que Hartmann denomina “sexualización de las funciones del ego”). Toda la teoría analítica rechaza la noción de purísimas funciones del yo que se relacionan con la realidad dada como tal, que se adapten a su medida, y que haya “un pensamiento puro que tenga una relación aislada, autónoma, identificable, con un mundo al que abordaría sin estar atravesado por la función del deseo” (171).

3 - Acto sexual y repetición

El acto es un significante que se repite en un solo gesto (razones topológicas hacen posible la existencia del doble bucle a partir de un corte único), y la consecuente instauración del sujeto como tal.
De un acto “verdadero” un sujeto sale diferente, su estructura es modificada por el corte, y no puede reconocer ese acto en su alcance inaugural, “está tomado en la Verleugnung” (172).

Esto nos permite abordar la “relación sexual” en los términos en los que el lenguaje la califica: “acto sexual”. En ese sentido, el acto sexual no se reduce a la copulación pura y simple, sino que tiene todas las características previamente señaladas. “El acto sexual se presenta como un significante que repite la escena edípica” (172).

¿Cómo pensar, o abordar, esa “repetición”?
La referencia de Lacan al “incesto” acota ese “acto” a la estricta referencia de la repetición “en un solo gesto”, en el que se instauraría algo que es sin retorno para el sujeto (al estilo del “cruce del Rubicón”) y que la desmentida de la Verleugnung no cambia en nada. Sin embargo, la afirmación “un chico que se ha acostado con su madre no es para nada, en el análisis, un sujeto como los otros” (172) es de una banalidad que lleva al propio Lacan a reconocer que eso “merecería ser fundamentado” y confiar en la no reacción contraria del público en que lo que dijo no es “algo demasiado tosco” (173).

Otro costado de este aspecto “único” del acto sexual es la “finalidad” que tiene, para la Iglesia, de traer al mundo un alma nueva, lo cual plantea la pregunta de por donde se confiesa la función de la reproducción que está “detrás” del acto sexual. Puesto que cuando tratamos del sujeto de la repetición, se trata de significantes en tanto que precondición de un pensamiento, cabe tomar nota que el significante también se muestra al nivel de los cromosomas. Sea por el ADN o el ARN, tenemos pequeños mensajes bien seriados que, después de ser mezclados en la “gran urna”, hacen surgir “el nuevo tipo de chiflado que en la familia esperan para hacer aclamaciones”.
Pero, ¿es a este nivel que se plantea el problema?

4 - Media y extrema razón

Lacan recuerda que en la página 660 de los Escritos (Escritos, Editorial Siglo XXI), en el texto “La significación del falo”, escribió: “el falo como significante da la razón del deseo (en la acepción en que el término es empleado como “media y extrema razón de la división armónica)”.
En los Escritos, esta “razón” se articula con “las estructuras a las que estarán sometidas las relaciones entre los sexos(11), relaciones que girarán alrededor de un ser y de un tener, donde el falo funciona como una “razón”, es decir, una cierta “medida”.

La “acepción” de la “media y extrema razón”, anticipa que la ambición de que el falo funcione como “denominador común” para ambos sexos no culmina en una “división armónica” puesto que lo que está en juego en esa “medida”, como veremos en detalle ahora, es la “inconmensurabilidad”. Con ironía, Lacan señala que ese sería el “guijarro blanco(12) que habría arrojado ahí para poder reintroducirlo ahora con el fin de “poner un orden, una medida, dentro de la cuestión del acto sexual en su relación con la función de la repetición” (173)

¿Qué significa el Edipo?
El producto de la repetición en el acto sexual, en tanto que acto, tiene sus incidencias en el hecho que el sujeto que somos es opaco, tiene un inconsciente.
El agente del acto sexual “sabe que es un hijo”, y ese es el motivo por el que “hemos remitido el acto sexual al Edipo” (174).

Lacan propone como soporte a la relación significante, definida por la media y extrema razón, el mismo que ya fue asignado al doble bucle de la repetición: una simple línea, a la que se le pueden asignar dos extremos (los que resultan de cortar el doble bucle en cualquier lugar). Y sobre esa línea propone marcar los “cuatro” puntos que definen “la media y extrema razón” (174).
Este “cuatro” y el consiguiente dibujo en tres tramos, da lugar a algunas confusiones y malentendidos que encontraremos en las fórmulas posteriores (en la página 175).

En el Libro VI de los "Elementos" de Euclides, tenemos la siguiente definición: "Se dice que un segmento ha sido cortado en extrema y media razón cuando la recta entera es al segmento mayor como el segmento mayor es al segmento menor" (13).
Otra manera de expresarlo sería: "El todo es a la parte mayor como ésta es a la menor".
Por lo tanto, no son “cuatro” sino tres los puntos: los extremos y el lugar intermedio que configura la “extrema y media razón” entre las partes y el todo.

