Michel Sauval - Psicoanalista Jacques Lacan, Seminario "La angustia", Lectura y comentarios de Michel Sauval

Notas y comentarios
Sesión del 30 de enero de 1963

Falta y agujeros

Para introducir la función de la falta, Lacan arranca con un planteo en relación a la lógica que encontraremos repetidamente en su enseñanza: "la relación con la falta es tan fundamental en la constitución de toda lógica que puede decirse que la historia de la lógica es la de sus logros en enmascararlas" (1). Este planteo ha sido objeto de más de una crítica por parte de matemáticos o epistemólogos (2), en la medida en que se generan malentendidos sobre la noción misma de falta a la que remite Lacan.

El pequeño apólogo del libro en la biblioteca, utilizado ya otras veces (3), busca precisar dicha noción: "Es en el nivel de la biblioteca donde se puede decir - Aquí, el volumen tal falta en su lugar. Este lugar es un lugar designado por la introducción previa de lo simbólico en lo real" (4). En otros términos, "no hay falta en lo real", "la falta sólo puede captarse por medio de lo simbólico" (5)
Ahora bien, ¿acaso eso implica que se puede operar con la falta como con la función de la doble negación? Por ejemplo, si en determinado libro "faltan" algunos grabados, ¿acaso estos grabados apareceran cuando "falte" el libro entero?. Obviamente no.

Esto plantea, entonces, otra dimensión: el agujero. Y es para analizar esa dimensión que Lacan apela a las superficies topológicas.
En este caso, apela al anillo o toro, para ilustrar, por su intermedio, la diferencia entre agujeros reductibles y agujeros irreductibles.

Los dos tipos de agujeros en el toro
Figura de la página 147 de la edición Paidos

El caracter de reductible o irreductible del agujero hace a la cuestión de si puede llenarse o no, de si puede colmarse. La posibilidad de colmar un agujero "es representable como el estrechamiento de un círculo" (6). Como se ve, hay dos círculos que delimitan agujeros que, estirando la superficie, pueden reducirse hasta desaparecer, y dejar el toro en su forma inicial. Son los casos del circulo sobre la superficie y del círculo que corta el anillo. En cambio hay otro círculo irreductible, que es el que abarca el hueco central, que no puede reducirse porque desarma el toro, transformándolo en una superficie rectangular.

En ese sentido, cada superficie implica diferentes posibilidades. El caso del cross-cap es una superficie en la que "nunca hay un círculo con reducción puntiforme, cualquier que sea el corte que dibujen ustedes en su superficie" (7). Tal como lo vimos al final de la sesión del 9 de enero (ver notas y comentarios), siempre tendremos algo que "podrá reducirse a la superficie mínima, no sin que quede al final, con independencia de la variedad del corte, algo que se simboliza, no con una reducción concéntrica [como ocurre con los círculos reductibles] sino bajo una forma irreductible, ésta o aquella, que son la misma - la llamada ocho interior" (8). Por eso el cross-cap ha sido utilizado por Lacan, y ahora nuevamente, como una vía paradigmática para "abordar la posibilidad de un tipo irreductible de falta" (9).

Y este tipo de falta irreductible es "radical en la constitución misma de la subjetividad" (10). En cuanto algo accede al saber, hay algo perdido, "y la forma más segura de abordar eso perdido, es concebirlo como un pedazo de cuerpo" (11). Un pedazo que tendrá el mismo estatuto que el "pedazo" que resulta del corte del cross-cap. Y es la "falta" de este mismo "pedazo", el punto que "hace propiamente posible la relación con el Otro, o sea, con aquello de donde surge que haya significante", y que por eso mismo, "no puede ser significado", al que Lacan llamará "el punto falta de significante" (12)

Lacan pasa a analizar, entonces, como interviene este punto en los demás registros (ver notas y comentarios)

Notas

(1) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, página 145

(2) Es el caso de las críticas realizadas por matemáticos como Alan Sokal (ver debate) o Guillermo Martinez (ver debate)

(3) Lacan ha utilizado este apólogo en algunas ocasiones previas, para repasar las diferencias entre la frustación, la castración y la privación
Por ejemplo, en la sesión del 29 de abril de 1959, del seminario VI "El deseo y su interpretación": "les he escrito que la frustración, imaginaria en su naturaleza, se desarrollaba siempre con un bien y con un término real. Y que la privación, real, se relaciónaba con un término simbólico. No hay —agregaba en aquel momento—, en lo real, ninguna especie de falla o de fisura. Toda falta es falta en su lugar, pero falta en su lugar es falta simbólica"
También en la sesión del 28 de febrero de 1968, del seminario IX "La identificación": "retomar las funciones de privación, frustración, castración. Es al retomarlas que podremos entrever en primer lugar cómo y donde se plantea la cuestión de la relación del mundo del significante con lo que llamaremos pulsión sexual, a saber privilegio, prevalencia de la función erótica del cuerpo en la cuestión del sujeto. Abordemos un poquito, mordisqueemos esta cuestión, partiendo de la privación, porque es la más simple. Hay menos a(-a) en el mundo, hay un objeto que falta en su lugar, lo que es la concepción más absurda del mundo si se da sentido a la palabra Real. ¿Qué puede faltar en lo Real?"

(4) Jacques Lacan, op. cit., página 146

(5) Idem

(6) Idem, página 147

(7) Idem

(8) Idem, página 148

(9) Idem

(10) Idem

(11) Idem

(12) Idem, página 149

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