Charla en Sainte Anne del 3 de marzo 1972
"La partenaire desvanecida"
Notas de lectura y comentarios
La ubicación de
las citas es indicada con número de página de la edición Paidós "Hablo a las paredes"
Pura significancia
Vamos a comenzar con las preguntas que envió Georgina por el grupo de mail.
Iba a responderlas por escrito por esa vía, pero no tuve tiempo, así que aprovecho y las analizamos por aquí.Tres preguntas puntuales sobre frases o párrafos del seminario. Las tomo en orden inverso.
Respecto de la diferencia entre "sentido" y "significancia", creo que puede ser útil tener presente los campos semánticos a los que podríamos remontar o asociar cada uno de esos términos.
El término “sentido” deriva del verbo sentir, que viene del latín "sentire", que significaba experimentar una sensación que llega por los sentidos, y a la vez el sentimiento, reflexión o acto de decisión que esta percepción conlleva o provoca (1). Puede decirse que su sentido más primitivo es tomar una dirección por haberse orientado por los sentidos (significado que aún conservamos cuando hablamos del sentido de un movimiento o de las agujas del reloj). Remite al acto perceptivo-reflexivo concebido como una acción inseparable. Así el sensus (de donde viene seso) es en latín no sólo el sentido y la sensación, sino sobre todo el llamado "sentido común", la facultad de pensar bien con arreglo a la percepción de unas situaciones prácticas. La sententia (sentencia) es la opinión, postura mental y decisión extraída de la percepción de unos hechos. Asentir (de assentire) es mostrar conformidad de juicio con otros. Consentir es estar de acuerdo con otros, confluir en una postura o percepción, disentir es apartarse de la percepción, pensamiento y decisión de otro, etc. En suma, implica una posición subjetiva en un contexto.En cambio, por otro lado tenemos la serie de términos que se asocian a “signo”: significar, significante, significado, significación, significancia, etc.
La palabra signo deriva del latín signum (insignia, marca, seña, estandarte, aquello que los hombre siguen).
El verbo significar viene del latín "significare" compuesto con la palabra "signum" y el verbo "facere" (hacer) (así se forman muchas palabras con la terminación -ficar: codificar, escenificar, pontificar, etc).Los otros términos resultan de la complementación de sufijos respecto del verbo significar.
El sufijo “ante” (para “significante”), es la forma del antiguo participio activo para los verbos de la primera conjugación (infinitivo terminado en -ar). Significa "que realiza" lo expresado por el verbo base (2). El sufijo “ado” (para “significado”) forma sustantivos que indican acción y efecto (afeitado, revelado). Y el sufijo “ción” (para “significación”) es derivativo, sustantivante (forma sustantivos deverbales que expresan acción y efecto). El sufijo “ancia” (para significancia) forma sustantivos femeninos a partir de adjetivos con el sufijo -ante, o directamente de verbos latinos, indicando diversos tipos de relación con la base verbal latina de la cual se derivan (en general denota acción o cualidad).
En un sentido general, podemos decir que por el sufijo “ante” se expresa principalmente qué o quién ejecuta la acción. En cambio por el lado de los sufijos “ado” o “ción” se expresa el costado del efecto. Para nuestro caso, cada una de estas expresiones, con relación al verbo significar.En el caso de la significancia, se nos podría perder un poco entre el conjunto de los sufijos, pero hay cierto uso, por lo menos en francés (y también en inglés), como el sentido de una expresión en la medida en que este sentido no es identificable ni reducible a la referencia. Por ejemplo, un sincategorema (“todos”, “no”, “y”, “si”, los conectivos, los auxiliares del verbo que expresan las modalidades lógicas…), que es un término que no tiene significación autónoma, sino sólo cuando conecta o se relaciona con otros términos llamados categoremas (sustantivos, verbos, adjetivos), no designa referencia, tiene sentido sólo en el fluir del discurso. Podríamos plantearlo como una situación de significar en potencia. No es un significante, sino una expresión (o parte de una expresión)
Por el lado de significado, significación, tenemos una relación que no incluye al sujeto. La significación siempre reenvía a otra significación, es lo que el significante significa.
Lo que le falta a la significación es el sentido, es decir, lo que incluye al sujeto. En la significación no aparece el valor de verdad que algo tiene para alguien.
