Notas
y comentarios
Sesión del
19 de diciembre de 1962
Sexualidad femenina e histeria
La referencia a Ferenczi vuelve a poner de relieve el cuidado con que Lacan lee a los postfreudianos. Ya tuvimos la ocasión de ver como Lacan introdujo el narcisismo primario y la dimensión libidinal en su esquema óptico, a partir de una referencia de Abraham ("Breve estudio del desarrollo de la libido, desde el punto de vista de los desórdenes mentales"), para dar lugar al esquema N que aparece en la sesión del 28 de noviembre del 62 (ver notas y comentarios).
En este caso Lacan comenta un fragmento de un texto de Ferenczi (recientemente editado, y señalado por uno de sus pacientes)
El texto en cuestión es "Thalassa", de 1924, cuyo subtítulo, en alemán, es "Versuch einer Genitaltheorie", incluido en el tercer tomo de la traducción al castellano de las Obras Completas editadas en Madrid en 1981 por Espasa - Calpe (traducción de Francisco Javier Aguirre realizada desde la edición francesa de las Obras Completas, con prefacio de M. Balint) páginas 303 a 383, como "Thalassa, ensayo sobre la teoría de la genitalidad" (disponible aquí). La traducción al castellano del fragmento que comenta Lacan (según figura en la página 324 de la edición de Espasa-Calpe, y que coincide con la el texto incluido en Paidos), es el siguiente: "El desarrollo de la sexualidad genital, cuyo desenvolvimiento en el hombre acabamos de exponer esquemáticamente, sufre una interrupción bastante repentina en la mujer. Esta interrupción se caracteriza esencialmente por el desplazamiento de la erogeneidad del clítoris (el pene femenino) a la cavidad vaginal. Sin embargo, la experiencia psicoanalítica nos lleva a suponer que no sólo la vagina sino también otras partes del cuerpo de la mujer pueden genitalizarse - la histeria nos lo demuestra también -, en particular el pezón y las regiones próximas".
La parte en negritas es la frase cuya traducción Lacan cuestiona señalando que el original en alemán dice "nach art des hysterie", es decir, "a la manera de, según la modalidad de" (1), o según el arte de la histeria. En suma, "la vagina entra en la relación genital mediante un mecanismo estrictamente equivalente a cualquier otro mecanismo histérico" (2).El comentario de Lacan cuestiona las teorías freudianas y postfreudianas sobre la mudanza erógena del clítoris a la vagina, en la mujer, y la serie de paradojas que han hecho imaginar "tantas construcciones míticas alrededor del supuesto goce vaginal" (3) .
Como señalaba al comienzo, la teoría de la mudanza erógena del clítoris a la vagina puede seguirse en los textos del propio Freud.
Veamos al respecto algunas citas (los subrayados son míos):
En "Tres ensayos sobre la sexualidad infantil" (1905), en la sección titulada "La metamorfosis de la pubertad", refiriéndose a la sexualidad de la niña, dice: "Si se quiere comprender el proceso por el cual la niña se hace mujer, es menester perseguir los ulteriores destinos de esta excitabilidad del clítoris (...) más tarde, cuando por fin el acto sexual es permitido, el clítoris mismo es excitado, y sobre él recae el papel de retransmitir esa excitación a las partes femeninas vecinas, tal como un haz de ramas resinosas puede emplearse para encender una leña de combustión más difícil. A menudo se requiere cierto tiempo para que se realice esa trasferencia. Durante ese lapso la joven es anestésica (...) Son anestésicas en la vagina, pero en modo alguno son inexcitables desde el clítoris o aun desde otras zonas (...) Toda vez que logra transferir la estimulabilidad erógena del clítoris a la vagina, la mujer ha mudado la zona rectora para su práctica sexual posterior. En cambio, el hombre la conserva desde la infancia. En este cambio de la zona erógena rectora, así como en la oleada represiva de la pubertad que, por así decir, elimina la virilidad infantil, residen las principales condiciones de la proclividad de la mujer a la neurosis, en particular a la histeria. Estas condiciones se entraman entonces, y de la manera más íntima, con la naturaleza de la feminidad" (Tomo VII)
