Michel Sauval - Psicoanalista Jacques Lacan, Seminario "La angustia", Lectura y comentarios de Michel Sauval

Notas y comentarios
Sesión del 12 de junio de 1963

El grifo de Piaget

Lacan retoma su abordaje de las consideraciones de Piaget sobre el lenguaje y el pensamiento, en particular su noción de "lenguaje egocéntrico".
Piaget entiende ese egocentrismo en términos de que, en ese nivel, "los niños no se comprenden entre sí, que hablan para sí mismos" (1), y eso es lo que pretende evaluar (y medir) en las experiencias desarrolladas en su libro, "El lenguaje y el pensamiento en el niño" (2)

Deseo de comprender

Está claro que entre las varias suposiciones que hay debajo de ese planteo, la mayor y también la más difundida, es que "la palabra está hecha para comunicar" (3).
Lacan subraya cómo el pensamiento de Piaget adhiere a una posición respecto al problema, que es la que oculta el problema.
La disyunción básicamente es la siguiente: una cosa es decir que la palabra tiene esencialmente por efecto comunicar, y otra que el efecto de la palabra, el efecto del significante, es hacer surgir en el sujeto, la dimensión del significado. En esa relación al otro que, bajo el nombre de socialización del lenguaje, Piaget indica como la clave del punto de viraje entre lenguaje egocéntrico y lenguaje acabado, ese punto de viraje no es un punto de efecto, de impacto efectivo.

Para Lacan ese punto "es denominable como deseo de comunicar" (4). Y justamente, es porque ese deseo es decepcionado en Piaget, que este viene a levantar sus aparatos y espectros.
Y a la pregunta de porqué el niño parece no comprenderlo más que a medias, Piaget agrega que "ni siquiera se comprenden entre ellos".

El grifo de Piaget

La pregunta que se hace Piaget es si los niños se comprenden entre ellos cuando quieran intercambiar sus ideas sobre el plano verbal.
Para eso ha diseñado la experiencia consistente en que un niño le explique, o relate, algo, a otro niño. Al primero se lo llamará "explicador" y al segundo "reproductor".
Se evaluará la comprensión de cada uno de ellos con un puntaje, y podremos obtener un "coeficiente de comprensión" como el cociente entre los puntajes de comprensión de cada niño.

La experiencia se desenvuelve en dos campos. En el primero de ellos, al niño "explicador" se le lee una "historia" (campo de las "historias"), y en el segundo se le "explica" un mecanismo (campo de las "explicaciones").

Luego Piaget desmenuza (dépouille) los resultados, los cuantifica, y establece varios coeficientes en forma de cocientes y relaciones entre esos resultados, que le permiten evaluar lo que considera una pérdida de entropia de la comprensión, en la medida en que la misma se va degradando por el hecho mismo de la necesidad verbal de la explicación.

Tasa de comprensión =

lo que el "reproductor" ha comprendido
---------------------------------------------------
lo que el "explicador" ha comprendido

Del campo de las "explicaciones", Lacan aborda la experiencia del grifo (o canilla), en la cual, al niño se le describe el esquema sobre una imagen que va a ser el soporte de las explicaciones (5)

Grifo de Piaget

Y estas son las explicaciones que Piaget le da al primer niño, que será el "explicador"
(el dibujo incluye una cubeta inferior, donde se acumula el agua, que no es mencionada en ningún punto de las explicaciones del esquema,
pero que sí será mencionada en la "explicación" que da el niño que supuestamente no ha "comprendido" el mecanismo)

(1) Tu vois ça, ces deux dessins (I et II), c'est un robinet.
(2) Tu vois ça (a), c'est les branches du robinet.
(3) Pour les faire tourner, tu vois, on fait comme ça avec les doigts (geste du
doigt sur le dessin I. Montrer le résultat sur le dessin II). Ça devient comme ça
(dessin II).
(4) Tu vois là (dessin I) quand les branches sont ouvertes comme ça (faire le
geste horizontal en montrant a), le canal, tu vois (montrer b. L'appeler aussi le
petit trou ou la porte) est ouvert.
(5) L'eau coule alors, tu vois (dessin I, montrer b).
(6) Elle coule, parce que le canal est ouvert.
(7) Tu vois là (dessin II), quand les branches sont tournées (montrer a, faire
le geste vertical), le canal (montrer b. L'appeler aussi le trou ou la porte) est
aussi fermé.
(8) L'eau ne peut pas passer, tu vois (montrer c). C'est arrêté.
(9) Elle ne peut pas couler, parce que le canal (montrer b) est fermé
(1) Ves esto, estos dos dibujos (I y II), es una canilla.
(2) Ves esto(a), son los brazos de la canilla.
(3) Para girarlas, ves, hacemos así con los dedos (gesto del dedo sobre el dibujo I. Mostrar el resultado sobre el dibujo II). Resulta esto (dibujo II) .
(4) Ves ahí (dibujo I), cuando los brazos están abiertos así (hacer el gesto horizontal mostrando a), el canal, ves (mostrar b; denominarlo también el pequeño agujero o la puerta) está abierto.
(5) El agua corre entonces, ves (dibujo I, mostrar b).
(6) Ella corre porque el canal está abierto.
(7) Ves ahí (dibujo II), cuando los brazos están girados (mostrar a, hacer el gesto vertical), el canal (mostrar b, llamarlo también agujero o puerta) está también cerrado.
(8) El agua no puede pasar, ves (mostrar c). Está interrumpido.
(9) Ella no puede correr porque el canal (mostrar b) está cerrado

