Psicoanálisis y Ciencia |
La
ecuación de los sujetos
(lectura y comentario del
segundo capítulo, "El doctrinal de ciencia",
de "La obra clara", de Jean Claude Milner)
Introducción
A mi modo de ver, uno de los mayores aciertos de Milner es iniciar sus proposiciones con lo que el denomina, la "ecuación de los sujetos", una referencia tomada de "La ciencia y la verdad" :
"El sujeto sobre el que operamos en psicoanálisis no puede ser sino el sujeto de la ciencia" (página 837 de la edición de Siglo XXI).
Para Milner esta ecuación tiene incluso una función seminal, por un lado porque en principio, todas las proposiciones de la teoría lacaniana la suponen, y por el otro porque la misma "articula una 'theoria' en estado naciente, captada en el movimiento de una reflexión esbozada sobre la 'praxis' " (J. C. Milner - "La obra clara" - Editorial Manantial - Buenos Aires 1996 - pag. 36; de ahora en mas, las referencias a páginas, entre paréntesis, sin otra especificación, remitirán a esa edición del libro de Milner). Esto en el sentido de que dicha proposición, aunque en tanto tal sea teoría, nada dice sobre el psicoanálisis como teoría sino que hace referencia, explícitamente, a la praxis del psicoanálisis. Esta "ecuación" se ubicaría muy precisamente en el punto de paso de la praxis a la teoría [1].
Esta "ecuación" de Lacan implica entonces lo que Milner denomina la "hipótesis del sujeto de la ciencia" : "La ciencia en tanto ciencia y tanto moderna determina un modo de constitución del sujeto" (pag. 36), del cual el psicoanálisis es tributario.
Corresponde, entonces, precisar la noción de ciencia en Lacan. Es mas, según Milner, no solo hay en Lacan una teoría de la ciencia, o una epistemología, sino un "verdadero doctrinal de ciencia" cuya definición Milner intentará precisar en este capítulo a partir de "la conjunción de las proposiciones [de Lacan] sobre la ciencia y (...) sobre el sujeto" (pag. 37).
La teoría de la ciencia en Freud y en Lacan
Como vemos, la relación entre el psicoanálisis y la ciencia no se plantea entonces en los clásicos términos de si el psicoanálisis es o no una ciencia
Estos serian, a lo sumo, los términos en que dicha relación se planteaba para Freud. El "cientificismo" freudiano consiste precisamente en el asentimiento brindado al "ideal de ciencia" respecto del cual se juzga la pertenencia o no del psicoanálisis al conjunto de las practicas agrupables bajo dicho ideal.
En cambio, en el caso de la fórmula lacaniana, la relación ya no es a ningún "ideal".
Del psicoanálisis solo de define el objeto de su praxis especificándose que el mismo es tributario de la existencia de un modo específico de ciencia al cual se asocia una determinada subjetividad.
La ciencia ya no es un punto ideal "exterior" al psicoanálisis sino que ella estructura de manera "interna" la materia misma de su objeto [2].
Según Milner, la primera característica a subrayar de la teoría lacaniana de la ciencia será aquella que permita entender porque la ciencia es esencial para la existencia del psicoanálisis, en forma interna, y no como un ideal exterior. En otras palabras, será necesario precisar el tipo de sujeto que constituye esta ciencia.
Para Milner, las tesis definitorias al respecto se desplazan sobre "el estatuto de la matemática y sobre la relación de lo contingente pasajero con lo eterno necesario". (pag. 57)
Ahora bien, el modo en que las habría planteado Lacan, durante buena parte de su enseñanza, mas precisamente hasta la teoría de los discursos, y en particular en tiempos del artículo de "La ciencia y la verdad", sería en términos historicistas, tal como lo atestiguan, por ejemplo, las siguientes referencias tomadas de dicho artículo y citadas por Milner :
- " ... esa mutación decisiva que por la vía de la física funda la ciencia : ciencia en sentido moderno" ( pag. 834)
- " ... para todo eso nos parece ser radical una modificación en nuestra posición de sujeto, en el doble sentido de que es allí inaugural y de que la ciencia la refuerza mas y mas. Koyré es aquí nuestro guía" ( pag. 834)
- "...cierto momento del sujeto que considero como un correlato esencial de la ciencia : un momento históricamente definido [...], aquel que Descartes inaugura y que se llama 'Cogito' " (pag. 835)
Esta perspectiva historicista no es del gusto de Milner, para quien todo lo que, de una manera u otra, sea asociable al "progresismo", apesta.