En la 20° de las Conferencias de Introducción al Psicoanálisis (titulada "La vida sexual de los seres humanos") (1917), hablando de la sexualidad de la niña, dice: "en la infancia el clítoris de la niña desempeña enteramente el papel del pene; es el portador de una particular excitabilidad, el lugar donde se alcanza la satisfacción autoerótica. Para que la niñita se haga mujer importa mucho que el clítoris ceda a tiempo y por completo esa sensibilidad a la vagina. En los casos de la llamada anestesia sexual de las mujeres, el clítoris ha conservado obstinadamente esa sensibilidad" (Tomo XVI)
En "El yo y el ello" (1925), refiriéndose a la masturbación masculina y femenina, dice: "sigue pareciendo que la naturaleza de la mujer está más alejada de la masturbación, y para resolver el problema supuesto se podría aducir esta ponderación de las cosas: al menos la masturbación en el clítoris sería una práctica masculina, y el despliegue de la feminidad tendría por condición la remoción de la sexualidad clitorídea" (Tomo XIX)
En "Sobre la sexualidad femenina" (1931), refiriéndose a las diferencias del Edipo en varones y niñas, dice: "Hace tiempo hemos comprendido que la tarea de resignar la zona genital originariamente rectora, el clítoris, por una nueva, la vagina, complica el desarrollo de la sexualidad femenina. Ahora se nos aparece una segunda mudanza de esa índole, el trueque del objeto-madre originario por el padre, no menos característico y significativo para el desarrollo de la mujer. No alcanzamos a discernir todavía de qué manera ambas tareas se enlazan entre S"
"La vida sexual de la mujer se descompone por regla general en dos fases, de las cuales la primera tiene carácter masculino; sólo la segunda es la específicamente femenina. Por tanto, en el desarrollo femenino hay un proceso de transporte de una fase a la otra, que carece de análogo en el varón" (Tomo XXI)En la 33° de las Nuevas Conferencias de Introducción al Psicoanálisis (titulada "La sexualidad femenina") (1933), dice "en la fase fálica de la niña el clítoris es la zona erógena rectora. Pero no está destinada a seguir siéndolo; con la vuelta hacia la feminidad el clítoris debe ceder en todo o en parte a la vagina su sensibilidad y con ella su valor, y esta sería una de las dos tareas que el desarrollo de la mujer tiene que solucionar" (Tomo XXII)
Todas estas citas pueden leerse en la misma tónica u orientación que la seguida por Lacan con Ferenczi. Es decir, en todas ellas el problema de la mudanza erógena está asociado a la represión, es decir, a los mecanismos histéricos.
Pero en el caso de muchos postfreudianos, la lectura que primó es la de las "fases" evolutivas, conformándose la idea de la mudanza erógena como el paso de constitución de la vagina como órgano sexual propiamente femenino, es decir, conformándose finalmente el par hombre y mujer.Encontraremos un ejemplo de la fuerza ideológica de este tipo de prejuicios en el reportaje a Volnovich (4), publicado en el número 15 de la revista Acheronta, donde comenta el caso de una compañera (de sus tiempos de formación en la APA) que intentaba obtener el alta en su análisis didáctico en la APA, y no lo lograba porque le confesaba a su analista que sus orgasmos eran clitorideanos y no vaginales. Según cuenta Volnovich recién habría logrado ser miembro de APA cuando se decidió a mentirle sobre ese punto, e inventarle orgasmos vaginales.