Realizando las cuentas correspondientes, se llega a que, en cualquier segmento dividido en "Media y Extrema razón", independientemente de su longitud, siempre se cumple que la razón entre el todo y el trozo mayor es igual a la razón entre el lado mayor y el menor.

Extrema y media razón - Lógica del fantasma

Si a y b son la denominación de los dos tramos en que se ha dividido el segmento de acuerdo a la "media y extrema razón", el cociente es

A este número se le llama "número áureo" o "número de oro" y se le representa por la letra griega φ o su mayúscula Φ.
Se trata de un número algebraico irracional (no puede ser descrito como la razón de dos números enteros, su representación decimal es infinita y no tiene periodo) que fue descubierto en la Antigüedad, no como una expresión aritmética, sino como relación o proporción entre dos segmentos de una recta, es decir, una construcción geométrica.
Por ejemplo, la raíz cuadrada de 5 resulta de trazar en un cuadrado, una diagonal desde uno de sus vértices hasta el punto medio del lado opuesto. Si luego rebatimos esa diagonal sobre ese lado opuesto tenemos un segmento compuesto de dos partes que cumplen la proporción aurea

Número de oro - Lógica del fantasma - Lacan

Sin mayores construcciones encontraremos también estas proporciones en un pentagrama, donde puede verificarse que

a/b = b/c = c/d = 1,61803… = φ

Número de oro en un pentagrama - Lógica del fantasma

Esta proporción se "encuentra" tanto en geometrias como en la “naturaleza” (en las nervaduras de las hojas de algunos árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol, en los flósculos de los girasoles, etc.).
Una de sus propiedades aritméticas más curiosas es que su cuadrado (Φ x Φ = 2,6180339887…) y su inverso (1/Φ = 0,6180339887…) tienen las mismas infinitas cifras decimales.
Asimismo, se atribuye un carácter estético a los objetos cuyas medidas guardan la proporción áurea.

El descubrimiento de números irracionales y magnitudes inconmensurables, en tiempos de la Grecia antigua, provocó una considerable consternación en las filas pitagóricas al cuestionar los fundamentos de su filosofía en los números enteros. Tan grave fue el escándalo lógico que se desplegaron enormes esfuerzos por mantener el asunto en secreto y emergió una terrible leyenda, como la que relata un viejo escolio (atribuido al filósofo neo-platónico Proclo) en el Libro X de "Los Elementos" de Euclides: "Es fama que el primero en dar al dominio público la teoría de los irracionales, perecería en un naufragio, y ello porque lo inexpresable e inimaginable debería siempre haber permanecido oculto. En consecuencia, el culpable, que fortuitamente tocó y reveló este aspecto de las cosas vivientes, fue trasladado a su lugar de origen, donde es flagelado a perpetuidad por las olas" (14) .

5 - Acto sexual

Volviendo entonces al acto sexual, a designará el producto de una copulación precedente (que como tal, fue un acto), y A será la madre, como significante, a la que le damos el valor de 1, puesto que en ella se realiza el pasaje de la unidad contable a unidad unificante.
La madre como sujeto “es el pensamiento del 1 de la pareja”, un pensamiento determinado al nivel de uno de los términos de la pareja real. Es necesario entonces que algo surja subjetivamente de esta repetición, que restablezca la razón media tal como la definimos al nivel de la pareja real. Es decir, que aparezca “algo” que, en esa fundamental relación significante que es la “relación armónica”, se manifieste como “otra magnitud”, la que se indica como “c” en el esquema

En la secuencia de ecuaciones siguientes encontraremos una mezcla de "magnitudes" con "relaciones".
Por un lado tenemos la proporción entre dos tramos de un segmento dividido por la "media y extrema razón", como sería el caso del tramo (A + a) repartido según la relación…

( A  + a ) / a  = A / a

…que sería igual al número áureo (φ = 1,61803…).
Tal es “la media y extrema razón de lo que vincula al agente con lo que es paciente y receptáculo en el acto sexual” (175), en la medida en que es un acto, o sea, que tiene una relación con la existencia del sujeto.

Y por otro lado, se agrega ese tercer tramo “c”, en la siguiente relación con los demás: "esta magnitud (llamémosla c) respecto de la suma de las otras dos, tiene el mismo valor que la más pequeña respecto con la más grande" (175), que podemos escribir como….

Para que esto sea válido (en términos de la proporción áurea, aquí escrita en forma inversa, es decir como 1 / φ ), es necesario que c sea igual a A, lo cual se aviene a que “en esa fundamental relación significante que es la relación armónica, se manifieste como otra magnitud” (175), es decir, que aparezca “otro” 1.

Si c = A, entonces la fórmula anterior deviene...