Lo que produce el advenimiento del sentido es el efecto de verdad, el efecto sujeto. El sentido implica la localización del sujeto con relación al Otro. El sentido es lo que implica efectivamente hablar de lazo de articulación al Otro.
En “Instancia de la letra…” Lacan señala que “es en la cadena del significante donde el sentido insiste, pero que ninguno de los elementos de la cadena consiste en la significación de la que es capaz en el momento mismo” (3).Vamos entonces a la pregunta que planteaba Georgina respecto a la diferencia entre sentido y la “pura significancia”, en la página 92, en la charla en Sainte Anne titulada “La partenaire desvanecida”, cuando señala que la secuencia “te demando que me rechaces lo que te ofrezco”, que analizó en la sesión anterior, se ordenan como una topología cuya inserción matemática liga relaciones de “pura significancia”.
Las relaciones no son de significado, ni es una simple una articulación significante.
Es una relación entre proposiciones que tienen la capacidad de “significar” en función de cómo se anuden, o desanuden. Recuerden que esas proposiciones se completan en la medida en que se anudan.
Partimos de “yo te demando que…”, que se escribe con la función F con las variables x (“yo”), y (“te”) y z.
Y en el lugar de esa variable z es donde, con el “que”, se ubica otra función, “tú me rechaces lo que…”, que habíamos denominado f, nuevamente con las variables x (“tu”), x (“me”) y z, donde nuevamente se ubica, a partir de “lo que”, otra función, “yo te ofrezco porque…”, y así teníamos la secuencia ....“yo te demando” que “tú me rechaces” lo que “yo te ofrezco”
F( x , y , f ( x , y, F ( x , y ) ) )
.... que se cerraba con el “no es eso”.
Es así como ahora, en esta página 92, vuelve a señalar, respecto a estos tres términos, que “por la presencia del tercero se establece entre los otros dos una relación” (92).
Es en ese sentido que podemos decir que la relación topológica es de “pura significancia”.
No es significante, porque no es la topología de la articulación significante, sino la del nudo Borromeo.
Podemos asociarlo al estatuto significante en el sentido de sin el significado, pudiendo producir significación.A “semejanza” de la articulación significante (para la producción de significación), podríamos decir que cada uno de estos nudos, depende de su anudamiento con los demás para dar cuenta de un sentido.
Evidentemente, una “semejanza” muy forzada, puesto que con los nudos podemos estar anudando registros completos (simbólico, imaginario y real), o proposiciones, y no simplemente una secuencia de elementos simbólicos (significantes).Engancho con esto la primera pregunta de Georgina, la de porqué “la demanda no alcanza para constituir un discurso” (89).
Podríamos redoblar la pregunta a partir del señalamiento siguiente que “tiene la estructura funcional de este, que es la de ser un cuadrípodo”, y más precisamente, el carácter “indispensable” del “cuaterno de letras F,x,y,z” que recién vimos, para representarla. Esos cuatro términos (F, x, y, z) de las demandas, en su anudamiento topológico, no conforman la misma estructura que el discurso y sus respectivos lazos sociales. Los términos de la demanda son el verbo, el “yo” y el “tu”, y el “objeto”, que es otro vacío, donde se anudan otras demandas. Los términos de la estructura del discurso son los significantes S1 y S2, el S barrado $ y el objeto a.En particular, tenemos la inclusión del objeto a en esa estructura de discurso, objeto que Lacan lo viene articulando en diferentes matemas o estructuras, desde el esquema Lambda, el esquema R, el grafo del deseo, la fórmula del fantasma, etc.
A partir del seminario 10, en tanto el objeto a es reinventado como real, se radicaliza su heterogeneidad respecto a lo simbólico y lo imaginario. De hecho, en ese seminario, el sujeto pasa a constituirse a partir de la extracción de ese objeto, más precisamente, de la “separtición”, en función de los diferentes objetos “separables” del cuerpo, sea el seno, las heces, la voz, la mirada, y también el falo en función de la detumescencia. Pero podríamos decir que al incluirlo en la estructura del discurso, este objeto, en parte se significantiza, se vuelve más homogéneo a los otros términos, al menos en el sentido de que también funcionará como “semblante”.En la lógica del fantasma, Lacan planteará el “valor de goce”. Tomando la referencia marxista del valor de uso y valor de cambio de las mercancías, Lacan dirá que "El valor de goce juega el rol de valor de cambio" (sesión del 12 de abril de 1967) De la sustracción, en algún lugar, de un goce elegido solo por su carácter maleable, vemos introducirse, con el fetiche, ese valor de uso extraído y fijado, el único punto de inserción necesario para toda ideología sexual. Esa "sustracción de goce, ese es el pivote", y la "función del valor de goce" es transformar el goce "en algo de otro orden" (sesión del 26 de abril 1967). Ese goce extraído es una primera formulación del goce fálico, que hará obstáculo al acto sexual, y que ahora se reformula con la función fálica y la escritura de las fórmulas de la sexuación.