Ahora bien, aún concordando con muchos de sus puntos de vista, habrá mucho para discutir sobre este punto que, entiendo, es el central de este capítulo.
Pues todo esto derivará hacia determinadas concepciones sobre las nociones de lo contingente y de lo necesario que no estoy seguro que sean las mismas que en Lacan.
Volvamos a seguir, no obstante, la secuencia temática del capítulo
Modernidad vs antiguedad
La perspectiva historicista sobre la ciencia moderna es la que resulta de pensar esta última a partir de la relación de oposición entre lo antiguo y lo moderno.
Para analizar esta oposición, y como lo señalaba el mismo Lacan en una de las citas que reprodujimos mas arriba, habrá que seguir básicamente las tesis de Koyré, y también las de Kojève, en quienes, mas allá de las diferencias acerca de por donde pasa el corte, Milner ubica los "teoremas" del tipo : "entre el mundo antiguo y el universo moderno hay un corte" (ubicado en el cristianismo, en el caso de Kojève, o en Galileo, en el caso de Koyré)
Lacan retoma estas proposiciones, al tiempo que ubica en ellas una nueva referencia : la innovación del sujeto cartesiano.
Descartes sería el primer filósofo propiamente moderno : "Descartes da a ver, por el ordenamiento interno de su obra, aquello que el nacimiento de la ciencia moderna requiere del pensamiento". (pag. 60)
Esta relación entre la ciencia moderna y el cogito pasa por cierto instante de este último. A semejanza del la física matematizada que elimina todas las cualidades de los existentes, el cogito también nos ofrece un sujeto despojado de toda cualidad. El cogito hace emerger, en el instante (y solo ahí) en que es enunciado como cierto, un existente en disyunción respecto de toda cualidad. Para ser mas precisos, en el instante en que es enunciado, el sum se reduce al conjunto vacío que anidaba en el conjunto de los saberes desarrollados en el proceso del cogito (en el proceso del pensar, planteado en Descartes como el proceso de la duda). Este es el momento que Lacan subraya, aunque no sea el mismo sobre el que se detiene Descartes, quien rápidamente entifica este momento con las cualidades de la res pensante [3]
Volviendo a Koyré, para este pensador la ciencia moderna es Galileana, y hay dos discriminantes que permiten definirla : la empiria y la matematización.
Esto debe leerse, según Milner, del siguiente modo : "la ciencia Galileana es una teoría de la técnica y la técnica es una aplicación práctica de la ciencia" (pag. 46) en tanto que la diferencia entre la episteme antigua y la ciencia Galileana radica en que, en la primera el par theoria/praxis estaría disyunto del par episteme/techne, y en la segunda estos pares se superponen exactamente.
Esta superposición proviene de que la empiria "moderna" debe entenderse, como experimental y, aún mas precisamente, como instrumental. Lo nuevo en este carácter de lo "empírico" no es el tratamiento propiamente material del objeto (desde siempre la técnica fue un tratamiento material del mismo), sino en la cuestión de la "precisión".
La unión entre ciencia y técnica que caracterizaría al galileanismo implica que la técnica adquiere la precisión de la matematización , de la literalidad de la teoría.
El famoso aforismo de galileo : "[el gran libro del universo] está escrito en lengua matemática y sus caracteres son los triángulos, círculos y otras figuras geométricas" (Il Sagiatore) debe entenderse, según la lectura que Milner hace de Koyré, como una literalización de la técnica. [4]
Veamos de que modo esto marca la oposición entre lo antiguo y lo moderno
En la episteme antigua, lo que importa es lo eterno y necesario que pueda captarse de un objeto. En ese sentido, la ciencia mas lograda seria la del objeto mas eterno y mas necesario. La matemática de los griegos responde a esta idea : para ellos, si la matemática puede aprehender algo de la diversidad de lo empírico, lo hace en tanto captación de lo que, en esa diversidad, se da a conocer como idéntico a si mismo y eterno. Lo números son para los antiguos, básicamente, una vía de acceso a "lo Mismo". Importan por eso, y no por los cálculos que puedan permitir. Es en ese sentido que la matemática es el paradigma formal de la episteme como tal.