De hecho, es conocida la historia igualmente problemática de Marie Bonaparte. Antes mismo de su encuentro con Freud, bajo el seudónimo de A. E. Narjani había publicado un artículo titulado "Consideraciones sobre las causas anatómicas de la frigidez de la mujer" (5), en el que sostiene la tesis de dos tipos de frigidez. La primera, completa, respondería a una inhibición psíquica, en tanto que la segunda, electivamente vaginal, respondería a una causa orgánica: una distancia demasiado grande entre el clítoris y la vagina. Esta tesis no quedó solo en palabras. Los varios tramos de análisis realizados con Freud (a partir de 1925) no mellaron su relación con el Dr. Halban (bajo cuyo influjo había redactado aquél artículo), y en 1927 realiza la primera de sus tres cirugías (6) destinadas a acercar el clítoris a la vagina (las otras dos serán en 1930 y 1931). Según su biógrafa, Celia Bertin (7), esta primera operación habría dado término a su "luna de miel" con el psicoanálisis. Seguramente está de más agregar que su frigidez sexual permaneció intacta, y en 1950 insistirá con que Freud habría sobrestimado el poder de la terapia, y que "es en las profundidades de la carne maternal que la naturaleza hizo de mí, por el sexo, una mujer fallada, aunque, en revancha, por el cerebro, casi un hombre" (8)
La función o estatuto de la vagina, y más en general, de los órganos genésicos, en la sexualidad, fue motivo de todo un debate entre Freud y la escuela inglesa, en particular con Ernest Jones y Karen Horney. Lo retomaremos más adelante, en ocasión de la sesión del 13 de marzo de 1963 (ver notas y comentarios)
Volviendo al comentario del texto de Ferenczi, Lacan cuestiona la secuencia de las fases evolutivas y la discusión sobre si poner a la histeria al principio o al final de las mismas. Lacan prefiere ubicar la histeria, de entrada, "en relación con lo que prevalece, a saber, la estructura sincrónica y constituyente del deseo en cuanto tal, donde lo que yo designo como el lugar del blanco, el lugar del vacío, desempeña siempre una función esencial. Que esta función sea puesta en evidencia en la estructura acabada de la relación genital es a la vez la confirmación de lo bien fundamentado de nuestro método y el comienzo de una visión mas clara, desbrozada, de los fenómenos de lo genital" (9)
En ese sentido, puede ser de utilidad tomar en cuenta algunas cuestiones respecto de la intervención de Lacan en el Congreso de Amsterdam sobre la sexualidad femenina, intervención a la que se refiere el propio Lacan en esta sesión (10), y que fue incluida en los Escritos con el título "Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femenina" (11). En dicha intervención se plantea analizar "la parte femenina, si ese término tiene sentido, de lo que se pone en juego en la relación genital" (12).
Tal como vemos en esta misma sesión, Lacan no descuida nada de lo biológico y anatomo-fisiológico. Muy por el contrario, toma en cuenta todos estas referencias, que lejos de contradecirlo, o bien parecen poder ordenarse en función de las referencias estructurales que Lacan aporta, demostrando que "la hipoteca, más que la hipótesis, de la bisexualidad ha fracasado" (13), o bien se revelan incapaces aún de transparentar la "tiniebla inviolada" que aún conserva "la naturaleza del orgasmo vaginal" (14): "Reconocer la necesidad del lugar vacío en un punto funcional del deseo, y constatar que la propia naturaleza, la fisiología, no ha encontrado en otro lugar su punto funcional más favorable (la falta de inervación de la vagina) (15), nos libera del peso de esas paradojas que han hecho imaginar tantas construcciones míticas alrededor del supuesto goce vaginal" (16)Queda descartada entonces toda idea de una bipartición sexual sobre la base de genitales o goces "específicos". El razonamiento de Lacan, a partir del comentario del fragmento de Ferenczi, es claro: así como se erotizan otras regiones además de la vagina, según el "arte" de la histeria, "la vagina entra en función en la relación genital mediante un mecanismo estrictamente equivalente a cualquier otro mecanismo histérico" (17); dicho de un modo más contundente: "lo que ocurre en la vagina con el orgasmo es una crisis de histeria" (18)
Lacan retomará la cuestión de la sexualidad femenina en la sesión del 13 de marzo de 1963 (ver notas y comentarios)
Notas
(1) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, página 83
(2) Idem
(3) Idem
(4) Ver en http://www.acheronta.org/volnovich15.htm .
El punto, obviamente, no es sostener que no haya orgasmos vaginales, sino mostrar la fuerza del prejuicio que supone que los "verdaderos" orgasmos "femeninos" deben ser vaginales, ya que ese sería el órgano que define a la mujer como tal. Es decir, al igual que la iglesia, el prejuicio que pretende fundar la sexualidad a partir de un par macho hembra.(5) Publicado en Bruxelles médical, 27-4, en 1924
Sobre Marie Bonaparte, ver Marie Bonaparte (en Wikipedia), también Wikipedia francés, autre biographie (de Thyssens).