Pero entonces surge “otro” valor φ, donde se designa la castración , “en tanto designa el valor fundamental” (JAM eliminó esto), es decir, el número áureo, que se ordena en la siguiente fórmula

Esta fórmula, transpuesta sobre el esquema anterior, supondría “otro” valor para el segmento “c”, cuya resolución (15) es -φ = (A + a ) / a = 1,61803…. (es decir, el número áureo).
De esta eventual asignación de dos valores diferentes para el segmento “c” (como igual a A, en primer lugar, como igual a φ, en segundo lugar), surgen los eventuales malentendidos o confusiones respecto de esta última fórmula, cuya solución se obtiene si descartamos la propuesta de su transposición sobre el esquema con los tres segmentos. Sin embargo, como veremos a continuación, el valor de volverá a proyectarse sobre ese esquema

Castración

La relación significativa de la función fálica, en tanto “falta esencial” de la juntura de la relación sexual con su realización subjetiva, designa, en los significantes mismos del acto sexual (y aunque se cierna sobre ella la sombra de la unidad), “la marca de una falta fundamental” (175). Esto se llama “la función de la castración, en calidad de significante” (175).

El hombre solo se introduce en la función de la pareja a través de una relación que no se inscribe de inmediato en la conjunción sexual y que se encuentra representada en ese mismo “exterior” donde se dibuja la “extrema razón”. Esa “relación”, que no se inscribe de inmediato en el campo de A y a, se encuentra representada en “c” como “extrema razón”, es decir φ. La relación que asegura el predominio del símbolo fálico respecto de la conjunción sexual en tanto que acto, es la que da, a la vez:

6 - Sublimación

Es en la medida en que un objeto puede tomar el lugar que toma en el acto sexual que la sublimación funciona dando el mismo orden de satisfacción (“befriedigung”) que es dada en el acto sexual, el cual está suspendido del hecho de que lo que es pura y sencillamente interior a la pareja “no es satisfactorio” (176).

Finalmente, el cuadrángulo tendrá el interés de establecer ciertas proporciones: el pasaje al acto realiza, respecto de la repetición, las mismas funciones que la sublimación respecto del acting-out; y lo que separa la sublimación del pasaje al acto debe tener algo en común con lo que separa la repetición del acting out.

Notas

(1) Jacques Lacan, El Seminario, Libro XI "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis", Editorial Paidós, página 173.

(2) Idem

(3) Idem, página 186

(4) Sigmund Freud, “Pulsiones y destinos de pulsión”, Obras completas, Editorial Amorrortu, Tomo XIV, página 118

(5) Idem, página 119

(6) Idem, página 118

(7) Jacques Lacan, El Seminario, Libro XI "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis", Editorial Paidós, página 185

(8) Al respecto cabe ponderar la redacción de Paidós que pone “finalidad” entre paréntesis, justo después de “zweckmäßigkeit”, haciendo explícita la acotación del sentido del término alemán a ese paréntesis, a diferencia de la redacción de Seuil que, al igual que en la estenotipia y Staferla, da lugar a suponer, para quienes no conozcan bien el alemán, que ese término significaría “finalidad sexual”, y no solamente “finalidad”.

(9) Jacques-Bénigne Lignel Bossuet, "Traité du Libre arbitre", capítulo IV, Paris 1677: "Por lo tanto, cuando comenzamos a razonar, primero debemos postular como indubitable que podemos conocer con mucha certeza muchas cosas de las cuales, sin embargo, no comprendemos todas las dependencias ni todas las consecuencias. Por eso la primera regla de nuestra lógica es que nunca debemos abandonar las verdades una vez conocidas, cualquiera que sea la dificultad que surja cuando queramos reconciliarlas; pero que, por el contrario, por así decirlo, siempre es necesario sujetar firmemente los dos extremos de la cadena, aunque no siempre se vea el medio, a través del cual se continúa la cadena. Sin embargo, se pueden buscar los medios para conceder estas verdades, siempre que se resuelva a no dejarlas perderse, pase lo que pase con esta búsqueda; y que no renunciemos al bien que poseemos por no haber logrado encontrar el que perseguimos"

(10) Heinz Hartmann, “Ensayos sobre la psicología del yo”, Fondo de Cultura Económica

(11) Jacques Lacan, “La significación del falo”, Escritos 2, Editorial Siglo XXI, página 661

(12) En el cuento de Charles Perrault “Pulgarcito”, el personaje pulgarcito deja guijarros blancos en el camino para saber como retomarlo

(13) Euclides, "Los elementos", Libro VI, Definición 3

(14) Euclides, "Los elementos", Libro X

(15) Si A = 1 entonces esa fórmula se escribe 1 / (1+a) = -φ / (1+a-φ)
se deduce (a + 1 -φ) = (-φ – φ.a),
de donde resulta -φ = (1+a) / a

 

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