En el primer paso de la experiencia, el niño repite muy bien todos los términos de la explicación que le han dado, lo que comprobaría que ha comprendido.
La sorpresa vendrá en el paso siguiente, al encontrar que lo que el niño le ha repetido a él, Piaget, no va a ser de ningún modo idéntico a lo que ese niño le va a explicar a otro (al que Piaget denominará "reproductor").

Entre estos problemas de comprensión, el propio Piaget no percibe lo incomprensible que hay en la explicación que él le da al primer niño. En efecto, no se percata que si la canilla se abre eso no implica que el agua pueda correr. No hay la menor precisión al respecto a pesar de que Piaget sabe bien que si no hay presión, la canilla no dará lugar a ningún flujo de agua por más que hagan girar sus brazos. Pero cree que puede omitirlo porque él se pone en el nivel de la pretendida "mente del niño" ("esprit de l'enfant").
Para Lacan, la explicación de la canilla como causa no está bien dada al decir que su manipulación tan pronto abre o cierra. Una canilla está hecha para cerrar. Y por eso, todos dejamos las canillas cerradas, aún cuando no hay presión de agua en las cañerias (ya que su funcionamiento solo se pondrá en evidencia cuando llegue la presión).

Justamente, Piaget deplora el caso del niño "explicador" (el niño que se llama "Riv") que no se interesa en la manipulación de los brazos del grifo, la operación con los dedos, y todo lo que se sigue de ello. La pérdida de "comprensión" que se produciría en ese caso le parece enorme. Lacan rescata, en cambio, aquello sobre lo cual este niño pone el acento: por un lado, en que la canilla es algo que se cierra, y por el otro, que el resultado, de esta canilla que se cierra, es que uno puede llenar una cubeta sin que desborde. Es decir, "el surgimiento de la dimensión del grifo como causa" (6).

Si Piaget pifia tanto en este asunto es porque desconoce totalmente que "lo que tiene de interesante para un niño un grifo como causa, son los deseos que el grifo provoca en él" (7).
Lo que se produce en un niño de la edad de los que nos designa Piaget, en presencia de una canilla, es ese irresistible tipo de acting-out que consiste en desmontarla, mediante lo cual la canilla se encuentra, una vez más, en su lugar de causa, es decir, en el nivel también de la dimensión fálica, si la asociamos con el fontanero del pequeño Hans que puede desatornillar, desmontar, reemplazar, etc., esto es -(8)

Para Lacan, Piaget no ve las relaciones "complexuales" con toda constitución original de aquello que él pretende interrogar, la función de la causa.
El testimonio de los trabajos originales impulsados por Jakobson, comentados en la sesión anterior (ver notas y comentarios), permite captar verdaderamente in statu nascendi el primero juego del significante en esos monólogos hipnopómpicos del niño muy pequeño, de dos años (9), y "captar allí, bajo una forma fascinante, el complejo de Edipo mismo ya articulado, aportando la prueba experimental de la idea (...) que el inconsciente es esencialmente efecto del significante" (10).

Las "historias" de Piaget.

En cuanto al campo de las "historias", en las experiencias, Piaget reconoce que hay una gran diferencia con el campo de las "explicaciones".

Lacan cuestiona duramente estas "historias", en particular la de Niobé, "que es un puro escándalo" (11), en la medida en que Piaget no parece advertir que cuando se habla de Niobé, se trata de un mito.