Ver también, de Marie Bonaparte "La sexualidad de la mujer", Editorial Hormé(6) Algunos autores ubican esa primera operación antes del encuentro con Freud, y hasta asignan un acuerdo de Freud en posteriores repeticiones. Por ejemplo, Benjamín Uzorkis, en un artículo titulado "Clínica de la subjetividad en territorio quirúrgico" dice que Bonaparte acudió a Freud "decepcionada de la intervención médica recibida en el quirófano". Insiste en que "ella buscó una solución a su malestar en el entonces muy exótico tratamiento psicoanalítico" luego de aquél fracaso quirúrgico, y que "en acuerdo con la determinante posición de Freud, en cuanto a la supuesta inmadurez del goce clitoridiano, vuelve al quirófano para hacérselo extirpar". Según Uzorkis, "no sabemos con precisión cuán satisfactoria pasa a ser después su sexualidad, pero sí se puede constatar que su vida cambia radicalmente: inicia un camino liberador en lo personal, toma la causa freudiana, y hasta la defensa personal de la vida e integridad de Freud hasta su final como el gran motor de su vida, así como también ella misma se convertirá en psicoanalista".
No es ese el panorama que encontramos en la mejor y mas importante biografía de Bonaparte, la de Célia Bertin.
Allí se indica que las operaciones previas al encuentro con Freud (que también fueron con Halban) fueron la extracción de un quiste ovárico, una corrección estética en las mamas, y la rectificación de una cicatriz en la nariz. Las operaciones relativas a la frigidez fueron posteriores al análisis con Freud, también con el Dr. Halban, y no habrian consistido en la extirpación del clitoris sino en el acercamiento del mismo a la vagina (por eso fueron tres operaciones, sino hubiera bastado con una sola). Tampoco consta que hubiera un aval de Freud a dichas operaciones. Todo lo contrario: tal como mencionamos mas arriba, Célia Bertin señala que dichas operaciones se ubican en un punto de agotamiento de la luna de miel de Bonaparte con el psicoanálisis, y la disputa con Freud, sobre las causas principales de la frigidez, se mantuvo hasta el final (por ejemplo, en el artículo de 1933 "Les deux frigidités de la femme" (Bulletin de la Société de Sexologie, n°5. 161–170), y el de 1942 "Notes sur l'excision" (Revue Française de Psychanalyse, XII, 2, 213–231. Repris dansSexualité et biologie. 1952. Paris: PUF; 107–123), que parte del comentario de un libro que le había prestado el propio Freud: "Neger Eros", de Felix Bryk).(7) Célia Bertin, "Marie Bonaparte: La dernière Bonaparte", Librairie académique Perrin, Paris, 1982 . Hay edición en castellano "Maria Bonaparte" en Editorial Tusquets
(8) Idem.
(9) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, página 84 .
En las sesiones previas ya encontramos esta referencia y función del "lugar del blanco, el lugar del vacío" (ver notas y comentarios)(10) Idem, página 83.
Cabe señalar que el párrafo en que Lacan hace referencia (en esta sesión) a este congreso, tiene una redacción ambigua, y que la puntuación por la que se han inclinado las versiones Seuil y Paidos genera una frase en la que parece faltar algo, motivo que quizás explique el agregado que han hecho de una referencia a "lo que está en la pizarra", que no puede encontrarse en la estenotipia.
En Paidos leemos que en dicho Congreso "se dijeron muchas cosas, y meritorias, sin que pudieran ser efectivamente articuladas y situadas, a falta del registro estructural que yo indiqué en la apertura de aquellos trabajos y cuyas articulaciones trato de darles aquí. Y sin embargo, cuán precioso resulta para nosotros saber lo que está en la pizarra, cuando se conocen todas las paradojas en las que se entra a propósito del lugar que se debe dar a la histeria en lo que se podría llamar la escala de las neurosis".