Como bien señala Milner, para los antiguos "la búsqueda de la semejanza en el punto de lo necesario constituye el motor primero del saber".
Para los griegos el número no es tanto el que permite la cuenta sino aquello que permite el acceso al logos en tanto demostración necesaria.
Para la ciencia Galileana, en cambio, los números no son una vía de acceso a "lo Mismo", sino una vía para el cálculo. Lo números ya no funcionan como "claves de oro de lo Mismo" (ver las consideraciones de Lacan sobre el "número de oro" en el seminario XIV) sino como letras. Y en tanto tal, como vía de acceso a la precisión.
La matemática, para Galileo debe poder descifrar "todo" lo empírico; descifrarlo por lo que tiene de literal, es decir, de cálculo, mas que de "demostración" (como en el antiguo mos geometricus); y descifrar lo empírico "como tal", es decir, en lo que tiene de pasajero, de no perfecto, de opaco.
"La ruptura moderna requiere, pues, que la matemática, en cierta medida, deje de entenderse con lo eterno" (pag. 54)
"La peripecia no esta en que la ciencia moderna devenga matemática : la ciencia antigua ya lo era (...) Mas que matemática, hay que decirla, en efecto, matematizada" (pag. 55).
Ahora bien, antes de adentrarse en la cuestión de qué tipo de subjetividad implica esta "ciencia matematizada", Milner quiere subrayar que "en el dispositivo en el que Lacan se ubica, la episteme de la que la ciencia moderna se separa es mas una figura estructural que una entidad propiamente histórica" (pag. 57)
Y la prueba de ello es que aunque la episteme como figura histórica haya desaparecido, muchos de sus rasgos característicos permanecen, como por ejemplo en las propiedades del "yo" (entendido como "moi").
La oposición ya no será, entonces, entre ciencia "moderna" y episteme antigua sino que la proposición dirá ahora : "la ciencia moderna, en tanto literal, disuelve lo imaginario" (pag. 59)
Según Milner, la periodización, la historización de esta relación de oposición entre lo antiguo y lo moderno ha tenido la función de romper, respecto del psicoanálisis, la pertinencia del par "ideal de la ciencia"/"ciencia ideal". Pero esta función ya no sería necesaria, y la versión historizante sería caduca.
Es necesario decantar la teoría del corte [5].
Ya no se trata entonces del paso de un periodo a otro sino del paso de un discurso a otro.
El paso de un discurso a otro puede eventualmente hacer "acontecimiento", y el mismo, a su vez, inscribirse como historia. Pero esto no sería forzosamente necesario. Y lo que importa del paso de un discurso a otro, es que puntúa un imposible literal : "es imposible que un sistema de letras pase sin perturbación a otro sistema de letras" (pag 61).
Y esta es la ventaja del análisis estructural respecto del análisis historicista : permite precisar el valor de ciertas discontinuidades.
La tesis de Milner es que "la doctrina no cronológica del corte implica que una sucesión nunca es sino imaginaria. No hay última instancia real que legitime las órdenes seriales" (pag 62)
Y para dar este salto, Milner acude a lo que, al menos para mi, no fue una de las menores sorpresas de este libro : leer a Koyré desde .... Popper !!!
Literalidad y contingencia
Para Milner, las operaciones que realizan los discriminantes de Koyré pueden resumirse recurriendo al famoso discriminante de Popper : la falsabilidad !!!
Como saben, para Popper una proposición científica es tal si es refutable, es decir, si su negación no es lógicamente contradictoria o no está materialmente invalidada por una observación simple : "su referente debe poder - lógica o materialmente - ser diferente de lo que es" (pag 63).
Para Milner, "esto es la contingencia".
De este modo, el discriminante de Popper puede expresarse como que "solo una proposición contingente es refutable; solo hay, por lo tanto, ciencia de lo contingente" (pág. 63) (subrayado mio)
Para Milner, "este es el dispositivo en el que se inscribe verdaderamente Lacan. Su término medio es lo contingente". El lema que subyace detrás del doctrinal de ciencia de Lacan es la identidad de los discriminantes de Koyré y de Popper, a condición de que se los capte desde el punto de vista de la contingencia.