El goce está ligado al significante en la estructura del discurso, cosa que no ocurre en la formulación de la demanda en esta sesión, en la página 89. Su formulación con cuatro términos no incluye el objeto a de la misma manera, “la demanda no alcanza para constituir un discurso”. En el lugar donde tendríamos el “objeto”, tenemos el vacío de la variable z, que es por donde se van anudando las otras funciones, obteniendo el anudamiento de las tres funciones. Y es en ese anudamiento triple que se precisa el lugar del “no es eso” que Lacan asocia al objeto a.
Es el momento entonces de pasar a la segunda de las tres preguntas de Georgina, respecto a la asociación que hace Lacan entre “efecto de sentido” y objeto a, en la página 88, cuando dice que “al desanudar cada uno de esos verbos del nudo que forma con los otros, podemos encontrar lo tocante a ese efecto de sentido al que denomino objeto a” (88).Acabamos de señalar la relación que se va estableciendo entre sentido y goce. Y si recuerdan, en la tercer charla en Sainte Anne, la que lleva por título “hablo a las paredes”, en la página 102 de la edición de Paidós.
Allí plantea el problema del “sentido común”: “secreten sentido con fuerza y verán cuanto más cómoda se vuelve la vida. Fue así como me di cuenta de la existencia del objeto a, del que cada uno de ustedes tiene el germen en potencia. Lo que constituye su fuerza, y al mismo tiempo, la fuerza de cada uno de ustedes en particular es que el objeto a es totalmente ajeno a la cuestión del sentido”. Aquí parece que separa el sentido del objeto a. Pero enseguida vemos que esa separación no es tan tajante puesto que agrega: “el sentido es un pintarrajo añadido a ese objeto a con el cual cada uno tiene su ligazón particular”.Y después desarrolla la idea de la razón como “resonancia” (“réson”), el costado poético, por decir de algún modo, de la razón, que son efectos de sentido.
Entonces, el sentido es algo añadido al objeto a, lo recubre, no están tan separados.Si volvemos a la sesión del seminario, lo que plantea no es solo la relación entre sentido y goce, o sentido y objeto a, sino la cuestión de un “efecto de sentido” fruto de un des anudamiento de las funciones, y que a eso le llama objeto a.
Lo que podríamos asociar, como situaciones en que tenemos un efecto de sentido como objeto a, sería el “unheimlich”, lo siniestro, tal como lo plantea en las sesiones de noviembre y diciembre del 62, en el seminario 10. Allí plantea que lo siniestro es cuando aparece algo en el lugar donde no debería aparecer nada. Para que las cosas funcionen, se tienen que articular las faltas, pero si en el lugar de la falta, si en el lugar del -φ, aparece algo, tenemos esos fenómenos de lo ominoso. El objeto a, que no es especular, apareciendo en el espejo. En esas sesiones está agotando las posibilidades de dar cuenta de ese objeto por los registros imaginario y simbólico. Recién en la sesión del 9 de enero de 1963 reinventará el objeto a como real.Notas
(1) En el diccionario de la RAE encontraremos el siguiente listado de definiciones: “capacidad para percibir estímulos externos o internos mediante determinados órganos”, “capacidad de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella”, “razón de ser, finalidad o justificación de algo”, “interpretación de que puede ser objeto un mensaje o una obra”, “significado de una palabra o de un grupo de palabras”, “cada una de las dos orientaciones opuestas de una misma dirección.
(2) Ejemplo: cantar → cantante (que canta); andar → andante (que anda).
Uso: El participio presente o activo ya no existe en español, pero muchas de sus formas, derivadas del latín, funcionan como adjetivos (alarmante), sustantivos (hablante), preposiciones (durante) y adverbios (bastante).
.(3) Jacques Lacan, “La instancia de la letra en el inconsciente, o la razón desde Freud“, Escritos 1, Editorial Siglo XXI, página 470.