Para Lacan, si se propone un mito, que sea tal, y no esta vaga "historia" que transcribe Piaget:

Il y avait une fois une dame qui s'appelait Niobé, qui avait douze fils et douze filles.
Elle a rencontré une fée qui n'avait qu'un fils et qu'une fille, alors la dame s'est moquée de la fée parce qu'elle n'avait qu'un garçon.
La fée alors s'est fâchée et a attaché la dame à un rocher.
La dame a pleuré pendant dix ans, à la fins elle a été changée en ruisseau, ses larmes ont fait un ruisseau qui coule encore
Había una vez una dama que se llamaba Níobe, que tenía doce hijos y doce hijas
Ella encontró un hada que no tenía más que un hijo y una hija; entonces la dama se burló del hada porque ésta no tenía más que un varón
El hada entonces se enojó y ató a la dama a un peñasco.
La dama lloró durante diez años, entonces fue transformada en arroyo, sus lágrimas hicieron un arroyo que todavía correa

Hay dos versiones del mito de Niobe.
En la primera, que podría asimilarse a la Eva de la Biblia, Niobe es la hija del primer hombre, Foroneo, y de la ninfa Telédice.
Casada con Zeus, engendró a Argos y a Pelasgo, siendo entonces la primera mujer mortal, y por ello la madre de los vivientes.

En la segunda, que es a la que referiría la historia deformada que ofrece Piaget, Niobe (en griego antiguo Νιόβη Nióbe) es un personaje de la mitología griega, hija de Tántalo, y tuvo 14 hijos, 7 de cada sexo (esta cantidad varía según la tradición homérica, hesiódica u otras).
Un día, feliz y orgullosa de ellos, se declaró superior a Leto, madre de un solo par de hijos. Esa diosa se ofendió y pidió a su hijos, Apolo y Artemisa, que la vengaran, cosa que hicieron matando a casi todos los hijos de Niobe, dejando con vida solo un hijo y una hija.
Cuando la desafortunada madre acudió junto a los cadáveres de sus hijos sintió tal dolor que, deshecha en llanto, quedó inmóvil y terminó convirtiéndose en piedra, como había suplicado a Zeus (que era a la vez su abuelo —padre de Tántalo— y el amante de su rival —padre de los dioses ofendidos). Un torbellino la transportó hasta el monte Sípilo en Lidia, donde se podía ver cómo las lágrimas brotaban de una roca de mármol con forma de mujer.

Una crítica similar se plantea también con el cuento de los niños transformados en cisnes, permanecen separados de sus padres durante el maleficio y, cuando finalmente vuelven a su forma humana, no solo encuentran a los padres muertos sino que además han envejecido. Según Lacan, no hay un solo mito que deje correr, durante sus transformaciones, el curso del envejecimiento.

En ese sentido, la confirmación que Piaget encuentra en el campo de las "historias"; en lo que concierne a la entropia de la comprensión se debe, principalmente, a que no son historias, y que "si fueran historias como en el verdadero mito, probablemente no habría esa pérdida" (12).

En sum, además de que, de este modo se le está proponiendo al niño algo que no está a su alcance, se verifica un profundo déficit por parte del experimentador (Piaget) respecto a lo que son las funciones del lenguaje.
Estas historias inventadas por Piaget "tienen en común con las de Binet que reflejan la profunda maldad de toda posición pedagógica"(13).

Notas

(1) Traducción de la estenotipia.
Página 307 de la edición Paidós

(2) Jean Piaget, "Le langage et la pensée chez l'enfant", Delachaux et Niestlé

(3) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Edición Paidós, página 307.

(4) Traducción de la estenotipia.
Página 308 de la edición Paidós.

(5) Jean Piaget, op. cit., página 101

(6) Jacques Lacan, op. cit., página 312

(7) Idem

(8) Idem

(9) Ruth Hirsch Weir, "Language in the crib", Mouton & Co.; First Edition

(10) Jacques Lacan, op. cit., página 312

(11) Idem, página 309

(12) Traducción de la estenotipia.
Página 310 de la edición Paidós

(13) Jacques Lacan, op. cit., página 310.
Alfred Binet fue uno de los pioneros de la psicología experimental. En 1905 creó, con el psiquiatra Th. Simon, el llamado test de Binet-Simon para la medición de la inteligencia humana, por encargo del Ministerio de Educación de su país. Con este primer test de inteligencia se trataba de determinar la inteligencia de los individuos que presentaban déficit intelectual para ver su posibilidades educativas, y ello en comparación con el resto de la población. Esta escala fue revisada más adelánte por Lewis M. Terman, un psicólogo de la Universidad de Stanford, dando lugar a la escala de Inteligencia Stanford-Binet.

De aquella escala proviene la expresión infantil "Tengo tres hermanos, Pablo, Ernesto y yo", y el paso a ser franqueado para lograr la distinción del yo en tanto que sujeto del enunciado, y el yo en tanto que sujeto de la enunciación, que Lacan ha abordado en varias ocasiones

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