Así se inician 8 páginas fundamentales en las cuales Milner reordena todo lo dicho hasta aquí desde esta perspectiva.
Para comenzar, si el sujeto sobre el que opera (insisto en recordar que en francés no dice sobre "el que" sino sobre "lo que") el psicoanálisis es un correlato de la ciencia y esta es un correlato de la contingencia, por simple transición, el primero es un correlato del tercero.
El meollo del asunto, entonces, es aclarar que se debe entender por contingencia.
La siguiente es la concepción de Milner :
"Lo propio de la letra moderna consiste en captar lo contingente en tanto que contingente" (pag. 64), pues, por un lado, ninguna letra podrá abolir el azar, y por el otro, toda letra es una tirada de dados.
Y estos son los términos en que se definirá a la ciencia moderna :
"La estructura de la ciencia moderna se apoya enteramente sobre la contingencia. La necesidad material que se reconoce a las leyes es la cicatriz de esa contingencia misma". (pag. 65)
Veamos que quiere decir esto.
Para poder decir que un punto del universo es como es, es necesario que se tiren los dados de un universo posible donde ese punto sería diferente de lo que es. En otras palabras, para poder decir que lo que tenemos en frente son las caras de dos dados con los números 2 y 4, por ejemplo, es necesario que se hayan tirado los dados, tirada respecto de la cual podría salir tanto el 2 + 4 como cualquiera de las otras combinaciones.
"Al intervalo en que los dados giran antes de caer, la doctrina le dio el nombre de 'emergencia del sujeto', que no es el tirador (el tirador no existe) sino los dados mismos en tanto que son inciertos. En el vértigo de esos posibles mutuamente excluyentes, estalla por fin, en el instante ulterior en que los dados vuelven a caer, el flash de lo imposible : imposible, una vez que se han vuelto a caer, que lleven otro número en su cara legible. Se ve así que lo imposible no está en disyunción con la contingencia, sino que constituye su núcleo real. (...) una vez fijada la letra, solo permanece la necesidad e impone el olvido de la contingencia que la autorizó" (pag. 66).
De esta, manera, y dado que el universo de los puntos a los que haga referencia la ciencia con sus proposiciones solo existe por el rodeo de estos universos "posibles", el infinito que caracteriza al mundo moderno según Koyré, este infinito le llega a este mundo, por la vía de la contingencia : "el infinito del universo es la marca de su contingencia radical" (pag. 67).
Y el psicoanálisis es una doctrina del universo infinito y contingente.
¿En que sentido?
En que el concepto de inconsciente es, antes que nada, un rechazo de todo posicionamiento del sujeto como un "fuera de universo", como una "excepción", tal como lo implica el concepto mismo de conciencia. La formula lacaniana de que "Dios es inconsciente" debería entenderse desde el punto de vista de que Dios es la designación por excelencia de este "fuera de universo", de este punto de excepción.
Dicha fórmula señala que "el triunfo del universo moderno sobre los mundos antiguos es pues, que el inconsciente haya triunfado incluso sobre Dios (...) la ciencia solo se realiza volviéndose ciencia de la ausencia de consciencia y de alma" (pag 68/9).
El narcisismo se comprende entonces como una demanda de excepción para uno mismo, en tanto que el inconsciente es lo que dice no a esas excepciones, del mismo modo que el infinito dice no a la excepción de la finitud.
También la relación entre el inconsciente y la sexualidad encuentra en la contingencia su núcleo, pues la sexualidad, para Milner no es sino "el lugar de la contingencia infinita de los cuerpos", entendido esto en el sentido de que que haya sexuación en lugar de no, es contingente, como también es contingente tanto que haya dos sexos en lugar de uno o que se este de un lado o del otro de esta divisoria.
Ese seria, para Milner, el sentido de las fórmulas lacanianas de la sexuación, en cuanto las mismas conciernen a "un Todo infinito en tanto afectado por la existencia o inexistencia de un límite" (pag 71).
Resumen
El "doctrinal de ciencia" de Lacan, entonces, según Milner, se basa en esta consideración de la ciencia como "ciencia de lo contingente".