En la estenotipia leemos: "j'ai indiqué ce qui, faute d'appareil, faute de ce registre structural dont j'essaie ici, de vous donner les articulations, n'a même pas pu, au cours d'un Congres ou beaucoup de choses, et méritoires se sont dites, être effectivement articulées et repérées comme telles, et pourtant combien précieux pour nous est de savoir, puisqu'aussi bien, tous les paradoxes, concernant la place à donner a l'hystérie, qu'on pourrait appeler l'échelle des névroses".
La traducción que propone Rodriguez Ponte es:"indiqué lo que, a falta de aparato, a falta de este registro estructural cuyas articulaciones trato aquí de darles, ni siquiera pudo, en el curso de un congreso donde muchas cosas, y meritorias, se dijeron, ser efectivamente articulado y señalado como tal. Y sin embargo cuán precioso para nosotros es saber esto puesto que también todas las paradojas que conciernen al lugar que hay que dar a la histeria en lo que podríamos llamar la escala de las neurosis".
Como vemos, tanto Paidos como Rodriguez Ponte han coincidido en cambiar la articulación "y" (et) por la homofonia del verbo ser ("est"), así como colocar un punto antes del "y sin embargo". El problema con esa lectura y puntuación es que, entonces, "lo precioso para nosotros" ya no recae sobre lo que lo antecede, es decir "aquellos trabajos" y las "muchas cosas, y meritorias" que se dijeron en ese congreso, sino sobre lo que sigue, es decir, "saber". Lo "precioso para nosotros" pasa a ser "saber", pero ... saber qué?
La estenotipia no da el objeto de ese saber. Entonces Seuil y Paidos agregan "lo que está en la pizarra" y Rodriguez Ponte agrega "esto". Lo que en ese momento está en la pizarra es el esquema óptico simplificado, al que sí hace referencia explícita Lacan en la página siguiente (página 84, Paidos) donde leemos "esa forma taquigráfica que está en la pizarra". Pero en esta página 83 no hay ninguna referencia al esquema óptico. En cambio tenemos una serie de referencias a las investigaciones anatomo-fisiológicas de los genitales femeninos y a las construcciones míticas alrededor del supuesto goce vaginal, que parecen tener mucha más relación con las posibles "muchas cosas, y meritorias" que se habrían planteado en el congreso, y que no habrian podido articularse y situarse efectivamente por la carencia del registro estructural.(11) Según se indica en los Escritos, en la nota al pie nº 1 de la página 704 y en las "Referencias Bibliográficas..." (en la página 899), este congreso tuvo lugar en Amsterdam (en la Universidad Municipal de Amsterdam) entre el 5 y el 9 de septiembre de 1960. El texto habría sido redactado dos años antes del congreso, o sea en 1958, pero, recién será publicado en el nº 7 de "La psychanalyse", que fue editado en 1964 (y no en 1962 como se indica erróneamente en esa página 899 de los Escritos ), es decir, dos años despues de esta sesión del seminario (lo que explica que al referirse a dicho Congreso, en esta sesión, no remita a ninguna publicacion de su intervención).
(12) Jacques Lacan, "Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femenina", Escritos 2, Siglo XXI, página 704
(13) Jean Allouch, "Homenaje de J. Lacan a la mujer castradora", Revista Litoral nº 28 "La opacidad sexual II" página 12 (disponible aquí la versión en francés)
(14) Jacques Lacan, "Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femenina", Escritos 2, Siglo XXI, página 706
(15) Lacan fue muy categórico respecto de esta cuestión anatómica: en esa misma página 83 de Paidós indica que la vagina "es un lugar - esto no es un misterio - en el que se pueden verter diluvios de agua hirviendo, hasta una temperatura insoportable para cualquier otra mucosa, sin provocar reacciones sensoriales inmediatas". Para ser más precisos, los nervios para la mayor parte de la vagina derivan del plexo uterovaginal situado con la arteria uterina entre las capas del ligamento ancho del útero. El plexo uterovaginal es una extensión del plexo hipogástrico inferior. Sólo del 20% al 25% inferior de la vagina es somático en términos de inervación. La inervación de esta porción inferior proviene de la rama perineal profunda del nervio pudendo. Sólo esta parte de la vagina con inervación somática simpática es sensible al tacto y la temperatura.
(16) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, página 83
(17) Idem
(18) Jean Allouch, op. cit. , página 20