Notas
y comentarios
Sesión del
23 de enero de 1963
La angustia como fenómeno de borde en el campo imaginario
La angustia es señal en el yo, y "si esta señal se encuentra en el yo, debe estar en algún lugar del yo ideal" (1), es decir, debe estar en X en el esquema óptico.
Esquema de la página 131 de la edición Paidos
Esa señal "es un fenómeno de borde en el campo imaginario del yo", es "un color" que "se produce en el borde de la superficie especular, i'(a), inversión ella misma, en tanto que especular, de la superficie real i(a)" (2)
Recordemos que "el yo ideal es una función mediante la cual el yo es constituido por la serie de sus identificaciones con ciertos objetos", a propósito de los cuales se juega la ambigüedad de "la relación del ser al tener" (3). En particular "¿cómo a, objeto de la identificación, es también a, objeto del amor?" (4).
El caso de la joven homosexual muestra cómo "se ama con lo que no se tiene", y cómo el a es, precisamente, "lo que ya no se tiene" (ver notas y comentarios). Ahora bien, "este a, que en el amor ya no se tiene, se lo puede reencontrar por vía regresiva en la identificación, en la forma de identificación con el ser. Por eso Freud califica exactamente con el término de regresión el paso del amor a la identificación. Pero en esta regresión, a permanece como lo que es, instrumento. Es con lo que se es que se puede tener o no, por así decir" (5).
Lacan retoma el esquema óptico y su referencia al estadio del espejo para dar cuenta de esta ubicación y captura de los objetos: "es con la imagen real, constituida, cuando emerge como i(a), con lo que se atrapa, o no, en este cuello, la multiplicidad de los objetos a, aquí representados por las flores reales (...) con los distintos objetos constituibles de dicho cuerpo, con los pedazos del cuerpo original captados, o no, en el momento en que i(a) tiene ocasión de constituirse" (6). El i(a) se construye a partir del desorden de los objetos a, cuando "todavía no es cuestión de tenerlos o no tenerlos". En otros términos, no es el mundo exterior de lo que se carece al principio sino de si mismo. Ese es el verdadero sentido del autoerotismo: "le falta a uno el si mismo" ("on manque de soi") (7).
Ya en la sesión anterior del 16 de enero, Lacan señalaba ese lugar "circunscrito por algo que se materializa en la imagen, un borde, una abertura, una hiancia, donde la constitución de la imagen especular muestra su límite - ahí está el lugar predilecto de la angustia" (8) (ver notas y comentarios). Justamente, la angustia es "una señal que se produce en el límite del yo cuando éste se ve amenazado por algo que no debe aparecer. Esto es el a, el resto aborrecido del Otro" (9)
Lo ilustran el fantasma del cuerpo despedazado que se encuentra en casos de esquizofrénicos, y ciertos fenómenos de despersonalización. En efecto, "la despersonalización empieza con el no reconocimiento de la imagen especular" (10). Si lo que vemos en el espejo resulta angustiante "es por no ser algo que pueda proponerse al reconocimiento del Otro" (11), como lo esquematiza Lacan con ese momento del estadio del espejo en que el niño vuelve la cabeza hacia el Otro para confirmar ahí su imagen. En los fenómenos de despersonalización señalados por los clínicos en la psicosis, "la relación que se establece con la imagen especular es tal que el sujeto está demasiado atrapado en la imagen para que ese movimiento sea posible" (12). En esos casos "la especularización es extraña, odd, como dicen los ingleses, impar, fuera de simetría. Es El Horla de Maupassant, el fuera del espacio" (13).
Esta relación de la angustia con la imagen implica un cuestionamiento respecto a su asociación con el trauma del nacimiento, tal como suele pensarse a partir del texto de Otto Rank. Lacan subraya las objeciones que formula el propio Freud al respecto, en particular el hecho de que si la angustia del nacimiento puede servirle como señal al yo, "ello es sólo por intermedio de la relación de i(a) con a, y precisamente con lo que tenemos que encontrar en él como estructura, o sea, el corte" (14)
El corte entre el niño y la madre, Lacan lo ubica respecto a "las envolturas embrionarias": "para tener una noción completa de ese conjunto pre-especular que es el a, es preciso que consideren las envolturas como elemento del cuerpo del niño" (15). Para precisar lo que es separado de estas envolturas con el corte del embrión, Lacan propone la analogía con "la separación, en el cross-cap, de cierto a enigmático en el que he insistido" (16). Esta asociación del cross-cap con las envolturas embrionarias ya había sido plantea en la primera sesión del seminario, la del 14 de noviembre de 1962 (ver notas y comentarios). Y la relación del objeto a con dicha superficie topológica fue planteada al final de la sesión del 9 de enero de 1963 (ver notas y comentarios).
Con esta relación entre el a cortado del cross-cap, y la placenta, cortada del infante, tenemos un primer anticipo de lo que Lacan proseguirá desarrollando más adelante con la noción de "separtición".
Notas
(1) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, página 130
(2) Idem
(3) Idem
La edición Paidos dice "la relación entre el ser y el tener". La edición Seuil (página 138), respetando la estenotipia, dice "le rapport de l'être à l'avoir", que se traduce tal como lo he escrito en mis notas y comentarios.(4) Idem, página 131
(5) Idem,
(6) Idem, página 131
(7) Idem, página 132
(8) Idem, página 121
(9) Idem, páginas 132/3
(10) Idem, página 133
(11) Idem, página 134
(12) Idem
(13) Idem.
Guy de Maupassant, "El Horla", (disponible aquí: en castellano, en francés)
Ver Guy de Maupassant en: Wikipedia, Maupassant (en castellano), Blog sobre Maupassant, Maupassantiana, Amis de Maupassant(14) Idem
(15) Idem, página 135
(16) Idem