En cuyo caso "el psicoanálisis, en su fondo, es una doctrina del universo infinito y contingente" (pag. 70). E, inversamente, "el doctrinal de ciencia no es sino otro nombre de la sexuación como tirada de dados, es decir, como letra" (pag. 72)
Ello, de modo absoluto y ahistórico.
Esto es lo que habremos de discutir.
Habrá que ver, entonces, si el modo lógico de la contingencia puede reducirse al discriminante Popperiano de la falsabilidad y si lo imposible en psicoanálisis puede reducirse a la imposibilidad de que un sistema de letras sea otro. Habrá que ver, también, si la letra puede reducirse a una tirada de dados.
Ver "Ciencia y modo de producción"
Notas
[1] Recordamos, por nuestra parte, que en francés, Lacan dice "le sujet sur quoi (lo que) nous operons" y no "sur lequel" (el que) (que sería lo que correspondería si el texto en castellano fuera correcto). Evidentemente, no es lo mismo. Y agrega que es allí donde debe precisarse el corte, "a falta del cual todo se mezcla y empieza una deshonestidad que en otro sitios llaman objetiva : pero es falta de audacia y falta de haber detectado el objeto que se raja (manque d' avoir repéré l' objet qui foire). De nuestra posición de sujeto somos siempre responsables" (subrayados mios). Retomaremos mas adelante estas consideraciones sobre el carácter objetal del sujeto y la responsabilidad del acto
[2] Mas adelante retomaremos esto desde la siguiente perspectiva.
Dentro de lo que por ahora denominamos genéricamente la ciencia moderna, podremos diferenciar, tomando como referencia a la física, entre un modelo "clásico" y otro específicamente "moderno". El primero se define a partir de cierto "ideal" respecto de los alcances de la "precisión" de las posibles experiencias (ideal cuyo correlato, veremos, es la supresión del sujeto). En cambio el segundo se define a partir de la intersección de dos sistemas : el objeto de la experiencia y el experimentador. Esta intersección estará marcada por un límite "absoluto" imposible de franquear.
Veremos que la teoría de la ciencia en Freud responde mas bien al primer modelo, en tanto que la fórmula lacaniana se inscribe mas bien en las consideraciones de la física específicamente moderna, es decir, la física de este siglo.[3] Retomaremos esto mas adelante, pero es importante tener presente la importancia de este cartesianismo radical de Lacan, pues la pregunta que zanja el cogito es aquella a la que eternamente se han remitido los filósofos : ¿hay un ser del 'je' fuera del discurso ?
El ser de este ergo sum implica que no soy salvo que la cuestión del ser sea elidida, pues solo soy ahí donde necesariamente soy para poder decirlo, mejor dicho, para hacérselo decir al Otro. Esta dimensión del Otro es esencial pues constituye el límite de lo que puede definirse como el conjunto vacío que constituye el "sum". Je, en tanto "sum" se constituye de no contener elemento alguno.
El "yo pienso" lo argumento con el Otro, vía por la cual se produce el vaciamiento (El "yo pienso" no es mas que una operación de vaciamiento del "sum". El "sum" es lo que el Otro me devuelve por el "cogito" que le ofrezco).
Y nada en la interrogación freudiana viene a reanimar el pensamiento del ser mas allá del límite que ha fijado el cogito. Como bien señala Lacan en el seminario XIV "La lógica del fantasma", de donde hemos tomado estas consideraciones, en la clase del 11 de enero del 67, en relación al cogito "el ser está tan excluido que el término 'verwerfung' es adecuado para indicar el orden de lo que se trata cuando hablamos del fin del humanismo".[4] Retomaremos esto mas adelante ya que, amen de la necesidad de refrescarnos un poco acerca de los planteos tan interesantes de Koyré, también encontraremos que el análisis de las relaciones entre estos pares convoca a los aportes del materialismo dialéctico, punto sobre el cual Koyré hace caso omiso. A partir de ahí veremos que es imposible precisar la oposición antiguo moderno en forma mas o menos consistente sin considerar las diferencias en los modos de producción esclavista y capitalista.
[5] Lo paradójico de esto es justamente que esta nueva oposición ya se ha planteado en el seno de la ciencia misma, para la misma época del nacimiento del psicoanálisis, sin que por ello el análisis histórico pierda un ápice de su pertinencia.